“Volar guayabo”

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Carlos Revilla M.

Carlos Revilla

Aprovechando que estamos en período electoral, recordé una anécdota de don Pepe, que cae como anillo al dedo en estos tiempos, especialmente para el Partido Liberación Nacional.

Actualmente estoy en una polémica en FB, precisamente sobre don Pepe. Hay algunos cabezas caliente o «revolcaalbóndigas» como diría él, que no aceptan que fuera respetuoso con sus adversarios, pero eso si, con los que se ganaran su respeto como Corina Rodríguez, Emilia Prieto, Manuel Mora o incluso el mismo Calufa. Para los otros, que lo atacaban de mala fe, ya no tenía las balas, pero si «guayabo» (en sentido figurado claro). Así era don Pepe.

Es interesante saber de donde salió esto del «guayabo» o del «volar guayabo», como también se dice o decía.

Empecemos explicando que el Guayabo es un árbol muy común en potreros dedicados al ganado vacuno, donde tradicionalmente debido a la facilidad que presentan para ser escalados, proveen de frutos a los habitantes de la zona. ¿Quién chiquillo, no se comió una guayaba de algún árbol a la vera del camino? Tal vez esto sea cierto para quienes ya peinamos algunas canas, pero no los más jóvenes. Sin embargo, aquí cerca de mi casa en la urbanización Los Colegiose Moravia, en algunas aceras, todavía existen guayabos que dan frutos.

La particularidad del guayabo es que sus ramas son poco gruesas, alargadas, y cuesta mucho que se quiebren; especiales para darle al adversario una «fuetiada» o lo que es lo mismo «volarle guayabo». El término era muy usado en las zonas campesinas del país, y don Pepe, con gran sabiduría popular y campechana, lo uso para arengar a sus simpatizantes, pero como dije al principio, de forma figurada, no había que hacerlo literalmente, aunque claro está, era bien directo, como vamos a ver.

Todo esto de «volar guayabo» queda muy bien explicado, en una anécdota que nos cuenta don Carlos Manuel «Malo» Vicente, el gran amigo de don Pepe, a quien tuve el gusto de conocer y tratar en su últimos años. Incluso de él escribí un artículo cuando murió.

La anécdota la tomé del Anecdotario de don Pepe en el espiritudel48.org

El guayabo

Faltaban pocos días para las elecciones cuando don Pepe me llamó para decirme que la dirigencia mariachi de Grecia, se estaba organizando.

Muy de mañana me fui para Grecia y el tiempo me dio para visitar a los dirigentes liberacionistas y de la Unidad, así como a personalidades, a algunos amigos personales.

Como a las cuatro de la tarde ya había formado criterio, no había “tal culebra de pelos”. Eso sí mis amigos quedaron resentidos al considerar que yo había dudado de la honorabilidad de ellos, lo que no era cierto, pero si necesario para formar criterio.

Regresé a San José a eso de las 7 de la noche, en los precisos momentos en que don Pepe estaba pronunciando su discurso en la Plaza Pública de Goicoechea, exactamente en el costado norte de la Iglesia.

No me explico como me divisó entre tanta gente, por estar yo en la parte de atrás de la manifestación, por haber llegado tarde.

Cuando me divisó interrumpió la armonía de su discurso, para decirle a la multitud: “Miren quien está ahí, Carlos Manuel. Carlos Manuel venga aquí a la tarima para que salude a este gran grupo de liberacionistas”

Me abrí campo ante la multitud, subí a la tarima y acompañado por don Pepe saludé a los asistentes. Don Pepe siguió con su discurso interrumpido y en el momento que creyó pertinente me preguntó: “Averiguó algo de ese fraude que me dicen están preparando” “No don Pepe, no hay intento de fraude, los dos partidos se están preparando para el día de las elecciones”.

La multitud comenzó a inquietarse por la interrupción del discurso y tal vez con mi presencia, que francamente no venía al caso.

Don Pepe reinició su discurso con las siguientes palabras y una voz muy pausada y seria.

“Me acaba de comunicar Carlos Manuel, que se está preparando un pavoroso fraude electoral, pero desde aquí les digo que no nos vamos a dejar, que vamos a pelear. “Ustedes todos deben armarse de un palo de guayabo y rajarle la cabeza al primero que intente un fraude”.

La tónica de la campaña cambió, se dio una mística sin igual, los muchachos siguieron asistiendo a las plazas públicas con su “palo de guayabo” y con ganas de rajarle la cabeza al primero que intentara un fraude.

El grito de guerra se simplificó en una palabra: “guayabo”.

Yo me quedé paralizado, al observar aquel líder aplicando el conocimiento de la psicología a sus partidarios, les hablaba en su idioma, con sus matices y dándoles aliento para que lo acompañaran sin vacilar.

Por supuesto que nunca se llegó a concretar la tal «volada de guayabo», sin embargo los medios periodísticos se dieron gusto atacando a don Pepe por incitar a la violencia, pero como ya dije, fue algo que nunca ocurrió, pero si logró como dice don Carlos Manuel cambiar el tono de la campaña, que había perdido un poco de fuelle, y darle un envión muy positivo.

También hay otro cuento de esas elecciones con el bendito guayago de don Pepe. Como todos sabemos el siempre fue el blanco de la prensa y radio reaccionarias y conservadoras, que le llevaban clavo desde el 48, y que nunca le perdonaron que no quitara las garantías sociales.

En ese entonces el radionoticiero por excelencia, y el más escuchado era La Palabra de Costa Rica, que se emitía por radio Monumental, y cuyo director era Adolfo Herrera García. En esa emisora difundieron una grabación de don Pepe, que hicieron de una llamada telefónica donde amenazaba con «volarle guayabo» a Mario Echandi, que era el candidato rival en las elecciones. El escándalo fue enorme, incluso se prensaron cientos de discos de 45 r.p.m. con la grabación, y se repartieron a lo largo y ancho del país. Con lo que no contaron nunca sus opositores, es que eso más bien lo catapultó aún más. A la gente le gustaba que don Pepe hiciera eso.

Al PLN actual, sin temor a equivocarme, le falta exactamente eso: «volar guayabo». No entusiasma, su candidato es como decíamos antes «un bostezo», y peor aún, no despega la campaña, y esto a casi solo 30 días de las elecciones. Lo que sucede es sintomático. Esto, hay que reconocerlo es en general para todos los candidatos y partidos, pero especialmente para el PLN.

Con el acerbo y bagaje histórico del partido, uno esperaría que esto serviría, para por lo menos ilusionar a los militantes, pensaría uno; pero ni eso ha logrado hacer. En encuestas el candidato está muy por debajo del propio partido, algo que nunca había sucedido anteriormente.

Entonces será «volar guayabo»… lo que pasa es que no hay nada a que volarle, pues está vez ha resultado muy sencillo para sus rivales y enemigos, casi que no hay que hacer nada. El partido se está poniendo la soga en su propio pescuezo, y ante eso es muy poco lo que se puede hacer.

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