Manual del social demócrata puro (I)

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto

Para comprender la doctrina o pensamiento de la social democracia, es necesario conocer los principios fundamentales para la implementación de una plataforma política en una sociedad libre y democrática. Los actores y seguidores tienen las herramientas para poner en la práctica mediante las acciones administrativas y gubernamentales en el ejercicio de los cargos públicos en los distintos Poderes Institucionales del “Estado único” (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y que todos en la realidad coadministran, cogobiernan y son parte de la organización pública al servicio de la Patria y de sus ciudadanos. Recopilamos diversas fuentes del pensamiento social demócrata o democracia social, que constan en los programas de los partidos políticos, los dirigentes, pensadores y escritores, resumiendo lo fundamental de los documentos.

El socialismo reformista, también llamado socialismo evolutivo, socialismo revisionista, revisionismo o democracia social, tiene como padre a Eduard Bernstein, pensador y político judío alemán nacido en 1850. La teoría reformista fue formulada al calor de un constante y apasionado debate de las ideas marxistas predominantes en el último periodo de la vida de la Primera Internacional. Y al constituirse la Segunda, dominada por los revisionistas y la separación entre las dos corrientes se hizo total y definitiva. (Siglos XIX y XX)

La historia es producto de una gradual “evolución orgánica” (no dialéctica), en la cual la voluntad y la razón del hombre, al servicio de un ideal ético (el bienestar colectivo) desempeñan un papel preponderante para la creación de las nuevas formas de convivencia humana; y éstas, por ende, no son simple producto del determinismo económico. El factor económico tiene importancia primaria pero no absoluta. Hay una estrecha y constante interdependencia entre ese factor y otros de orden cultural, intelectual, ético, etc., pudiendo estos últimos imponer modificaciones al primero.

El valor está, en gran parte, determinado por la cantidad de trabajo cristalizado en un bien. Pero desde el momento en que ese valor se expresa en términos de precio pecuniario, para los fines del intercambio en el mercado, intervienen otros elementos valorativos, de apreciación subjetiva (verbigracia: la mayor o menor deseabilidad de un bien para cada persona diferente). Es equivocado, por tanto, fundar toda una teoría económico-social en la noción de la plusvalía directamente resultante del valor-trabajo. La riqueza no se concentra en un número de manos cada vez menor; lo que se concentra es más bien el control de esa riqueza. Las sociedades anónimas, por acciones, han servido tanto para redistribuir la riqueza como para concentrar el control. (Fuente: Introducción a las doctrinas político-económicas. Walter Montenegro)

La social democracia no proclama verdades superiores y tampoco aspira a la realización de utopías, sino que opta por la realización de reformas concretas con metas realizables. Sus políticas e instrumentos son flexibles, abiertos a modificaciones y a complementaciones, debido a las incesantes transformaciones en la sociedad, que obligan a cambios de políticas y de instrumentos. El realismo y la flexibilidad de su política diferencian a la social democracia de las políticas utópicas y dogmáticas de los comunistas ortodoxos y otras ideologías extremistas.

El objetivo fundamental de la social democracia es la realización de la democracia política, económica y social por la vía pacífica y legal. En consecuencia se defiende decididamente las instituciones y los mecanismos democráticos existentes y se lucha para que los principios democráticos sean realizados plenamente, en todos los campos y en todos los niveles. Se concibe la democracia no sólo como un principio de la estructura política, sino que como un principio de estructura con validez para toda la vida social. La democracia económica es la distribución más equitativa de los medios de producción, el control sobre el poder económico y la cogestión de los trabajadores en la política empresarial, ya que no deberán prevalecer los derechos de propiedad sobre los derechos del ser humano.

Los tres valores fundamentales de la social democracia son: la libertad, justicia y la solidaridad. Las libertades individuales son la autorrealización personal; pensamiento y expresión, movilización, igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, seguridad económica. Las libertades colectivas son: la asociación, sufragio universal, igual y secreto, gobierno de mayoría y respeto del derecho de la minoría; participación permanente en las decisiones políticas, económicas y sociales en todos los niveles. Las libertades nacionales son: independencia, igualdad de participación en las decisiones políticas y económicas a nivel mundial.

La justicia es la condición necesaria para que la libertad no sea ningún privilegio, sino derecho general. Justicia significa la igualdad de derechos y oportunidades económicas, sociales, políticas y culturales. Sin la igualdad de posibilidades para todos los integrantes de la sociedad, la libertad es una ilusión. “La justicia realiza la libertad de los individuos, al brindarles a todos los mismos derechos y oportunidades equivalentes dentro de la sociedad” (Fuente: Marco de orientación económico-política del Partido Socialdemócrata del Alemania para los años 1975-1985)

La solidaridad es la condición para la realización de la justicia. Solidaridad significa ayuda recíproca voluntaria, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, para alcanzar iguales posibilidades económicas, sociales, políticas y culturales. La solidaridad expresa la experiencia y la comprensión de que, como seres libres e iguales, sólo podemos vivir en comunidad de una manera humana, cuando nos sentimos responsables unos de otros y nos ayudamos recíprocamente. La solidaridad tiene para nosotros una significación humana general; por eso no debe detenerse tampoco ante las fronteras nacionales. (Marco de orientación. Op.cit)

La social democracia no quiere destruir la empresa privada. Aboga por un orden económico mixto, en el que coexisten la empresa privada, la empresa estatal y la empresa comunitaria (ejemplo el Cooperativismo). La socialdemocracia está consciente de que la propiedad privada de los medios de producción y el mecanismo de mercado son en gran medida indispensables. Así, la política de impuestos, de incentivos fiscales, de la legislación laboral y de la protección del medio ambiente permiten evitar de antemano consecuencias negativas de la producción capitalista, sin la eliminación de la decisión fundamental del empresario sobre su inversión y su producción.

Para la social democracia, el Estado no es el instrumento todopoderoso para dirigir y controlar a los individuos. El Estado encuentra su justificación en el servicio para los individuos. La vida del ser humano, su dignidad y su conciencia tienen primacía sobre el Estado. El Estado debe crear las condiciones, para que el individuo pueda desarrollarse con un sentido de libre responsabilidad personal y de compromiso con la sociedad. La social democracia no quiere “la estatización” de la sociedad, sino que el óptimo desarrollo de la personalidad individual y la máxima participación de cada individuo en la vida política, económica y cultural de la sociedad. El individuo es sujeto y no objeto de la política socialdemócrata. (Fuente: Principios de la social democracia. Colección Materiales de Trabajo. Fundación Friedrich Ebert – Cedal)

Hasta aquí llego con esta primera entrega de una serie, sobre los principios social demócratas; que serán el conjunto de un “Manual del social demócrata puro” para los seguidores y comprensión, y ahí trataremos de seguir recopilando diversas fuentes provenientes de los programas de los partidos políticos, dirigentes y aporte de los pensadores; que han contribuido a todo estudio de este vasto pensamiento o doctrina fundamental para la buena convivencia y el bienestar de todos dentro de una democracia republicana, occidental y respetuosa a ultranza de las libertades públicas y el Estado de Derecho con división de los Poderes Públicos dentro de un Estado Único en un determinado país.

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