Los crímenes de la Guerra de la Triple Alianza, bajo la lupa un siglo y medio después

Guerra Triple Alianza
Batalla de Acosta Ñu. Guerra de la Triple Alianza. Wikimedia Commons

El Parlamento del Mercosur busca revisar las causas y los crímenes cometidos durante la Guerra de la Triple Alianza, que en el siglo XIX enfrentó a Paraguay contra una alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay. El parlamentario paraguayo Ricardo Canese explicó a Sputnik que se busca generar «una verdad común» como hizo Europa con el nazismo.

El Parlasur inauguró el trabajo de la denominada ‘subcomisión de Verdad y Justicia sobre la Guerra de la Triple Alianza’, un ámbito de trabajo en el que los parlamentarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay buscarán abordar «los eventuales crímenes de lesa humanidad y genocidio» cometidos durante el conflicto armado que enfrentó a esos países durante el siglo XIX.
La Guerra de la Triple Alianza —Guerra Grande o Guerra Guasú para los paraguayos y guerra del Paraguay para los brasileños—, fue un conflicto militar que entre 1864 y 1870 enfrentó a Paraguay contra una alianza entre el Imperio de Brasil, Uruguay y Argentina.

Un siglo y medio después del conflicto, las versiones oficiales de los beligerantes difieren sobre si el conflicto surgió como consecuencia de la intromisión del entonces presidente paraguayo, el mariscal Francisco Solano López (1862-1970) tras la Guerra Grande uruguaya o por la presión del imperio británico en la región.

¿Qué busca la subcomisión de verdad y justicia sobre la Guerra?

La subcomisión creada por el Parlasur apunta a «conocer, en primer término, cuál es la verdad de los presuntos crímenes de lesa humanidad/de guerra y/o genocidio/exterminio cometidos en contra de los pueblos de Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil, en el marco de tal guerra (1864–1870)», sostiene el documento de su creación.

Con la comisión, el Parlasur pretende establecer una «verdad consensuada» sobre los acontecimientos que signaron el conflicto, para así avanzar en propuestas relativas al restablecimiento de Justicia sobre los crímenes cometidos contra Paraguay, el país agredido en el conflicto.

De hecho, en la declaración de constitución de la subcomisión se consigna que el conflicto dejó como saldo la reducción de hasta un «90% de la población adulta masculina paraguaya en condiciones de trabajar».

Una ‘verdad consensuada’ entre los países

La propuesta para crear la comisión fue presentada por el diputado paraguayo Ricardo Canese, del izquierdista Frente Guasú, quien pidió hacer un estudio de los daños que provocó aquella contienda, de la misma manera en que se analizó con otros conflictos que provocaron daño en la historia, como el Holocausto Judío provocado por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

En diálogo con Sputnik, Canese consideró que la guerra significó un verdadero genocidio contra el pueblo paraguayo. Según Canese, se trató de «una guerra que dejó al Paraguay devastado y tras la cual muchos analistas sostienen que nunca pudo recuperar la posición próspera en la que se encontraba».

«Pocos son los culpables, muchos fuimos las víctimas», sostuvo el parlamentario, para quien el trabajo de la comisión debe servir para que los países participantes revean el reconocimiento a algunas de las figuras clave en la guerra.

«Después del estudio debe dejar de homenajearse a quienes provcaron el genocidio, como sucedió con Alfredo Stroessner, Augusto Pinochet o Jorge Rafael Videla», puntualizó.

Canese explicó que, en el marco del trabajo de la subcomisión, se están llevando a cabo audiencias públicas sobre la ‘verdad’ de lo ocurrido durante la Guerra de la Triple Alianza, particularmente en cuanto a crímenes de lesa humanidad y genocidio.

Los encuentros se realizarán durante el mes de julio en Paraguay y luego continuarán un cronograma que llevará el trabajo a Argentina en agosto, a Brasil en septiembre y a Uruguay en «una fecha a definir», aclaró Canese.

De esa manera, los cuatro países involucrados convocarán a investigadores e historiadores especializados en el episodio y a descendientes de víctimas. El resultado del trabajo es que exista una «versión consensuada» de lo sucedido.

«En base a esa versión consensuada podamos plantear también algunos mecanismos que permitan restablecer la justicia, lo que va a quedar a cargo de los [poderes] ejecutivos; no es esa la misión del Parlasur, aunque sí podríamos dar algunas recomendaciones», agregó Canese.

El parlamentario remarcó que el fin de indagar sobre el pasado común es esclarecer la verdad y así contribuir a la pacificación e integración de los pueblos involucrados.

«Al tener una historia común y con forma compartida en todo el Mercosur, [es posible] avanzar hacia un futuro de integración. Lo mismo que tiene la Unión Europea en el caso del nazismo y los crímenes de lesa humanidad que cometió», concluyó.

La Guerra de la Triple Alianza: una herida que sigue abierta para Paraguay

Guerra Triple Alianza
Una reproducción de la Batalla de Curupati durante la Guerra de la Triple Alianza. Wikimedia Commons

El tiempo no hace que las personas y las naciones lo olviden todo. El conflicto más sangriento de América del Sur, la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), es un recuerdo permanente para el pueblo paraguayo, y su simbolismo e importancia siguen vivos en sus calles, canciones, billetes y conmemoraciones.

Tampoco lo han podido olvidar sus gobernantes. Ante cualquier problema o discrepancia que surja en el Mercado Común del Sur (Mercosur), el recuerdo de la pérdida de más de 90% de la población masculina paraguaya vuelve a relucir en las relaciones que tiene ese país con Argentina, Brasil y Uruguay, sus socios del bloque regional.

El 1 de marzo se cumplieron 150 años del fin esta guerra, que sigue presente en las relaciones de esos cuatro países.

El conflicto militar se desarrolló entre una coalición formada por el Imperio del Brasil, Uruguay, y Argentina, quienes se aliaron en su lucha contra Paraguay.

«Los paraguayos tenemos una herida abierta por la guerra y es algo que permanentemente se ha visto en momentos de crisis recientes. Siempre que hay problemas en el Mercosur se habla sobre la triple alianza o cuando hay negociaciones de interés para el país siempre hay alusión a ese conflicto. La guerra está en nuestra calle, en nuestro billete, en nuestras conmemoraciones y en la construcción de la nación paraguaya», dijo a Sputnik el historiador y miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas, Herid Caballero.

Por su parte, el historiador y docente uruguayo, asesor del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, Alejandro Giménez Rodríguez, dijo a Sputnik que esta guerra es una «piedra en el zapato» y una «acción vergonzosa» para Uruguay.

«Algunos han definido a esta guerra como una piedra en el zapato para Uruguay: sigue siendo una acción vergonzosa, porque los intereses que tenía el país no eran los mismos que los de Brasil y Argentina desde el punto de vista limítrofe, empezando porque no limitamos con Paraguay. Distintos gobiernos posteriores entregaron los trofeos de guerra. Hubo una especie de lavar culpas, pero sigue siendo una mancha en la diplomacia uruguaya», reflexionó.

La guerra terminó en 1870 con la derrota de Paraguay, que conllevó también a un desastre demográfico: el país perdió entre 50% y 85% de su población y quizá más de 90% de su población masculina adulta.

Además, Paraguay perdió gran parte de los territorios que tenía todavía en disputa diplomática con Brasil, alrededor de 334.126 kilómetros cuadrados, y fue condenado a pagar una abultada indemnización de guerra, si bien el pago se fue atrasando a través de diferentes gobiernos de posguerra y no se llegó a efectuar en su totalidad.

El motivo del conflicto

Giménez afirmó que Paraguay había desarrollado un modelo autónomo con respecto a los otros que se impusieron en América, los cuales habían quedado sometidos a los intereses de los ingleses.

«Esta diferencia de modelos no caía bien a Brasil y Argentina. En el caso de Argentina, había un motivo para la confrontación con Paraguay, porque si salía derrotado eliminaba el apoyo que daba este país a los federales, que se enfrentaban al Gobierno unitario porteño», explicó el historiador uruguayo, autor de varios libros, entre ellos Por mi honor. Vida de los presidentes de la República, Breve historia de Montevideo, La Pasión Laica, e Ilustrados y Valientes.

Mientras tanto, Brasil tenía problemas de límites con los guaraníes y pretendía tener una salida para la región de Mato Grosso.
Asimismo, el docente uruguayo afirmó que el Imperio británico, que estaba en plena revolución industrial, observaba a América del Sur como el lugar ideal para colocar materias primas.

Sin embargo, para Giménez, la influencia inglesa en esta guerra nunca fue probada.

Por su parte, Caballero negó que Inglaterra haya influido en la guerra, y puso como ejemplo el hecho de que las relaciones entre ambos países fueron mucho más amplias antes del conflicto.

«Creo que lo más relevante aquí son los intereses de las élites de Río de Janeiro, Buenos Aires y Montevideo, como por ejemplo el tránsito que pretendía Brasil hasta Mato Grosso, que era fundamental para su desarrollo, o la política bonaerense de impuestos y derechos aduaneros», señaló el especialista.

Trofeos de guerra

Uruguay fue el primer país en devolverle los trofeos de guerra a Paraguay. En 1885, el entonces presidente Máximo Santos se encargó del simbólico acto, así como de la condonación de su deuda de guerra.

El 16 de agosto de 1954, el presidente argentino Juan Domingo Perón entregó los trofeos de guerra al país vecino.
Sin embargo, en el caso de Brasil, hace diez años se empezaron algunas negociaciones, que después se vieron interrumpidas, para que ese país devuelva el llamado ‘cañón cristiano’, que hasta hoy en día es un trofeo de guerra, dijo Caballero.

El célebre gran cañón defensivo lleva ese nombre dado que fue forjado con el bronce de varias de las campanas de las iglesias católicas paraguayas.

«A diferencia de Uruguay y Argentina, Brasil sigue en el debe. Las relaciones entre Paraguay y Brasil siempre han sido tensas, mientras que con Uruguay siempre han sido cercanas», expresó el historiador.

Hasta el presente, Brasil jamás ha devuelto los varios trofeos de guerra que obtuvo en Paraguay ni lo que queda de los archivos militares, entre otros objetos y bienes en general que saqueó durante el infame conflicto armado que desangró a Paraguay y dejó una marca indeleble en su memoria histórica.

Sputnik

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