Serie documentos históricos (Especial para Cambio Político)
Lic. Daniel Oduber Quirós
III
JUSTIFICACIÓN CARACISTA DE LA INFLACIÓN
Quizás el aspecto donde es más difícil engañar a los costarricenses es en materia de precios. Cada persona, cada familia, siente a diario los aumentos de precios directamente en su bolsillo. Tal vez por esto el esfuerzo del gobierno actual se ha dirigido a trasladar la responsabilidad de sus errores en el área de precios a la administración Oduber y a su otra excusa predilecta: el petróleo. El hecho real es que después de dos años consecutivos de estabilidad de precios que vivió el país en 1976 y 1977, años en que la inflación fue de 4,4 por ciento y 5,2 por ciento, respectivamente, desde 1978 en adelante el país está siendo empujado hacia una peligrosa espiral inflacionaria que erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores, desmejora las relaciones obrero-patronales, azota a los pequeños productores, estimula la especulación y desalienta el esfuerzo productivo.
Las escasas cifras oficiales que salen a la luz son elocuentes, como se aprecia en la Tabla No. 1.
Tabla No. 1
INDICE DE PRECIOS PARA 1976 – 1980
(Variaciones anuales)
Aumento de enero 1980, expresado en términos anuales.
Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos y Banco Central.
Obsérvese en ese cuadro que los precios en 1979 crecieron a un ritmo tres veces mayor que en 1976 y se estima que este año la inflación llegará casi al 21 por ciento, y esto es sin considerar el aumento de impuestos decretado a partir del 1º de agosto para pagar el aumento de salarios. Ante estos hechos, que todo costarricense puede atestiguar, resulta insólito que hace apenas pocas semanas el Ministro de Hacienda haya manifestado ante la Cámara Americana de Comercio que la inflación este año será de menos del 6 por ciento (La Nación, 12 de junio de 1980) ¿A quién cree que engaña?
Pero, como se señaló al comienzo, y ante la imposibilidad de esconder la magnitud del proceso inflacionario que vivimos, la administración Carazo recurre constantemente a tres excusas: la primera, que los precios aumentaron por culpa de Oduber; la segunda, que la inflación es importada y se debe a los precios del petróleo, y la tercera, que aunque andamos mal estamos mejor que otros países. Seguidamente se analiza cada una de estas proposiciones.
En su afán de achacar a administraciones anteriores los errores propios, el Poder Ejecutivo dictó instrucciones al Banco Central para que justificara “técnicamente” su visión de la realidad. El Instituto Emisor, abandonando su tradición y su condición de ente autónomo rector de nuestra economía, se plegó a los deseos del mandatario y afirmó en su Memoria Anual de 1978 que los aumentos en los precios de ese año “… fueron detectados por el indicador como cambios de precios en 1978 cuando en realidad las variaciones ascendentes tenían que haber ocurrido en periodos anteriores, dado que los precios de algunos bienes se mantuvieron arbitrariamente a niveles más bajos que los correspondientes en esas condiciones…” (Pág. 39 Memoria 1978). Pero en la página siguiente, el propio Banco Central se encarga inadvertidamente de desautorizar semejante aseveración al demostrar que el incremento en el Índice de Precios al por Mayor se debió casi exclusivamente al aumento desenfrenado en el precio del grupo de los bienes que no están sujetos a control de precios, que casi duplicó el aumento del grupo de artículos con precio regulado. Es decir, la inflación ocurrida de 1978 en adelante se debe a medidas y hechos ocurridos en ese período y no antes.
La segunda excusa es que la inflación es importada. Aún cuando los precios de los artículos importados y en particular del petróleo influyen en nuestra economía, se quiere exagerar su papel para esconder los desatinos de política económica interna que han atizado y acentuado la inflación. Para determinar la influencia del petróleo en el aumento de los precios se puede utilizar la información del Índice de Precios al por Mayor, elaborado por el Banco Central de Costa Rica. El aumento porcentual en los precios para el período de enero 1978 a abril de 1980 es como se muestra en la Tabla No. 2.
Tabla No. 2
AUMENTO PORCENTUAL DE PRECIOS
(Enero 1978 – Abril 1980)
Nótese que aunque el aumento en el precio de los combustibles y de la electricidad durante los últimos dos años y medio fue de 83,7 por ciento su efecto sobre la inflación total, sólo representó un 13,1 por ciento. Esto es así porque los combustibles se consumen en cuantía menor que otros productos. En cambio, las cifras del Banco Central revelan que más de la mitad (54,3 por ciento) del extraordinario aumento en los precios se debió a alzas en el precio de los alimentos, que no son importados. Durante esta Administración los costarricenses hemos visto los productos alimenticios encarecerse en 57,2 por ciento. Se siente, ¿verdad?
Puede entonces concluirse que el argumento de que la inflación que padecemos se debe a los precios del petróleo carece de fundamento y no es sino una excusa más para encubrir la ineptitud del actual Gobierno.
I. LLEGÓ EL MOMENTO DE RECTIFICAR
II. LA PRODUCCIÓN DISMINUYE POR LA POLÍTICA ECONOMICA
III. JUSTIFICACIÓN CARACISTA DE LA INFLACIÓN
IV. LA INFLACIÓN NO ES IMPORTADA
V. GÉNESIS DE LOS ERRORES FISCALES
VI. PRINCIPALES ERRORES FISCALES
VII. LA SUBEJECUCIÓN PRESUPUESTARIA
VIII. FINANCIAMIENTO DEL DEFICIT FISCAL
IX. LOS ECONOMISTAS LIBERALES Y LA POLÍTICA CREDITICIA
X. ATAQUES A LA NACIONALIZACIÓN BANCARIA
XI. EL “DOCUMENTO SECRETO” DEL F.M.I.
XII. QUIEN DEBÍA APLICAR LAS PROPUESTAS DEL F.M.I.
XIII. EL FRACASO DEL CONVENIO CON EL F.M.I.
XIV. EL DETERIORO DE LA BALANZA DE PAGOS
XV. EPÍLOGO