El expresidente Daniel Oduber enjuicia la política económica del Gobierno de Carazo (II)

Serie documentos históricos (Especial para Cambio Político)

Daniel Oduber Quirós

Lic. Daniel Oduber Quirós

II

LA PRODUCCIÓN DISMINUYE POR LA POLÍTICA ECONÓMICA

El desarrollo económico del país depende fundamentalmente de nuestro esfuerzo productivo. El ingreso de los costarricenses, sus oportunidades de empleo, y la satisfacción de nuestras crecientes necesidades básicas, dependen en forma crucial de qué y cuánto producimos. Si el producto crece más que la población, el país avanza. Si sucede lo contrario, el país retrocede, se empobrece. Desafortunadamente para los costarricenses, ante la actitud soberbia de quienes gobiernan con palabras y buscan excusas de sus desaciertos, Costa Rica se está empobreciendo. Esto es un hecho incontrovertible.

El propósito de este capítulo es demostrar que el estancamiento económico que hoy vivimos no es producto de la casualidad ni de las circunstancias externas, sino que es básicamente el resultado del ensayismo político, la acción irresponsable y la baja prioridad que la administración Carazo le ha dado a los sectores productivos del país. En el cuadro siguiente se presenta la información básica sobre este particular.

PRODUCCIÓN NACIONAL
Algunas tasas anuales de crecimiento
(en por cientos)

Daniel Oduber - Cuadro 1

La primera conclusión que se deriva de él es que el esfuerzo productivo del país cayó dramáticamente a partir de 1978, disminuyendo la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), de 8.9 por ciento en 1977 a 6,3 por ciento en 1978 ya sólo 3,3 por ciento en 1979. Para 1980 el Banco Central fijó como objetivo de la Administración Carazo un crecimiento en la producción de sólo 1 por ciento, la tasa más baja desde hace muchos años. Esto quiere decir que el producto por habitante en Costa Rica crece cada vez menos, ya que la población aumenta aproximadamente a una tasa de 2,4 por ciento. Así, después de que el producto por habitante en nuestro país creció 6,5 por ciento en 1977, en los dos años siguientes el aumento fue de sólo 3,9 por ciento y 0,9 por ciento, respectivamente, y para 1980 disminuirá en 1,4 por ciento. Esto hace que la única promesa que el Presidente Carazo ha cumplido es la que ofreció cuando dijo a los costarricenses que vendrían años de “empobrecimiento progresivo” para todos.

Pero volvamos a las cifras del cuadro. El análisis del desenvolvimiento de las distintas actividades económicas demuestra que los sectores productivos son los que más han sufrido el deterioro general en que se encuentra sumido el país. Así, mientras que los sectores productivos crecieron a una tasa promedio de 7,1 por ciento en 1977, sólo crecieron en 0,9 por ciento en 1979, que equivale a un nivel de estancamiento económico. Nótese en particular la caída vertiginosa de la producción agropecuaria que en 1979 disminuyó en 1 por ciento, realidad que contrasta diametralmente con los ofrecimientos que hizo el señor Carazo, como candidato y como Presidente, para favorecer prioritariamente al sector agrícola, y últimamente con sus constantes aseveraciones de que las acertadas políticas económicas de su Gobierno nos han llevado a una situación de bonanza sin precedentes en la historia patria. ¡Vaya historieta de este mal cuento!

El notable crecimiento del sector agropecuario en 1978 se debió fundamentalmente a la mayor cosecha de café y al aumento de la producción de carne, como consecuencia de los estímulos otorgados a esas actividades en los años anteriores, como lo reconoce el propio Banco Central en su Memoria Anual de 1978. La desacertada política económica también hizo que la producción de maíz en 1979 disminuyera en 16,7 por ciento, la de frijol en 6,6 por ciento y la de sorgo en 7,5 por ciento. Este último había tenido crecimientos del 32,8 y 28,3 por ciento en 1977 y en 1978, respectivamente. Como consecuencia del desestímulo a la producción se tuvieron que realizar importaciones de maíz, frijol y sorgo, y por supuesto escasearon en los hogares costarricenses productos esenciales como la leche, los huevos, el aceite, la manteca, el azúcar y los frijoles. No sólo escasearon los frijoles, sino que tuvimos que comer frijoles duros de los que importó el Consejo Nacional de Producción de algunos países de Sudamérica, demostrando una ineptitud asombrosa o un descuido inexcusable de lo que son las necesidades básicas de la alimentación del pueblo costarricense.

El sector industrial que venía mostrando un extraordinario dinamismo durante toda la década de los años setenta sólo creció un 1,4 por ciento en 1979, la tasa más baja de los últimos 15 años. Esta dramática baja en nuestra producción industrial se debió principalmente al clima de inseguridad creado por el actual Gobierno, a la estrecha política crediticia y a la agresión financiera de que ha sido víctimas ése y otros sectores productivos por parte del Banco Central.

Desde que el señor Carazo asumió el poder ha creado un ambiente de incertidumbre, modificándose constantemente las reglas del juego. Primero se peleó con los miembros del Mercado Común Centroamericano, poniendo en peligro nuestras exportaciones a esos países; después rebajó los impuestos de importación sobre una serie de productos manufacturados, y más tarde inició un ataque contra los industriales y contra las ensambladoras. Desde octubre de 1978 la política financiera del Gobierno actual ha experimentado los más insólitos e inesperados virajes; nadie sabe qué vientos soplarán mañana en Zapote. El empresario necesita reglas del juego definidas, y una orientación clara de la política económica y un ambiente de relativa estabilidad. Pero nada de esto se respira en Costa Rica desde el 8 de mayo de 1978.

Otro factor determinante de la baja en la producción nacional ha sido la política crediticia adoptada por el Banco Central. Ha dado la más baja prioridad al financiamiento del esfuerzo productivo. Como señalaré adelante, en 1979 los sectores productivos recibieron solo el 17,7 por ciento del aumento total del crédito, mientras que el sector público se recetó dos terceras partes de ese aumento. En 1878 que correspondió al último programa crediticio elaborado en mi Gobierno, casi el 45 por ciento del aumento del crédito se destinó a financiar los sectores productivos. ¿Cómo es posible que siendo Costa Rica un país fundamentalmente agrícola, ese sector sólo reciba el 4 por ciento del aumento total del crédito?

¿Cómo es posible que estando el país sumido en una enorme crisis fiscal y de balanza de pagos el Banco Central restrinja el crédito a la producción? Las largas filas de los Bancos pequeños y grandes productores que esperan vanamente el otorgamiento de crédito, son elocuente testimonio de la miopía económica de la administración Carazo.

Desde octubre de 1978 la incertidumbre, el desdeño y la falta de crédito a la producción han sido acompañadas de una desastrosa política financiera. La “represión financiera” que el Banco Central dice que existía contra los inversionistas bursátiles, ha sido transformada por ellos en una verdadera “agresión financiera” contra los productores. En otro momento analizaré los objetivos ulteriores de esa política; por ahora, lo que interesa señalar es el efecto negativo adicional del encarecimiento sin precedentes del crédito interno en la producción del país.

El mantenimiento de altas tasas de interés que el Banco Central justifica a su conveniencia, unas veces con los niveles de las tasas internacionales, otras veces con la inflación interna, y más recientemente con su propio olfato de la oferta y la demanda de dinero, no sólo ha castigado innecesariamente al productor nacional, sino que ha desalentado el esfuerzo productivo al estimular la inversión bursátil de alta rentabilidad. ¿Para qué correr los riesgos inherentes al proceso productivo si se pueden obtener jugosos intereses simplemente depositando el dinero en los Bancos del Estado o en las financieras privadas?

Es vital aumentar la producción nacional para que el país pueda salir del caos en que nos ha metido el actual Gobierno. Mal servicio le hacen a la patria quienes irresponsablemente alientan la especulación financiera en menoscabo de nuestra capacidad productiva, quienes ayudan al agiotista y agreden al productor, quienes construyen castillos en el aire y en medio de incienso se congratulan entre sí, mientras el país se hunde. Quienes ahora nos gobiernan, están empobreciendo a Costa Rica y acabando con la capacidad empresarial y con nuestro sistema productivo, que con tanto esfuerzo hemos levantado para bien de Costa Rica.

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