El expresidente Daniel Oduber enjuicia la política económica del Gobierno de Carazo (XIV)

Serie documentos históricos (Especial para Cambio Político)

Daniel Oduber Quirós

Lic. Daniel Oduber Quirós

XIV

EL DETERIORO DE LA BALANZA DE PAGOS

La situación de nuestra balanza de pagos y la estabilidad externa del colón han sufrido un deterioro dramático durante el gobierno del Partido Unidad, como consecuencia del manejo irresponsable y equivocado de la política económica.

La agresión contra los sectores productivos, objetivo fundamental del nuevo modelo económico de los mandarines del actual gobierno, trajo como resultado una disminución de la producción nacional como lo expliqué en el segundo de esta serie de capítulos. Recuérdese que el crecimiento de los sectores productivos pasó de un 7.1 por ciento en 1977 a un 0.9 por ciento en 1979, y que el aumento de la producción total del país disminuyó de un 8.9 por ciento a un 3.3 por ciento entre esos mismos dos años.

Este descenso en la producción nacional tenía que reflejarse lógicamente en las exportaciones del país. Cayendo drásticamente su tasa de crecimiento y por supuesto la generación de divisas. En 1976, de acuerdo con cifras emanadas en el Banco Central, las exportaciones aumentaron en 20.2 por ciento y en 1977 en casi un 40 por ciento, mientras que en 1978 el primer año de los desaciertos fue de 7,6 por ciento, no obstante que el valor unitario de las mismas se incrementó en un 5 por ciento el año pasado. Lo que incidió negativamente en el bajo crecimiento de las ventas en el exterior de nuestros productos fue la baja en el volumen exportado, debido al deterioro que sufrieron los sectores productivos. En efecto, con excepción del café, hubo una contracción en la producción exportable de banano, cacao, carne y azúcar.

Tampoco la baja en el crecimiento de las exportaciones se puede atribuir totalmente a la situación turbulenta que se vivió en los países centroamericanos, como lo ha venido insinuando el gobierno. De acuerdo también con cifras del Banco Central las exportaciones a Centroamérica se han mantenido, y su descenso en 1979 fue de apenas 1.1 por ciento. Además, la aparente baja de las exportaciones al área centroamericana fue superada gracias al dinamismo del perseguido sector industrial, con exportaciones a Panamá y otras zonas extrarregionales.

Por otra parte el presidente Carazo y sus compañeros del Partido Unidad algunos de los cuales ahora se lavan las manos actuaron irresponsablemente en el manejo de la política de importaciones, por lo que éstas pasaron de 1.027 millones de dólares en 1977 a 1.413 millones en 1979. En sólo dos años las importaciones crecieron 386 millones de dólares mientras que las exportaciones sólo 101.

El aumento de las importaciones fue básicamente el resultado del efecto de la política de libre importación adoptada por este gobierno y que se acentuó en 1979 al adoptarse una serie de medidas de rebaja en los impuestos, lo cual constituyó el tercer error fiscal, como lo señalé en mi sexto artículo y uno de los tantos cometidos en materia de balanza de pagos.

El aumento en las compras foráneas también se reforzó con la necesidad de cubrir el déficit en granos básicos causado por la política del Gobierno del Partido de Unidad de arruinar a los sectores productivos y por la política crediticia de financiar al consumo y no la producción.

La Administración actual, el gobierno del partido Unidad, utiliza los precios del petróleo como excusa del acelerado incremento de las importaciones. Cierto es que este fenómeno ha repercutido en algo, pero no como se quiere exagerar. De acuerdo con cifras proporcionadas por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el valor unitario de las importaciones en 1979 creció en un 10 por ciento y en 1978 en un 6 por ciento. En cambio, en 1974, cuando los precios del petróleo aumentaron, dicho valor aumentó en un 36 por ciento. Así es que la excusa petrolera tampoco es significativa, máxime que la participación de los energéticos en el total de las importaciones apenas pasa el 10 por ciento.

Con exportaciones estancadas como resultado del modelo económico neoliberal de la “agresión financiera” y con importaciones desenfrenadas por la demagogia fiscal y los desaciertos económicos, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos del país pasó de 226 millones de dólares en 1977 a casi 500 millones de dólares en 1979, lo que significa que dicho déficit casi se triplicó en dos años.

En este punto conviene recordar las predicciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el “informe secreto” de marzo de 1978, co redactado por los señores del partido Unidad con el propósito de propiciar una devaluación en los primeros meses de su Administración que le fuera achacada a mi gobierno. En ese “informe secreto” se decía que a falta de “políticas inmediatas, el déficit de la cuenta corriente pasaría de $219 millones en 1977 a $557 millones en 1979”. Corresponde al Fondo Monetario el mérito de haber acertado en sus predicciones y de haber supuesto que la nueva Administración no tomaría ninguna medida para evitarlo.

El déficit de la cuenta corriente con respecto al momento de las exportaciones pasó de 27 por ciento en 1977 a 65 por ciento en 1979. Es decir, que lo que exportamos apenas alcanzó para cubrir el 35 por ciento de lo que importamos. Con relación al producto interno bruto pasó de un 7.3 por ciento a 14.4 por ciento en esos dos mismos años. La sola mención de estos indicadores sirve para comprender, en toda su magnitud, la situación de deterioro por la que atraviesa la economía nacional, gracias al manejo irresponsable de los economistas de nuevo cuño y al Gobierno del partido Unidad, que en materia de desaciertos han estado por ciento muy unidos.

Para cubrir este déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, el gobierno acudió masivamente al uso del endeudamiento externo, lo cual habían criticado acremente en la campaña electoral. Como dice el refrán el que critica peca doble: sólo que en este caso el pecado fue mucho mayor. A finales de 1977, el endeudamiento externo del sector público fue de 833 millones de dólares, y para 1979, según cifras del Banco Central, ascendía a 1.345 millones de dólares; es decir, que en esos dos años hubo un incremento de las jaranas en el exterior por 512 millones de dólares, cifra igual al saldo total que existía al concluir el año 1975.

Lo paradójico de esta danza millonaria es que por un lado, no se sabe qué se hicieron esos millones de dólares de endeudamiento externo, pues el Gobierno casi no tiene dinero, el Sistema Bancario Nacional prácticamente está cerrado en materia de préstamos, y otras instituciones públicas muy importantes para el país están también casi en estado de bancarrota. Por otro lado, esas mismas deudas contratadas en el exterior fueron insuficientes para compensar el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos y el Gobierno de los desaciertos y los engaños económicos tuvo que gastar irresponsablemente las reservas monetarias internacionales del país.

A diciembre de 1979 se habían “comido” 115 millones de dólares y a la fecha – como ya es bien sabido por todos los costarricenses – dilapidaron los 360 millones de dólares que les dejé el 8 de mayo de 1978. Es decir que han gastado 873 millones de dólares entre reservas y deudas y como dice el pueblo, “…ni se oyen, ni se siente…”, y yo agregaría: “…ni se ven…”.

Los costarricenses debemos saber que a finales de 1979, el servicio que a finales de 1979, el servicio de la deuda externa del sector público era de casi 200 millones de dólares, representando un aumento con respecto al saldo a finales de 1977 de 96 millones de dólares.

Si recordamos que las exportaciones en ese período aumentaron en sólo 101 millones de dólares resulta entonces que todo el esfuerzo productivo del país, volcado a través del raquítico incremento de las exportaciones, fue para pagar las nuevas jaranas internacionales del gobierno de la Unidad. Por esto la banca internacional les ha comenzado a cerrar el crédito, y de allí los esfuerzos desesperados que hicieron para conseguir la ayuda del Fondo Monetario Internacional, aunque haya sido a cambio de la soberanía económica de Costa Rica y de una gran recesión en el país.

En el manejo irresponsable de la balanza de pagos radica entonces la debilidad externa de nuestra moneda y no en las especulaciones que les atribuyen a los salvadoreños y guatemaltecos, como ingenuamente dice el segundo Vicepresidente del Gobierno del partido Unidad. ¡Oh Gobierno siempre buscando excusas? Esta es una más que podemos agregar a los cinco pilares enunciados en mi primer capítulo sobre los que descansa toda la compleja racionalización que hace el Gobierno de su incompetencia para gobernar.

El deterioro de la balanza de pagos y la caída vertiginosa de las reservas monetarias internacionales, fruto de las desacertadas políticas económicas seguidas durante estos dos años, son los responsables de la debilidad actual de nuestra moneda. Hoy el colón está prácticamente devaluado.

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