El expresidente Daniel Oduber enjuicia la política económica del Gobierno de Carazo (XI)

Serie documentos históricos (Especial para Cambio Político)

Daniel Oduber Quirós

Lic. Daniel Oduber Quirós

XI

EL “DOCUMENTO SECRETO” DEL F.M.I.

Como lo indiqué en uno de los primeros puntos, al acercarse el fin de mi administración, ordené a todos los ministerios e instituciones públicas hacer un inventario de la situación de cada una de ellas, para determinar los logros alcanzados y las metas aún pendientes. En el campo monetario, el Banco Central, a principio de 1978, preparó un documento sobre la situación de la economía nacional, con particular énfasis en los resultados a 1977, las perspectivas en 1978 y las medidas que deberían adoptarse para consolidar la favorable posición, económica lograda por el país hasta 1977.

Coincidió con la preparación de este documento la visita de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), solicitada por el Banco Central de aquel entonces, para evaluar la economía del país. En marzo de 1978, la misión del Fondo concluyó su estudio y preparó también un informe, en el cual hacía un diagnóstico de la situación de la economía costarricense hasta 1977, analizada las perspectivas para 1978 y 1979 y sugería algunas recomendaciones para la adopción de diferentes políticas. Debo recordar que este informe nunca llegó a mis manos.

El Fondo Monetario siempre se ha caracterizado por ser una institución seria y técnica de altos quilates; pero, como en todas partes, a algunos de sus funcionarios les gusta jugar políticamente, sacrificando la técnica. La misión del Fondo que nos visitó a principios de 1978 cometió ese pecado. No obstante que había sido solicitada por nosotros, desde un principio la misión comenzó a congraciarse con los nuevos funcionarios designados por el Presidente electo Carazo, quienes interesados en desprestigiar la labor de mi gobierno influyeron aparentemente la misión para que sirviera de respaldo técnico para la escaramuza política que desde el 8 de mayo de 1978 comenzarían a orquestar en contra de mi administración.

Dos años después de emitido ese informe, que algunos diputados oficialistas llamaron “secreto de Estado”, todavía lo continúa usando el Presidente de la República en los puntos que obviamente le interesa más destacar políticamente, con el tácito y sorpresivo silencio del Banco Central, que en la actual administración se ha reducido a la más mínima expresión.

El binomio “Carazo – jóvenes economistas neoliberales”, gestores del “nuevo orden económico”, ante el poco éxito de sus políticas, ocultan su fracaso escudándose en los males heredados del pasado, sustentándose para ello en el documento del Fondo.

Recientemente el Presidente Carazo, en una de sus tantas cartas enviadas a la Asamblea Legislativa para presionar a los diputados la aprobación del paquete tributario, amenazó con la devaluación del colón y les recuerda que el Fondo Monetario había advertido en el tantas veces mencionado “documento secreto” presentado en marzo de 1978 que “… si no se toman medidas inmediatas, probablemente el Gobierno se enfrentará a la necesidad de devaluar el colón a más tardar en 1979…”

Creo que ni la opinión pública ni los diputados merecen ser engañados, y menos en la forma en que lo hace la actual administración. Me propongo seguidamente analizar el “documento secreto” del Fondo, en lo que se refiere a sus aspectos medulares de las perspectivas de 1978 y 1979 y en cuanto a las sugerencias de política recomendadas.

En lo que corresponde a las perspectivas, comienza el Fondo suponiendo, con base en el buen comportamiento de la producción nacional durante 1976 y 1977, que se producirá un crecimiento real del producto bruto interno del 6 por ciento para 1978 y 1979, y una tasa de inflación del 9 y el 7 por ciento respectivamente.

Dentro de este marco de referencia, las principales conclusiones a que llegan los funcionarios del Fondo con respecto a la falta de medidas de política, son las siguientes:

  1. La brecha entre la demanda y la oferta nacionales será mayor ya que la gran demanda persistente del sector privado será reforzada por las presiones de la demanda generada por la tendencia expansionista de la política fiscal, a tal extremo que la brecha de recursos será del 10 por ciento con relación al producto interno bruto en 1978 y el 12 por ciento en 1979.
  2. Aún con un aumento repentino de los préstamos externos, la afluencia de capital neto no será suficiente para financiar el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que pasaría de 219 millones de dólares en 1977 a 419 en 1978 y a 577 en 1979.
  3. Como resultado de esta situación se produciría una pérdida de las reservas monetarias internacionales netas de 100 millones de dólares en 1978 y de 200 en 1979, lo que significaría una pérdida de esas mismas reservas de más de 300 millones de dólares entre junio de 1978 y diciembre de 1979.
  4. En el campo fiscal, el Fondo proyectó para 1978 un déficit de 1.568 millones de colones pero no lo hizo, para 1979 por desconocer la política de gastos e ingresos que aplicaría la nueva administración. En todo caso, aclaraba el informe que ese déficit sólo debería financiarse con 743 millones de colones del Sistema Bancario Nacional.

Nótese que estas estimaciones tienen como fundamento el peor supuesto: “…que no se tomen medidas apropiadas e inmediatas para evitar el deterioro en la situación de la economía nacional…” La urgencia de estas medidas la subraya el Fondo al decir en su informe que “…sería ideal que se pudieran adoptar durante el interregno hasta mayo de 1978, pero esa decisión no puede posponerse para mucho después de medio año…” (¿Creen ustedes que esta afirmación se le pudo ocurrir a los funcionarios del Fondo, o sería acaso más bien una sugerencia de los funcionarios del Fondo, o sería acaso más bien una sugerencia de los funcionarios designados por el señor Carazo en aquella época?)

Además, agrega el informe del Fondo: “…el desequilibrio entre las exportaciones y las importaciones puede ser de tal magnitud, que no podría lograrse un ajuste que satisfaga las necesidades en el momento dado, sin recurrir a un cambio en el valor del colón, junto con un programa de estabilización económica a un plazo más largo. Si no se toman medidas inmediatas, probablemente el gobierno se enfrentará a la necesidad de devaluar el colón a más tardar en 1979, y en esa época será mucho más difícil lograr el ajuste necesario…”

Por la forma de redacción de estas recomendaciones y por la insistencia de las fechas, se colige que aparentemente fueron aceptadas a base de persuasión de los funcionarios designados que deseaban montar una devaluación política, y por lo tanto, ficticia y sin ningún fundamento. El mismo informe del Fondo, el “documento secreto”, nos da la razón. A finales de diciembre de 1977, las reservas monetarias internacionales netas eran de 232,5 millones de dólares y se proyectaba una ganancia en las reservas de 50 millones de dólares más desde diciembre de 1977 hasta junio de 1978, con lo cual el saldo sería, según la misma misión del Fondo, de 282,5 millones de dólares, suficientes para financiar casi tres meses de importaciones. (Debo recordar que al dejar el cargo de Presidente de la República el 8 de mayo de 1978 había un saldo de reservas en divisas de más de 350 millones de dólares). Además agrega el mismo Fondo “…que un cambio en el valor del colon no se hace necesario a causa de las presiones de los costos, sino más bien por la deficiencia en la dirección de la demanda…”

Cualquier lego en la materia, y más el Presidente Carazo y sus mandarines económicos, comprenderá que es un absurdo recomendar una devaluación del colón en el mes de marzo de 1978, si el país contaba en ese momento con reservas de 232,5 millones de dólares y que, gracias a las políticas económicas vigentes, habría más bien un incremento de 50 millones más a junio de ese mismo año. Esto lo afirman las cifras del “documento secreto” del Fondo. Obviamente mi Gobierno, a escaso un mes de la conclusión de su mandato constitucional y con base en esa bonanza de divisas, no podía aceptar la antojadiza recomendación del Fondo.

Aceptamos, eso sí que sería necesario devaluar el colón si no se tomaban las medidas a partir del 8 de mayo de 1978 y si se dejaba que ocurriera inmunemente todo lo que vaticinaba el Fondo: “…una pérdida de reservas monetarias internacionales netas de junio de 1978 a diciembre de 1979 del orden de los US$350.0 millones…”

El actual Gobierno, por falta de políticas adecuadas y oportunas, ha perdido esos 350 millones de dólares, tiene reservas monetarias negativas, tiene una presa que pasa de los 50 millones en divisas, y ha jurado solemnemente no devaluar el colón. ¿Cómo podríamos entonces en marzo de 1978 aceptar las recomendaciones del Fondo? La respuesta es clara y contundente.

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