El clima político

¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

La democracia se nutre y vive de las diferencias ideológicas y políticas. Eso es lo que significa vivir en libertad y en un sistema de pesos y contrapesos.

Mantengamos y defendamos, con altura y seriedad, nuestras diferencias ideológicas, las posiciones de cada partido político y las opiniones de cada quien como ciudadano, pero entendamos y aceptemos que hay “temas país” en que los márgenes de coincidencia son posibles y que ahí se puede generar y negociar, con inteligencia y pragmatismo, Acuerdos Nacionales.

También que una cosa son los períodos de campaña electoral y otra los cuatro años de gobierno y oposición legislativa, una vez que el pueblo libremente tomó su determinación en las urnas electorales y otorgó a unos el Poder Ejecutivo y distribuyó el poder entre varios actores en la Asamblea Legislativa.

La temperatura política nacional está demasiado alta. Hay que bajar los niveles de confrontación y enfocarse en las grandes “prioridades nacionales” y hacerlo con visión país, inteligencia, sensatez y hasta sentido común. Son muchos y complejos los retos reales que tiene Costa Rica y hay que hacer un esfuerzo enorme, desde el Gobierno de la República y desde la oposición política, para llegar a Acuerdos Nacionales y hacer que el país avance y deje de retroceder.

El acuerdo de los eurobonos en la Asamblea Legislativa se logró por votación unánime de los Diputados y no fue una concesión fácil de la oposición a la Administración Chaves, sino el resultado de negociaciones y la conciencia de que había que concederle al Ministerio de Hacienda los instrumentos para enfrentar el déficit fiscal y el pago de la deuda pública. En ello coincidieron todas las fuerzas políticas y se dio ese paso de necesaria importancia nacional.

Se puede lograr también, entre otros temas, un Acuerdo Nacional para enfrentar la inseguridad ciudadana y fortalecer con suficientes recursos al Ministerio de Seguridad Pública, la Fuerza Pública y la PCD, la Fiscalía General de la República y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y así dar, con eficiencia y coordinación entre los tres Poderes de la República y en forma paralela, con el apoyo de la ciudadanía y el sector privado, la batalla en el frente policial, el judicial y el social, contra el narcotráfico y la delincuencia organizada y común, para devolverle seguridad, confianza y paz a Costa Rica.

Eso no quiere decir que no se censuren las metidas de pata de los funcionarios públicos, como la reciente del ministro de Hacienda y, particularmente, del director general de Tributación Directa. Esa fue de antología histórica. Tanto que ambos tendrán que responder ante los Tribunales de Justicia por difamación y otros delitos contra el honor e incluso por daños y perjuicios, dadas las graves consecuencias legales de sus imprudentes declaraciones. Eso no se hace en un Estado de Derecho y en nada benefician al desarrollo del país.

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