A los costarricenses amantes de la paz, la justicia y la libertad

José León Desanti

…sepamos ser libres, no ciervos menguados, derechos sagrados la Patria nos da

Costa Rica

No hay duda, que los costarricenses vivimos una época de incertidumbre, inestabilidad emocional, política, económica y social de la que todos estamos hablando en familia, entre amigos, en redes sociales y en los medios de comunicación colectiva. La sociedad parece haberse fragmentado en tantas partes como temas de aflicción sentimos y de ahí que el estado de ánimo de cada uno de nosotros pareciera estar a punto de estallar, y esto que estoy diciendo no es un descubrimiento de quién les escribe, es la opinión generalizada de todos nosotros. De eso estoy seguro.

Yo como muchos de ustedes, soy de los que estamos a punto de reventar; pero antes de que eso pase, quiero manifestar lo que pienso. En primer lugar, en algún momento de nuestra historia, sea por los cambios generacionales, los vertiginosos cambios tecnológicos junto a muchas otras causas como lo que sucede en la geopolítica o la economía mundial, las comunicaciones y en fin tantas cosas que han venido afectando nuestro diario vivir, y nuestra calidad de vida, sin percatarnos descuidamos los logros que venían consolidando nuestra democracia y nuestro progreso social en paz y armonía. Es así como desconcertados y sorprendidos empezamos a sentir los efectos de esas circunstancias y como reacción empezamos a buscar, no las causas, sino a los culpables. Siempre son otros los culpables.

El bipartidismo fue el primer culpable que encontramos, y como reacción brotó el multipartidismo que llenó de fracciones la Asamblea Legislativa y los consejos municipales, aunque en menor grado. Los grandes partidos tradicionales fueron acusados de la primera gran causa: la corrupción con el agravante de que los pequeños no se salvaron de ese estigma, con alguna posible excepción. Luego siguieron dos nuevos culpables: la aparición de candidatos sin mérito alguno, pero con la condición de “no ser de los mismos de siempre”. Seguidamente surgieron los partidos garaje o partidos de alquiler. El último fue la suma de los dos anteriores cuando aparece un super desconocido, con treinta y cinco años de vivir fuera de CR y que desarrolla su carrera en grandes autocracias como Indonesia.

Rodrigo Chaves llega sin partido, sin estructura partidaria, sin plan de gobierno, ni siquiera una hoja de ruta, y sin gabinete que tiene que contratar como quién contrata gerentes en una corporación. Su promesa: comprarse la bronca y gobernar sin leyes ni otros poderes, ni la constitución ni obstáculo que se le opusiera, y con su arrogancia, su astucia, su prepotencia y con un verbo incendiario, promete a los más vulnerables que él los va a redimir, que les devolverá el poder que les fue arrebatado, destruyendo un sistema que según afirma. está al servicio de los poderosos: El Estado social de Derecho, la Democracia Representativa sustentado en tres poderes independientes que sirven de pesos y contrapesos.

“Las leyes son obsoletas, estorban y no dejan gobernar” afirmó recientemente una ministra.

Dirigentes políticos, periodistas, formadores de opinión, académicos, diputados de todos los partidos, lideres sindicales, lideres empresariales y dirigentes de organizaciones comunales, andan desaforados manifestando su indignación como en competencia por ser quienes le señalan más errores, más mentiras y más falsedades al Sr. presidente. Estadísticas van y vienen señalando promesas incumplidas y falsas acusaciones que el mandatario responde con el más impropio e irreverente estilo de irrespeto a la dignidad ciudadana y a la investidura de su cargo.

A pesar de eso, el caos, la indignación, las mentiras, el deterioro social y la inseguridad ciudadana continúan sin cambio alguno. El gobierno impasible con las quejas y las demandas que le plantean; sus respuestas siguen siendo las mismas, solo que con tono amenazador que cada vez se hace más explícito

Todo lo anterior me basta para decirles que, aunque hemos afirmado que Chaves es presidente a pesar de una larga ausencia, sin méritos más que haber trabajado en el Banco Mundial por muchos años, poco o nada sabíamos de él. Nadie lo conocía aparte de sus compañeros de colegio que le recordaban por matón y arrogante. (¡Hay cosas que no cambian!). Pero cada día me convenzo más, que hay personas que sí lo conocían, que estudiaron su perfil cuidadosamente y que demostraron que podían fabricar un candidato y hacerlo presidente, con astucia, planeación y objetivos claros. (y desde luego con mucho dinero detrás!)

No hay que caer en la trampa que nos han vendido de que es un loquito arrogante con ocurrencias sin pies ni cabeza y un discurso impresionante capaz de adormecer las mentes de un pueblo que piensa que es el Salvador que esperaban. No caigamos en ese error.

Soy un simple ciudadano de a pie y no quiero ni pretendo tener respuestas a todo, pero en cambio entre ustedes los ciudadanos honestos, educados de este país, se podrá encontrar la solución y decidir qué hacer.

Lo que sí tengo claro, es lo que hemos venido haciendo hasta ahora no funciona. Dos años después más de la mitad de la población está con él. los ha convencido de que si las cosas no marchan es porque la oposición no le permite trabajar. Que los enemigos del pueblo interpretan las leyes a su gusto y antojo para que la situación no mejore para la mayoría pero que sí lo haga para los que tienen corona. ¡Y la gente le está creyendo!

“las leyes estorban y no permiten trabajar” dice una ministra, “…la Constitución es una aspiración” dice un ministro.

O cambiamos de estrategia y convencemos a la gente de que están siendo engañados o vamos directos al abismo como han advertido muchos. Presentemos soluciones, hagamos propuestas serias y viables. Cambiemos las leyes que impiden el desarrollo y la justa distribución de la riqueza. Alcemos la vos para que el pueblo la escuche y la entienda.

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