Una convención trascendental

Luis París Chaverri

Luis París

La convención que realizará el Partido Liberación Nacional (PLN) el próximo 2 de abril, en la que se elegirá su candidato presidencial y se renovarán sus cuadros dirigentes, es un evento de gran trascendencia para el futuro de esa agrupación política.

Es justo reconocer que el PLN siempre ha ido a la vanguardia en la apertura democrática de su estructura partidaria y en la búsqueda de mejores formas para la participación política de los costarricenses.

Algunos de sus avances en esta materia lo constituyen las convenciones “abiertas”, en las que —aún siendo procesos partidarios internos— se permite participar a cualquier ciudadano inscrito en el padrón electoral del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

Desde 1985, ese colectivo político realiza sus convenciones “abiertas” con gran éxito, ya que en ellas participan, con fervor cívico, cientos de miles de costarricenses para elegir el candidato a la presidencia de la República y los dirigentes que conformarán su estructura partidaria, mecanismo que posteriormente ha sido imitado por otros grupos políticos.

Sin duda, este tipo de procesos permite y promueve un juego democrático mucho más amplio a lo interno de los partidos, así como una mayor transparencia -puesto que elimina el riesgo de padrones partidarios imperfectos, manipulados o fraudulentos- y, además, estimula la incorporación de nuevos prosélitos, de ciudadanos que antes favorecían a otros partidos o que no simpatizaban con ninguno; pero lo más importante es que traslada a las bases, al pueblo, la oportunidad de tomar las decisiones que antes eran adoptadas por unos pocos.

Las convenciones “abiertas” son un mecanismo democrático e inclusivo que responde también a la realidad de un electorado muy voluble, con una débil fidelidad partidaria, que le otorga al ciudadano la posibilidad de escoger, previo a las elecciones nacionales, al precandidato de su simpatía y preferencia, a la persona que en definitiva apoyaría para presidente de la República, lo que beneficia al partido político por cuanto logra sumar adeptos y ampliar su base de seguidores, requisito indispensable para obtener un triunfo en las elecciones nacionales.

Por eso sorprende que aún existan personas dentro de Liberación Nacional que pretenden, con una actitud excluyente e intimidadora, que en la convención sólo voten aquellos partidarios de reconocida militancia, los llamados “partidarios duros”, desdeñando las ventajas que tal apertura democrática le depara a ese partido.

Es indiscutible que para aspirar a un triunfo en el 2018, el PLN necesita sumar nuevos apoyos, atraer votos de otras tiendas o de los ciudadanos sin partido, y desde esa perspectiva, la escogencia de su candidato presidencial es una decisión crucial, ya que de ella depende que ese partido pueda recuperar la confianza y el apoyo mayoritario de los costarricenses, primordialmente de los miles de liberacionistas que en los últimos años han abandonado sus filas desencantados por las faltas éticas de algunos de sus miembros.
En este mismo Foro he afirmado que el problema del PLN no es de carácter ideológico, si no de credibilidad, que el rechazo de la mayoría de los electores no es por su planteamiento doctrinario, si no que tiene que ver más con aspectos éticos y morales, con la desconfianza hacia sus dirigentes y que para rescatar la credibilidad son imprescindibles las señales claras y contundentes de mayores exigencias éticas y morales para quienes aspiran a guiarlo (ver “Remozar a Liberación Nacional”, 14 agosto 2014).

También he manifestado que su reivindicación ética es un desafío y una obligación perentoria para aquellos que anhelan liderarlo y conducirlo en su objetivo de lograr un triunfo en las próximas elecciones nacionales (ver “Reivindicación ética del PLN”, 3 setiembre 2016).

Al reiterar esos conceptos, creo oportuno señalar que –en paralelo a la valoración de la capacidad, la trayectoria y la experiencia de cada uno de los precandidatos- los costarricenses que acudan a votar en la convención del domingo 2 de abril deben tener en cuenta que el apego a los más elevados parámetros éticos y morales y la transparencia, deben ser las características esenciales y determinantes que se le debe exigir a quien enarbole la bandera verdiblanca, por cuanto sin ellas el riesgo de una derrota es inminente y porque otra derrota pondría en peligro la existencia misma del PLN.

Además, esta exigencia debe ser extensiva para quienes aspiran a cualquier posición o cargo dentro del esquema organizacional del PLN, los que se elegirán también en dicha convención, ya que de esas instancias saldrá con seguridad un grupo significativo de diputados y, en caso de ganar las elecciones, algunos funcionarios públicos que integrarán el equipo de gobierno a partir de mayo del 2018.

La ética y la transparencia son requisitos inexcusables y obligatorios para el desempeño de cualquier cargo de liderazgo político y es deber de los partidos exigirlos en todos los niveles de sus cuadros dirigentes.

Exembajador ante el Vaticano

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