Uber, neoliberalismo, empresa privada y Estado

Ágora

Guido Mora

Guido Mora

Es indispensable hacer una lectura política de los acontecimientos suscitados, con la entrada en funcionamiento de la aplicación UBER en Costa Rica.

No voy a entrar a detallar cómo funciona la aplicación, cómo instalarla en los dispositivos móviles o cómo usarla. Quien requiera esta información puede leer el artículo publicado en Cambio Político por Carlos Revilla “UBER en Costa Rica, espero que no”, o bien, revisar los artículos de María Fernanda Cruz “Les presentamos a UBER” y de Ana Karina Jimenez y Carlos Ubico “¿Choca UBER con las Leyes?”, publicado en El Financiero No, 1038, del 24 y 30 de agosto de 2015.

Quiero abordar este tema desde una perspectiva más estructural que coyuntural.

La entrada en funcionamiento de UBER en Costa Rica engloba al menos tres aspectos sociopolíticos de la realidad costarricense que deseo examinar: 1- Los avances de la Era Digital, 2- La incapacidad efectiva del Estado de dar respuesta a los habitantes y 3- La imperativa necesidad de la empresa privada de obtener respuestas rápidas a los requerimientos que exige el funcionamiento y de generación de la riqueza.

1- Los avances de la Era Digital:

UBER es el resultado de la aplicación de la tecnología a un problema real de transporte público.

Este sofisticado sistema sustentado en el uso del GPS, ha sido exitoso en más de 50 países no por casualidad, sino porque resuelve la necesidad de miles de usuarios insatisfechos por el pachuquismo, la chabacanería y la informalidad de muchos choferes de transporte público que no han comprendido que el usuario debe ser atendido de la mejor manera posible –lamentablemente este síndrome de la mala atención al ciudadano lo encontramos también en muchos áreas del Sector Público.

Subirse a un taxi implica escuchar música escandalosa, ver a un chofer que viste enpantaloneta y camiseta sin mangas, que habla por teléfono durante todo el viaje o que simplemente realiza un recorrido más prolongado, para cobrar más por el servicio, amén de una innumerable cantidad de violaciones a la Ley de Tránsito y a la cortesía básica al conducir. Eso sin contar los más de 6.000 taxímetros alterados identificados por RITEVE, según denuncia realizada por Noticias REPRETEL el 14 de agosto de este año. Y ¿qué decir de las estafas que cometen a los turistas, a quienes cobran lo que les viene en gana por su servicio?

UBER, esta novedosa propuesta tecnológica sustentada en dispositivos móviles, que están en manos de miles de costarricenses, proporciona un servicio rápido, confiable, a menor precio, en donde no se requiere portar efectivo para el pago del servicio, sino que el cargo se efectúa automáticamente a la tarjeta de crédito o débito, por un recorrido recomendado además por otra aplicación tecnológica: Google Maps. Adicionalmente el usuario puede evaluar el servicio y valorar si, a partir de esa calificación, el chofer que atenderá su requerimiento, le conviene o no como prestatario del servicio.

UBER es la aplicación de la tecnologíade la información, orientada a la solución de un problema cotidiano. Es una manifestación más de la globalización y la flexibilización de las relaciones laborales, que han impactado nuestra sociedad, ante la inevitable aplicación de medidas neoliberales que norman el funcionamiento de la economía internacional.

Desde esta perspectiva es comprensible que esta iniciativa sea apoyada incondicionalmente por quienes, en otro momento respaldaban la informalización del transporte público, por medio de la actividad del porteo.

2- La incapacidad de respuesta del Estado Costarricense a las necesidades de los ciudadanos:

La rapidez con que actuaron los ejecutivos de UBER para iniciar actividades sorprendió a sectores gubernamentales, al gremio de organizaciones de transporte y a todos los costarricenses.

Seamos claros, si UBER hubiera solicitado los permisos para entrar en funcionamiento, habría tenido que esperar posiblemente más de cinco años. Discusiones en la Asamblea Legislativa, los análisis y valoraciones en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, la elaboración de proyectos de ley, la aprobación de esas leyes, la redacción de los reglamentos y la absoluta incapacidad del Estado de lidiar con las presiones de grupos de interés de uno y otro bando, habrían hecho que la entrada en funcionamiento de UBER se perdiera en el limbo delos tiempos.

No deseo entrar a considerar si la entrada en funcionamiento de UBER está o no en el marco de la Ley; eso le corresponderá a los abogados.

Sin embargo, es importante considerar que mientras la discusión generalizada era si podía o no iniciar actividades, los ejecutivos de UBER, sustentados en un vacío legal, por la falta de adecuación de la legislación a los avances tecnológicos en el Artículo 46 de la Constitución Política y en los Artículos 1022 y 1023 del Código Civil de Costa Rica, iniciaron operaciones en un abrir y cerrar de ojos.

La lentitud y la incapacidad de reacción que muestra el Estado costarricense ante las realidades sociopolíticas y económicas, iguales o similares a UBER y propias de la Era Digital, es evidente, patente y contundente.

El Estado Costarricense está anquilosado. La acción de los ejecutivos de UBER debería de verse como una bofetada que conduzca a las autoridades, a partidos políticos y diputados, a salirde la modorra y el adormecimiento en que se encuentran sumidos.

Los países en general y Costa Rica en particular, requieren respuestas rápidas ante el surgimiento de problemas y situaciones novedosas impuestas por la Era Digital.

La atención de los problemas y la búsqueda de las soluciones debe realizarse “en tiempo real”. No puede depender de la voluntad de un funcionario que salga a tomar café o a almorzar, que esté de vacaciones o que sencillamente no llegue a trabajar. La sociedad actual requiere de respuestas rápidas y concretas.

El enmarañamiento burocrático y el empoderamiento negativo de mandos medios y funcionarios en el Sector Público, se ha convertido en cuellos de botella que frenan la toma de decisiones y la ejecución de acciones, en perjuicio de la sociedad civil.

El Sector Público costarricense se ha constituido en un fin en sí mismo que, al igual que los taxistas, suponen que hacen un favor al usuario, cuando en realidad, son contratados para brindar el mejor servicio posible a los costarricenses.

Es imprescindible un cambio de perspectiva y mentalidad en el Sector Público, que debe orientarse al servicio al cliente y a la atención pronta de las necesidades de la comunidad local, regional o nacional.

Costa Rica requiere de un Estado ágil, constituido por un Sector Público que se convierta en facilitador de la generación de la riqueza, considerando de manera clara y contundente que la riqueza sólo la produce el Sector Privado.

Pero con la misma contundencia afirmamos, que el país urge de un Estado fuerte, con la capacidad de evitar la concentración desigual de la riqueza y de la ejecución eficiente de medidas solidarias, para dar una mano a los sectores más desprotegidos de la sociedad.

Es imprescindible realizar los cambios conducentes a agilizar las respuestas del Estado y la atención de las necesidades de los costarricenses. Si seguimos evadiendo esta responsabilidad, coadyuvaremos al fortalecimiento de propuestas engañosas y a la ejecución de soluciones demagógicas,cuyo objetivo oculto es el debilitamiento del Estado Social de Derecho y la aplicación indiscriminada de medidas impulsadas por el capitalismo salvaje, que tantos partidarios tiene entre grupos que componen la realidad política costarricense.

Los partidos políticos comprometidos con el desarrollo económico con equidad social, deben trabajar conjuntamente para dar el golpe de timón que conduzca a alejar a nuestro país de la ruta política y económica que ha incrementado la pobreza y la desigualdad.

3- La necesidad de la empresa privada de respuestas y soluciones rápidas:

Tal como ocurre con UBER, el Sector Privado no puede esperar semanas, meses o años, para iniciar o realizar actividades en el marco de la generación de riqueza.

La decisión con respecto a la producción, la comercialización de un producto o un servicio, se realiza también en “tiempo real”. La oportunidad de negocio es inmediata y no se puede obtener como respuesta: regrese en dos días o la semana entrante. El empresario, al igual que el ciudadano, requiere y exige respuesta y servicio inmediato.

La tramitología, la necesidad de múltiples permisos, la agilización en la emisión de un permiso a cambio de una mordida o de la voluntad o el estado de ánimo de un funcionario público, atenta contra el funcionamiento de las empresas privadas.

El cierre de algunas empresas y el consecuente desempleo generado los últimos meses, corresponde en buena parte al flujo normal del Sector Privado, de trasladar actividades a lugares donde puedan incrementar sus utilidades. Pero también, debe reconocersela existencia de múltiples dificultades, el entrabamiento y las innumerables exigencias que obliga la ley a cumplir a las empresas privadas de todos los tamaños.

Sólo las empresas privadas generan riqueza, son las que dan sustento al Estado, crean empleo y permiten el funcionamiento y financiamiento de la Hacienda Pública. La historia nos ha demostrado que sin empresas privadas no hay desarrollo ni crecimiento económico.

El Estado, además de promover la atracción de la inversión privada internacional, debe deestimularenérgicamente, iniciativas que estimulen el emprendedurismo y la creación de micro, pequeñas y medianas empresas en los diversos sectores de la actividad económica costarricense.

Debe además impulsar medidas que estimulen el encadenamiento productivo y la obligación para las empresas transnacionales de desarrollar proveedores locales, de manera que no sólo generen empleo, sino también transferencia de conocimiento.

En este campo, lamentablemente queda mucho por hacer. El Estado Costarricense queda debiendo al Sector Privado y a los emprendedores nacionales.

En definitiva, al igual que los porteadores, considero que UBER llegó a Costa Rica para quedarse. Formará parte de la actividad económica costarricense, como forman parte otras manifestaciones del neoliberalismo y la globalización. Los transportistas tendrán que desarrollar mecanismos para competir y mejorar sus servicios, pues la agresión o la destrucción de propiedad privada, como ocurrió el fin de semana pasado, es un delito. Esperemos que al final de todo esto, el más favorecido sea el usuario.

El Sector Público deberá transformarse, readecuándose y orientar el trabajo bajo una perspectiva de servicio al cliente, de lo contrario el esfuerzo nacional invertido en empresas como la Banca Pública, el ICE, RACSA, JAPDEVA o tantas otras se perderá, ante la falta de competitividad y la ausencia de respuestas satisfactorias a los usuarios.

Los sindicatos tendrán que buscar fórmulas para reconvertirse, pues en vez de “proteger» las instituciones estatales, las quebrarán, por el mal servicio que promueven y porque, por encima de la prestación del servicio, les interesa mantener sus prerrogativas.

Los partidos políticos deberán de promover rápidamente, las iniciativas de transformación, para que el Estado Costarricense salga del anquilosamiento y responda adecuadamente a las necesidades de la Era Digital, y a las exigencias del Sector Privado.

El Gobierno debe desarrollar un programa de formación y acompañamiento de micro empresas, para que puedan surgir, competir y convivir con las iniciativas de capital transnacional.

Estas tareas deben acometerse rápidamente, de lo contrario, a Costa Rica la atropellará el futuro y perderá su liderazgo regional en la carrera por el crecimiento económico.

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