Redes Sociales, “fake news” y posverdad

Ágora*

Guido Mora Mora
guidomoracr@gmail.com

Guido Mora

Ya Umberto Eco, escritor y filósofo italiano, había hecho pública su viral manifestación y su crítica a Internet y a las redes sociales, en que afirmaba que, la posibilidad de que cualquiera las accesara, “había generado una invasión de imbéciles, pues por sus propias características -las de las redes sociales- dan el derecho de hablar a legiones de idiotas».

Lamentablemente esta es una realidad que vivimos cotidianamente, y que constatamos al leer las publicaciones de muchos usuarios que, sin tener información o sin conocer profundamente de un tema específico, que puede ser político, religioso o deportivo, para mencionar sólo algunos, escriben y pontifican respecto de sus verdades y criterios personales, aunque la mayoría de las veces esas publicaciones no sean sino, un conjunto de estupideces o de afirmaciones sin sustento o sentido.

Las “fake news” o noticias falsas, son el complemento de las afirmaciones y publicaciones sin sustento. Se conoce como noticias falsas, o “fake news”, aquellas emitidas no de manera errónea, sino las que son publicadas con intención y propósito específico, utilizando afirmaciones falsas o medias verdades. La publicación y difusión de este tipo de informaciones ha aumentado en los últimos años, gracias a la velocidad con la que se propaga la información a través de las redes sociales, y se agrava con la ausencia de análisis y de verificación de la información.

La divulgación y la penetración de las noticias falsas genera, en los seguidores de las redes sociales, un conjunto de afirmaciones que dejan de sustentarse en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos del público. A este conjunto de aseveraciones se le conoce como “posverdad”.

La era de la posverdad, la inmediatez y la falta de constatación de información, ha generado una audiencia a la cual le resulta más atractivo leer algo que, aunque no esté ratificado, es difundido y replicado “mayoritariamente” por diversos grupos políticos y sociales.
Los constructores y emisores de las “fake news” procuran obtener objetivos o fines comerciales o políticos muy específicos, “por lo que tienden a distorsionar la realidad, aprovechando la delgada línea que sostiene el debate en temas como libertad de expresión y acceso a la información”.

De esta tendencia y de la manipulación informativa, social, política y religiosa, hemos sido testigos los últimos meses; previos y posteriores al proceso electoral para elegir al Presidente, Vicepresidente y a los representantes a la Asamblea Legislativa, en donde, mediante la difusión de noticias falsas o medias verdades, difundidas mediante el uso de perfiles falsos, se intentó e intenta manipular la voluntad política de diversos sectores del electorado y de la población costarricense.

Nos hemos convertido, en estos meses, en testigos y víctimas de estas estrategias, concebidas e implementadas desde oficinas de informática, debidamente equipadas, para desinformar, engañar, crear corrientes de opinión y hasta tráfico hacia portales específicos, todo ello con el único propósito de servir a intereses particulares y claramente delimitados de quienes las diseñan y ejecutan.

Más lamentable aun, es la facilidad con que se manipula a importantes grupos de la población, apelando a valores, comportamientos o sentimientos religiosos, que son tan sensibles en diversos sectores de la opinión pública.

Ante esta situación, es importante que cada uno de nosotros se convierta en un fiscal de las publicaciones que realiza, constate la fuente de donde proviene y se comprometa a no replicar, en nuestros perfiles, informaciones que no tengan sustento real, o que provengan de medios de dudosa reputación.

Todos, de una manera u otra, hemos cometido el error de replicar o difundir, al menos una vez en nuestra vida dentro las redes sociales, algunas de estas informaciones falsas. Sin embargo, es importante que nos comprometamos a detener, tal como lo han estado intentando hacer los administradores de Facebook o Google, la difusión de informaciones engañosas, que tanto daño hacen a nuestra sociedad virtual y real.

Quiero, con esta reflexión, hacer un llamado a constatar la veracidad de la información y la legitimidad de la fuente, de cada una de las noticias que repliquemos, como un compromiso con la verdad, la libertad de expresión y la autenticidad de las publicaciones que realicemos, en cada uno de nuestros perfiles.

Les invito, por otra parte, a emitir y publicar opiniones y criterios sobre temas, de los que tengamos la información adecuada y no nos dejemos llevar por la reacción irracional o el primer impulso, surgido de nuestras convicciones políticas sociales y religiosas. Es una invitación a reflexionar y contribuir con el enriquecimiento de la calidad de los contenidos que podamos leer en las redes sociales.

Este será un granito de arena con el que contribuyamos, al fortalecimiento de la democracia y de la libertad de expresión en nuestra querida Costa Rica.

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* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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