Recordando a Alberto Fuentes Mohr

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Carlos Revilla Maroto

Mi amor por Guatemala no termina con mi muerte
Alberto Fuentes Mohr

Carlos Revilla

En este principio de año, quiero escribir de un acontecimiento, que aunque no lo viví directamente, curiosamente casi siempre lo tengo presente, especialmente en este mes de enero, que se cumple una fecha más de su efeméride. Me refiero al asesinato de Alberto Fuentes Mohr, que ocurrió el 25 de enero de 1979 en Guatemala. Él era muy cercano a Cedal, y su muerte marcó indeleblemente a la socialdemocracia latinoamericana en general y centroamericana en paticular, especialmente a Guatemala y Costa Rica.

Antes de hablar de este personaje, hay que mencionar someramente a Guatemala, que vivió un conflicto armado interno de 1960 a 1996, y múltiples dictaduras y golpes de estado. Aunado a esto un grave historial de injusticia social y exclusión, especialmente para la mayor parte de la población que es indígena. Y ni hablar de los asesinatos y masacres, donde incluso se podría hablar de genocidio.

Para ilustrar esto, quiero contarles una anécdota, de mi profesor de historia de la cultura en Estudios Generales de la UCR, que era guatemalteco. El contaba que tenía un conocido con una hacienda dedicada a diferentes cultivos, los peones, la gran mayoría eran indígenas. Nos contaba que un día hablando, esa persona se quejó de la invención de la radio, cuando él preguntó por qué, le contestó que el problema era que desde su existencia, los peones se enteraban del salario mínimo. Así eran las cosas, y no creo equivocarme al decir que siguen siendo casi igual, no el ejemplo del radio, pero si la injusicia social y la exclusión.

Se que omito una gran cantidad de hechos, causas y circunstancias, que se dan en ese país, pero mi idea es solo darles una pincelada de esto, para introducir el tema.

Pero entonces ¿quién fue este personaje?

Héctor Alberto Fuentes Mohr nació en la ciudad altense el 22 de noviembre de 1926, y estudió en el Instituto Normal para Varones de Occidente (INVO). Luego de estudiar un periodo corto en la USAC (Universidad de San Carlos), se trasladó a Canadá con una beca, para finalmente graduarse en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, Inglaterra. Ocupó diversos cargos en Naciones Unidas.

Fue militante del Partido Revolucionario y ejerció el cargo de ministro de Hacienda y Crédito Público y el de Relaciones Exteriores. Durante su gestión como ministro de Hacienda, impulsó una reforma tributaria que desató la oposición del sector económico más poderoso de su país, y por la que fue separado del cargo.

El 27 de febrero de 1970, siendo el titular de la cartera de Relaciones Exteriores fue secuestrado por las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) pero dejado en libertad poco después.

En noviembre de 1970, fue detenido y acusado de realizar acciones insurgentes. Permaneció en prisión durante cinco días y al ser liberado partió al exilio. Residió algunos años en Costa Rica, donde se dedicó a la docencia, impartiendo la cátedra de Economía en la Universidad Nacional (UNA). También tuvo una relación muy estrecha y productiva con Cedal, que en esa época estaba en La Catalina.

En 1974 regresó a Guatemala y fue candidato a vicepresidente de la República junto a Efraín Ríos Montt, apoyado por el Frente Nacional de Oposición integrado por la Democracia Cristiana, el Partido Revolucionario Auténtico y el Frente Unido de la Revolución.

En 1979 Fuentes Mohr era diputado por Quetzaltenango. Había ganado esa elección postulado por el Partido Revolucionario Auténtico y el Partido Democracia Cristiana. Al mismo tiempo se entregaba a la tarea de construir una nueva fuerza política, el Partido Socialista Democrático (PSD). Tarea en la cual también ayudaba Cedal, que mantenía reuniones con todos los líderes de la socialdemocracia guatemalteca para lograr la unión, especialmente propiciaba un acuerdo entre Manuel “Meme” Colom Argueta (otro dirigente socialdemócrata) y Fuentes Mohr. Tras un largo proceso, la inscripción del PSD culminó el 26 de enero de 1979; irónicamente un día después que las balas asesinas terminaron con su vida.

De hecho el día del asesinato, Manuel Carballo Quintana, director en ese entonces de Cedal, estaba en Guatemala reunido con Meme Colom, cuando sonó el teléfono, y era para comunicarles la infausta noticia. Cuenta Manuel que Colom quedó impactado y se puso pálido, tanto por la noticia, como por darse cuenta que posiblemente el siguiente era él; algo que efectivamente sucedió el 22 de marzo, unos dos meses después.

Como vemos, la consigna era acabar, a como hubiera lugar, en este caso eliminando físicamente a sus líderes, con cualquier posibilidad para el partido Socialista Democrático (PSD), cuyo único pecado fue tratar de llevar una democracia verdadera a ese sufrido país. Y con democracia no quiero solo decir la electoral, también la participativa y económica.

¿Cómo fue el crimen?

En el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico “Guatemala Memoria del Silencio, casos ilustrativos”, la comisión señala en el documento que el 25 de enero de 1979, a las 13.30 horas, después de haber participado en una sesión ordinaria del Congreso, Fuentes Mohr se dirigía en su automóvil hacia la casa del vicepresidente de la República, Francisco Villagrán Kramer, en la zona 14 de la capital, donde sostendrían una reunión junto al secretario adjunto de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Jorge Luis Zelaya.

El auto conducido por Fuentes Mohr avanzaba sobre la avenida La Reforma y a pocos metros de la antigua Escuela Politécnica fue interceptado. Desde un vehículo y dos motocicletas se abrió fuego y la víctima fue acribillada. La necropsia reportó un total de 23 impactos de bala en su cuerpo, correspondientes a armas de fuego de munición calibre 45. El ataque tardó 32 segundos.

¿Quiénes lo asesinaron?

El crimen quedó impune. El Organismo Judicial ordenó instruir la correspondiente investigación sumaria de los hechos. Sin embargo, esta concluyó sólo trece días después, sin resultado alguno.

En esa época existía (¿existe?) una organización paramilitar de derecha llamada «la mano blanca» que era un escuadrón de la muerte anticomunista. Actuaron originalmente junto con el ejército del país en el asesinato de opositores, líderes sindicales y como método para causar el pánico en la población civil. Habían unas listas negras que incluían las personas a ejecutar.

Cedal ayudó a varios dirigentes comunales y sindicales a salir de Guatemala ante las amenazas de muerte. De hecho el día del entierro de Fuentes Mohr, Manuel Carballo asistió, y ahí se le comunicó que también habían amenazas para él, y entonces tuvo que abandonar abruptamente el país de vuelta a Costa Rica.

En el lugar del asesinato hay un placa que dice:

Placa Fuentes Mohr

En este sitio fue vilmente asesinado
el 25 de enero de 1979, por
las fuerzas del oscurantismo el
Dr. ALBERTO FUENTES MOHR
figura señera en la fundación de la
Social-Democracia en Guatemala en la
defensa de la democracia y de las causas
nobles de las mayorías del país.

Guatemala, 25 enero 2010

Partido Socialista Democratico (PSD)
Asociación Dr. Alberto Fuentes Mohr

Esas fuerzas del oscurantismo, de las que nos habla la placa, pudieron haber acabado con la vida de Fuentes Mohr, pero no con sus ideales de libertad, justicia social y solidaridad; que siguen muy presentes en la Guatemala de hoy. Ese es su legado.

Marcelo Prieto, amigo de Fuentes Mohr y también testigo del proceso de fundación del PSD, da pormenores de estos y otros acontecimientos, en un artículo de su autoría de noviembre del 2007, que reproduzco como anexo. Hay que tener presente que Marcelo lo escribió solo unos días después del triunfo electoral de UNE, supuestamente el partido político heredero del PSD, pero que a la postre, por lo menos para mi, no resultó ni chicha ni limonada.

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Imágenes cortesía de: mapeo.memorialparalaconcordia.org, J. Makali Bruton y otras fuentes en Internet.

Anexo:

Guatemala: Después de la larga noche

Dedico este texto a
Manuel Carballo Quintana y a la
memoria de Héctor Oquelí Colindres.

Creyeron matar la razón,
los que mataron a Meme Colom.
Pero Manuel anda en las calles,
exigiendo libertad.

Así dice una vieja canción protesta guatemalteca, y al contemplar la victoria luminosa de Alvaro Colom y la Unidad Nacional de la Esperanza, recuerdo muy bien esos días de oscuridad y de miedo.

Hoy, que la luz brillante de la democracia comienza iluminar con vigor a Guatemala, que hace más bellos sus volcanes y sus lagos, que alienta a su pueblo generoso y fraterno, estoy obligado a hacer recuerdos personales que nunca he hecho, por dolorosos, sobre la larga lucha librada por el pueblo guatemalteco contra la tenebrosa noche de la dictadura y la opresión.

Esos recuerdos comienzan hace casi 29 años, en diciembre del 1978, cuando en mi condición de diputado socialdemócrata y en ese momento Presidente de la Juventud Liberacionista, fui invitado por el naciente Partido Socialista Democrático de Guatemala a brindar una exposición sobre los principios de la socialdemocracia, dentro del programa de su Primer Congreso Regional de Capacitación Política, que se realizaría en Quezaltenango.

La invitación la gestionó un hermano de luchas muy querido, Mario Solórzano, a través de Manuel Carballo. Acepté de inmediato, y viajé a Guatemala a los pocos días, en compañía de Jorge Vargas Roldán. Fuimos recibidos por Mario y por el fundador y principal dirigente del nuevo partido, ya una verdadera leyenda política en América Latina: Alberto Fuentes Mohr. Su libro testimonial, Secuestro y Prisión, se había convertido ya en un clásico de la literatura política latinoamericana. Con Alberto y Mario viajamos a Quezaltenango, y participamos emocionados en un acto político extraordinario: intelectuales, obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, empresarios, hermanados todos en el esfuerzo por construir un movimiento político socialdemócrata en Guatemala. Procuramos un acercamiento del nuevo partido con el Frente Unido de la Revolución (FUR), de Manuel Colom Argueta, Meme, entonces Alcalde de la ciudad de Guatemala.

De ese viaje nació una sólida amistad con Alberto, desde luego con Mario Solórzano, y con muchísimos dirigentes guatemaltecos. Conservo en mis recuerdos de oro una foto de la mesa principal de ese congreso regional: de una gran mesa pletórica de dirigentes, solo Jorge Vargas y yo estamos con vida. Todos los demás, salvo dos -Mario Solórzano y Mario Aníbal González-, fueron asesinados por el Ejército. El primero de todos, Alberto, y muy pronto, Marco Antonio Cacao, un periodista de vigoroso esfuerzo democrático. Detrás de ellos, todos los demás, fueron cayendo en la implacable cadena de muerte que la oligarquía guatemalteca había impuesto desde décadas atrás. No hay ni uno vivo.

Mi amistad directa y personal con Alberto Fuentes Mohr había de ser sólida pero muy corta. Un mes y medio después de nuestro viaje, Alberto fue perseguido y asesinado en las calles de Guatemala por un comando paramilitar, el 24 de enero de 1979. Al día siguiente de su asesinato, como para restregarle su burla en la cara al pueblo guatemalteco y a nosotros sus amigos internacionales también, en un acto de verdadera burla sangrienta y tenebrosa, las autoridades guatemaltecas autorizaban con bombos y platillos la inscripción electoral del Partido Socialista Democrático de Guatemala, negada reiteradamente una y otra vez antes del día del asesinato.

Después de la muerte de Alberto, con Manuel Carballo, y con Jorge Vargas, comenzamos a trabajar para fortalecer el naciente partido, y continuamos el esfuerzo para procurar su acercamiento con el otro movimiento político de izquierda democrática que había surgido en Guatemala: el Frente Unido de la Revolución, dirigido por Manuel Colom Argueta. No pude viajar al entierro de Alberto, pero el entonces diputado Tobías Vargas, que representó a la Fracción Legislativa y al Partido en esas dolorosas exequias en Quezaltenango, llevaba un mensaje de solidaridad y de respaldo para Meme Colom, ya también amenazado de muerte.

La Catalina, con Manuel Carballo, se convirtió, como siempre, en un punto de encuentro solidario. La Juventud Liberacionista fue anfitriona de las juventudes del PSD y del FUR, y el camino de la unidad y la cooperación fue creciendo. Meme fue invitado a venir a Costa Rica, y con Mario Solórzano y otros compañeros trabajamos para fortalecer esa unidad socialdemocrática esencial para la lucha en Guatemala.

Muy pronto, otra vez hincó su sucia garra el chacal: el 22 de marzo de 1979, a poco menos de dos meses de la ejecución de Alberto, Manuel Colom Argueta fue asesinado también en la ciudad de Guatemala. Un comando militar liquidó a sus dos compañeros guardaespaldas y lo persiguió por las calles de Guatemala, en una persecución dirigida desde un helicóptero militar por representantes del alto mando del Ejército. Acribillaron a Meme y segaron otra vida esencial para el progreso democrático de Guatemala. El PSD y el FUR no sobrevivieron duraderamente al asesinato de sus líderes, a pesar del esfuerzo y el martirio de tantos y tantos compañeros.

Seguí ayudando a la lucha de los compañeros de Guatemala en lo que pude. Desde Costa Rica, desde México, desde Guatemala, a donde fui muchas veces. Suspendí mis viajes cuando Mario Solórzano, entonces Ministro de Trabajo de Vinicio Cerezo, me advirtió que no le podíamos jalar tanto el rabo a la ternera, que había recibido informaciones alarmantes, y que debía dejar de ir a Guatemala por un tiempo.

En ese entonces, las cosas se estaban endureciendo todavía más, si eso fuera posible. Y lo era: el secuestro y asesinato en Guatemala de otro queridísimo hermano de lucha, Héctor Oquelí, dirigente salvadoreño del MNR, exViceministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, y Coordinador del Secretariado Latinoamericano de la Internacional Socialista, ocurrido el 12 de enero de 1990, me confirmó las advertencias de Mario.

Dejé de ir a Guatemala por años. Solo volví muy recientemente, invitado por la Fundación Ebert, a una reunión regional de la izquierda democrática centroamericana, patrocinada por ellos. Pero siempre mantuve a Guatemala en el corazón y seguí pendiente de las luchas de su pueblo en su largo ascenso hacia la libertad. Le doy gracias a la Fuerza que gobierna mi destino, que hace varios meses me permitió ayudar un poquito para que la Unidad Nacional de la Esperanza lograra una rápida y fluida conexión con el CALCIS y con la Internacional Socialista.

Hoy, que vencimos en Guatemala, y que el gran pueblo guatemalteco vuelve a habitar en la esperanza, debemos rendir homenaje a los miles de demócratas, socialistas democráticos, socialdemócratas, o simplemente luchadores de la libertad, caídos en la larga noche de la represión aplicada sistemáticamente en Guatemala desde 1954, después del derrocamiento del Presidente Jacobo Arbenz.

Hoy debemos rendir un cariñosísimo recuerdo de solidaridad, homenaje y agradecimiento histórico a Alberto Fuentes Mohr y Manuel Colom Argueta, artífices históricos de este resultado, mártires de la democracia, asesinados por la oligarquía guatemalteca para decapitar el movimiento popular democrático, único medio de mantener en la opresión, en el vasallaje, y de rodillas, al gran pueblo guatemalteco, a las grandes mayorías populares, que hoy ya se pusieron de pie.

Doy gracias a los lectores porque me han permitido compartir con ellos recuerdos y emociones. Otros dirán lo de siempre, como siempre.

Solo lamento profundamente y me duele en el alma, el informe que me brindaron ayer algunos amigos guatemaltecos: quien fue recibido hace algunos días por el gobierno costarricense y por nuestras autoridades, fue el candidato de la derecha guatemalteca, el general Otto Pérez Molina.

Fue él y no Alvaro Colom quien se reunió con nuestro Presidente, durante el proceso de la campaña electoral guatemalteca. Muy doloroso.

Pero eso debe dejarse de lado en medio del triunfo y la alegría. Hoy, quisiera transmitir al pueblo guatemalteco y a los socialdemócratas un mensaje de esperanza y de optimismo. La izquierda democrática llega por primera vez al poder en Guatemala, teniendo como abanderado a un militante de larga y probada trayectoria democrática: el compañero Alvaro Colom. Por primera vez en la historia de Guatemala, la socialdemocracia pura, la socialdemocracia clara, precisa y definida, gana las elecciones nacionales.

Alberto y Manuel están vengados.

Un abrazo especial a Luis Zurita, y a Olmedo España, en la UNE. Un abrazo especial a los compañeros Eduardo Núñez y Hazel Alpízar, verdaderos embajadores socialdemócratas costarricenses en Guatemala. Un abrazo a Manuel Carballo Quintana, que vivió todo esto.

Hoy solo me resta decir:

¡Viva el pueblo guatemalteco¡
¡Viva Guatemala socialista y democrática¡
¡Arriba Alvaro Colom¡
Alberto Fuentes Mohr: ¡presente¡
Manuel Colom Argueta: ¡presente¡

Marcelo Prieto

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4 comentarios

  1. Jorge Vargas Roldán

    Excelente relato sobre la figura de Fuentes Mohr. Tuve la oportunidad de vivir de cerca esos acontecimientos y guardo en mi memoria las figuras de Fuentes Mohr y Colom Argueta y una veintena de dirigente del PSD y el FUR, que fueron asesinados por la imbecilidad e incomprensión. Aun la situación de Guatemala explica que no se ha logrado llenar el vacío de los mártires de la democracia y la justicia social.

  2. Tengo el libro de Fuentes Mohr, Secuestro y Prisión, autografiado por el propio Alberto (el Bisonte, lo llamaban), en diciembre de 1971, dice: «Un afectuoso recuerdo para mi querido amigo centroamericano Rodolfo Silva…».

    Éramos buenos amigos, lo asesinaron en enero de 1979, siendo diputado del Congreso guatemalteco, el mismo día que yo había ido a Santa Clara University (jesuíta) en California, como exembajador de Costa Rica, a hablar sobre «militarismo en Centroamérica». Al regresar por la tarde a Washington, Margaret, mi esposa, me dio la noticia: «Brace yourself, today at noon they murdered Alberto Fuentes Mohr in Guatemala» (Preparate, hoy al mediodía asesinaron a Alberto Fuentes Mohr en Guatemala). Poco antes también habían asesinado al diputado Fito Mijangos, y dos meses después, en marzo, al alcalde Manuel Colom.

    Le hicimos una misa en Washington con WOLA (Washington Office for Latin America), en una pequeña iglesia cerca del Capitolio, asistieron diplomáticos y congresistas, recuerdo a Tom Harkin, senador de Iowa. Estaba también su viuda, Shirley Knight, amiga nuestra -vivió un tiempo en Costa Rica- y amigos centroamericanos del BID y de la OEA.

    Tengo algunas fotos. En mi ensayo sobre experiencias vividas, dedico una sección al asesinato de Alberto y la versión oficial de su muerte que dio el entonces ministro de Finanzas, «coronel y licenciado» Hugo Tulio Búcaro, del gobierno del general Romeo Lucas García. Fue una carnicería que hicieron, estiman unos dos mil entre políticos, sindicalistas, etc. Solo de la Universidad de San Carlos desaparecieron a más de 65 profesores, funcionarios, estudiantes. Eran tan asesinos que el gobierno de Reagan le suspendió la ayuda militar a Guatemala. El Estado Mayor del Ejército tenía una lista de candidatos a matar. Dijo The Independent, de Londres, en un artículo sobre Centroamérica: «Guatemala, the most beautiful, the most sinister, the most cruel» (Guatemala, la más bella, la más siniestra, la más cruel). (De Costa Rica dijo: «Little democracy peopled by fanatic moderates» (Pequeña democracia poblada por fanáticos moderados), o sea, extremistas de centro.

  3. Carlos, el movimiento en Guatemala si mi memoria NO me falla era el MNR y el FUR. Tanto a Fuentes y Colom los conocimos en charlas en CEDAL, así como a miembros muy jóvenes de su grupo que finalmente regresaban a Guatemala a pesar de estar en las listas de muerte de los militares, que finalmente lograban sus propositos de asesinarlos.

  4. Eduardo Carrillo V.

    Tuve la oportunidad de conocer a Alberto, en Costa Rica. Luego yo estaba en Guatemala cuando regresó. Mi contacto con él entonces fue difícil, porque no tenía un lugar único de residencia. Fue el quien me contactó y vino a visitarme a mi casa. El día de su muerte lo supe casi al instante. Fue a la hora del almuerzo y en un lugar muy céntrico. Alberto tiene una hija costarricense cuya edad ronda el año de su muerte. Es decir, nació poco después de la muerte de su padre. Su nombre es Laura Fuentes, tiene un doctorado, es profesora universitaria.

    Los acontecimientos son como los narra Carlos. La participación de los crímenes políticos muchas veces estaban ligados a los mismos sectores de los gobiernos de turno y del ejército. La muerte de Colom Argueta ocurrió cuando residía en Guatemala. El primer atentado fracasó. Las personalidades que se consideraban en riesgo, viajan en dos o tres vehículos que intercambiaban el orden en que conducían. Habiendo fallado el primero, un helicóptero que desde el aire seguía la operación orientó a los asesinos en un segundo intento, que logró su objetivo.

    Cuento un incidente del cual tuve conocimiento. Cuando el ejército quemó la embajada de España para atacar a unos indígenas de Pansos (no estoy seguro si se escribe asi), entre los pocos sobreviviendas estaba el embador de España. Quedó seriamente herido y fue atendido en un hospital privado. Estaban con el el embajador de Costa Rica, creo que de apellido Esquivel y guanacasteco y el de EE. UU., cuando ingresaron un grupo de individuos armados para matar al español. Ordenaron a los dos embajadores desalojar la habitación, pero ambos se negaron a hacerlo. Eso salvo la vida del embajador español. Comento esto por el acto heroico de nuestro embajador. Lamentablemente la historia política de Guatemala esta llena de historias crueles.

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