¿Paga el Estado tasas de usura por la deuda política?

El Café de las 7

Welmer Ramos González

Welmer Ramos

La Comisión Legislativa que investiga el financiamiento de los partidos políticos, ayer tuvo una discusión interesante respecto a la usura, ambos bandos se acusaron de usura: de un lado de manera explícita y del otro de manera velada.

El agente supuestamente afectado con la usura es la sociedad, representada por el Estado.

El Estado permite que los partidos políticos coloquen bonos deuda política, redimibles con intereses si el partido alcanza a cumplir con ciertos porcentajes de votación.

El meollo es que esos bonos no son para hacer fiesta con ganancias exorbitantes por parte de nadie, para evitarlo está la Ley Contra la Usura.

Las donaciones de los costarricenses a los partidos políticos se deben usar para informar a los ciudadanos de los planes de esos partidos si alcanzan poder; o para formación política de sus cuadros humanos. Sería un fraude contra los donantes que se usarán para otra cosa.

Desde luego, todo eso está envuelto en la publicidad y la fanfarria, pero al menos estas convocan y provocan a escuchar la propuesta.

El Estado reconoce que la democracia requiere participación amplia en los procesos electorales y señala mediante ley que quien quiera comprar bonos, puede recuperar el dinero con intereses, previo el cumplimiento de lo arriba señalado.

En el periodo de la campaña política, los partidos siempre enfrentarán necesidades urgente de recursos y, en alguna medida, se vuelven vulnerables a aceptar condiciones de prestamistas que ven la posibilidad de negocio “excepcionalmente rentable” y exigen entonces descuentos, pago de intereses adelantados (rebajados del principal), fianzas desproporcionadas, etc., este flanco debe de estar cubierto y desde hace tres años lo cubre la Ley Contra la Usura.

Alguien puede decir, si se dieran ganancias usureras, no son contra el Estado, son contra el partido político y a lo sumo contra los donantes (sin bonos).

Pero el asunto no es así.

De permitirse un esquema de bonos de deuda con ganancias abusivamente altas, estaríamos frente a un cuadro peligrosísimo que podría derivar en delitos mayores, y de una burla flagrante para los donantes, quienes creen que están aportando para los gastos básicos de una campaña y en realidad estarían transfiriendo dinero para logreros.

Por esa razón no parece aceptable que los bonos de la deuda estuvieran generando tasas superiores a la permitida por ley.

Aquí, debo señalar que la Ley Contra la Usura determina que para calcular la tasa efectiva que paga un deudor, se deben tomar en cuenta todos los demás costos que encarecen el crédito: multas, descuentos, comisiones, anualidades, seguros, etc. Fue así escrita porque si no era muy fácil ser burlada.

La otra argumentativa que también se dejó ver en la comparecencia, sin pruebas, es que un banco prestó dinero (no compró bonos) para la campaña y se cobró por adelantado los intereses, o sea rebajó de lo entregado, los intereses de un período no sabemos cuánto meses. Independientemente de la discusión de la Comisión citada, esa otra práctica que debe revisarse a la luz de la ley de usura, por varias razones interpretativas, voy a poner algunas sin agotarlas:

  • No se debería poder cobrar intereses sin que la otra persona haya tenido el dinero y lo haya gestionado. De cobrarse por adelantado los intereses, el deudor está pagando por algo que no ha tenido, ni ha gestionado. Aquí la tasa de interés se vuelve infinita.
  • el deudor pide un préstamo de ₡1000 y sólo recibe ₡ 750, pues el prestamista, se dejó a recaudo ₡250 que nunca podrá usar el deudor, pero ahora deberá seguir pagando intereses por los ₡ 1 000, lo anterior a manera de ejemplo. O sea, el Estado pagaría la deuda política por ₡ 1 000, de los cuales solo se pudieron usar ₡750 para los fines nobles de la campaña. No parece ser el espíritu de la deuda política adelantada.
  • una de las formas de encubrir las tasas usureras por parte de prestamistas sin escrúpulos, es poner a los deudores a firmar documentos por cifras mayores de deuda al dinero verdaderamente han entregado.

Todas las anteriores interpretaciones de usura estuvieron en el espíritu del legislador, cuando la ley se tramitó, ahora veremos cuál es la interpretación de lo quiénes aplican la ley, y será la hermenéutica, la exégesis, y los prejuicios que apliquen los jueces los que dirán quiénes tienen razón.

Lo importante es que el financiamiento de las campañas políticas no pueden convertirse en una fiesta de altos rendimientos para inversores especulativos, y que se esté discutiendo este asunto, en gran medida es porque hay una ley que pone freno a los abusos en tasas de interés.

Por si no lo sabían hay varias iniciativas de ley para anular la Ley Contra la Usura.

Se acabó el café.

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