Los hijos de Caín y los hermanos arrimados

Ágora*

Consideraciones generales sobre una batalla electoral

Guido Mora
guidomoracr@gmail.com

Guido Mora

Concluyó la campaña política y tenemos nuevo Presidente. Triunfó la racionalidad sobre el odio y el fundamentalismo. Esta afirmación no es mía, estoy parafraseando titulares de importantes diarios internacionales, tales como el prestigioso Washington Post.

Iba a pasar la página y realizar una reflexión sobre los retos de la Nueva Administración, pero los rumores infundados sobre el supuesto fraude electoral, me condujeron a dejar esas consideraciones para otro momento.

Quiero referirme a la actitud, a la agenda oculta y a las razones que, desde mi perspectiva, impulsan estos falsos rumores.

Sobre los pastores y los falsos profetas

El peligro del discurso teocrático fundamentalista estriba, entre otras cosas, en que se asume la candidatura o las acciones de un líder religioso, involucrado en la política, como una manifestación de la intercesión profética o el poder de Dios.

Un grupo de líderes neopentecostales, que tienen envueltos a sus seguidores en una red de mentiras, y que en esta ocasión contaron con el apoyo de sus hermanos arrimados, algunos de la cúpula de Liberación Nacional y otros de una encuestadora que quedó en cuidados intensivos, habían convencido a un sector de costarricenses que la candidatura de Restauración la ocupaba “el ungido”.

Como tal, y en vista de que ese señor Alvarado asumió la representación del personaje bíblico a que constantemente hacía referencia, comparándose con el David de las Escrituras, “era seguro que resultaría triunfador en la contienda”. La reflexión bíblica del derribamiento de gigantes que el candidato de Restauración repetía, no era sino la utilización deliberada del discurso religioso, aplicado a la política y destinado a reafirmar al votante cristiano, que en no pocas ocasiones, reacciona irracionalmente al llamado de su líder religioso.

Bien lo sostiene la sociología de la comunicación, en materia de manejo de masas, uno puede inventarse “sus realidades” y difundirlas: aunque no es ético, es posible y válido. Pero lo que uno nunca puede hacer es creérselas, pues caería en el mismo engaño en que pretende hacer incurrir a la audiencia.

Los pastores y falsos profetas se creyeron la historia, la encuestadora respaldaba y promovía el supuesto apoyo del “ungido”, provocando la afirmación del discurso teocrático entre algunos sectores de costarricenses.

La historia final la conocemos, “el ungido” estaba sólo en el plan de los falsos profetas, de los pastores y en el de sus hermanos arrimados, pero no estaba ni en el Plan de Dios, ni en el futuro de los costarricenses.

Los resultados revelan que la candidatura de Restauración, no fue sino un tigre de papel, que se terminó arrugando, con más facilidad de lo que se pensaba.

Ahora algunos de los manipuladores de “la marioneta” no pueden reconocer su fallo teológico y acuden a la divulgación de rumores infundados, para no perder autoridad sobre sus siervos: es más fácil repetir y hacer creer a quienes les apoyaron y apoyan, que no fue que se equivocaron, sino que lo que produjo la derrota del “ungido” fueron las fuerzas del mal, el demonio, que se manifestó por medio de un fraude electoral. Esta argumentación, como sabemos, no tiene ningún sustento o fundamento serio.

El cuestionamiento de personas que posiblemente nunca han salido de sus iglesias a integrar una junta receptora de votos, los conduce a realizar afirmaciones y promover “recomendaciones”, tales como la necesidad de ponerle a cada boleta de votación, el nombre del elector, para que nadie pueda emitir el voto sustituyéndolo, o bien, que se instalen cámaras en las urnas, para garantizar la pureza del sufragio.

La ignorancia es atrevida y creo que vale la pena promover una discusión y el análisis serio sobre el manejo de dineros, el pago de impuestos y la manipulación a que estas sectas religiosas someten a sus seguidores.

Se impone en definitiva luchar por un Estado Laico y la regulación de grupos fundamentalistas que son enemigos de los valores democráticos. No podemos permitir que se vuelva a poner en riesgo nuestro sistema político, ni que se instrumentalice el discurso religioso en el campo de lo político. Tenemos muchos y muy dolorosos ejemplos de lo que esta explosiva mezcla puede causar.

El sólo cuestionamiento a la figura del Tribunal Supremo de Elecciones y al blindaje que ha desarrollado esta institución a los procesos electorales, es ya de por sí, una afrenta al sistema político costarricense, que ha dado pruebas de absoluta garantía de la voluntad popular, por casi de 70 años.

Sobre los hermanos arrimados

Tal como lo predije en anteriores columnas, la actual cúpula del Partido Liberación Nacional, acumuló la cuarta derrota electoral consecutiva. Involucrarse de lleno en la campaña a favor de los representantes del fanatismo religioso, les condujo a entregar no sólo las banderas políticas, sino también ideológicas. Era comprensible que el partidario o el militante común, se decantara por una de las dos opciones políticas, al fin y al cabo, el Directorio Político les dejó en libertad para que votaran de acuerdo al dictado de su conciencia.

Pero de allí, a que miembros de la estructura formal, dieran su adhesión y ocuparan cargos de dirección en una campaña totalmente ajena a este partido político, resulta inadmisible.

Este error estratégico ha llevado a que afirmen algunos comentaristas, que el mayor perdedor en la contienda electoral, por encima incluso de Restauración Nacional, sea el Partido Liberación Nacional.

Cuatro derrotas consecutivas, deberían sacar a los militantes liberacionistas de la zona de confort en que se encuentran, de este silencio cómplice, y comenzar a exigir la delimitación de responsabilidades, ante estos fracasos políticos consecutivos.

Si no lo hace pronto, es posible que esté destinado a convertirse en una pequeña cofradía, con representantes de grupos de adultos mayores conservadores, sin ninguna vinculación política con la realidad del país, que incluso están dispuestos a suscribir, como lo hicieron, la afirmación de “que los Derechos Humanos deben respetar las tradiciones culturales”.

Al fin y al cabo, por el momento, la bandera del partido transformador se la arrebató el Partido Acción Ciudad, que ha logrado integrar entre sus seguidores, a miles de jóvenes del grupo etario entre 18 y 34 años, quienes conforman una mayoría en el Padrón Nacional.

En definitiva, Liberación Nacional está en cuidados intensivos y para salvarse, tiene que acudir a medidas extremas y a cortar partes enfermas, para tratar de que vuelvan a surgir nuevos brotes.

No estoy seguro de que la actual dirigencia, esté dispuesta a ceder el poder. Veremos cómo evoluciona el enfermo y cual sector, finalmente –el que estuvo con el PAC o el que militó con Restauración-, se apropiará la franquicia partidaria.

Sobre la encuestadora

Su desempeño causó un profundo daño a la credibilidad de las encuestas y a su uso en la política electoral.
Espero que el castigo del mercado y de sus potenciales clientes, sea consustancial al daño que provocó.

Finalmente, estos tres grupos se han comportado como cualquier hijo de Caín, quienes con absoluta irresponsabilidad y pensando sólo en sus intereses, estuvieron dispuestos a sacrificar a todos sus hermanos, para alcanzar sus objetivos religiosos, políticos y económicos, aun a pesar de manchar la imagen de la democracia costarricense y del Tribunal Supremo de Elecciones, pilar fundamental de nuestro sistema político.

Espero que la historia los juzgue, con la rigurosidad y severidad que corresponde.

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* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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