Las múltiples Costa Ricas

Ágora*

Guido Mora
guidomoracr@gmail.com 

Guido Mora

Al margen de todas las pasiones generadas en esta campaña, que han llegado a extremos insospechados, hay una evidencia clara de una situación que debe preocuparnos profundamente: contrario a lo que pensábamos no hay una, sino muchas Costa Ricas.

El modelo de desarrollo que el país ha impulsado las últimas décadas, ha generado abismos en temas de atención de necesidades básicas, educación y distribución de la riqueza. 

Para el año 2017, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares de 2017, el 20% de los hogares costarricenses se encuentra en estado de pobreza y un 5.7% en estado de pobreza extrema. La tasa de desempleo abierto es del 9,4%, y entre los pobres, 4,7% más alta que entre los no pobres. 

Más de 200 mil jóvenes, el 19.3% que se ubican en una edad entre 12 y 24 años, ni estudian ni trabajan.

La duplicidad de funciones y la descoordinación entre las instituciones que se encargan de atender a los costarricenses en riesgo social, a todos, pero particularmente a los más jóvenes, resta eficiencia y capacidad de ejecución a este sector del Estado. 

En el caso de los jóvenes, la Contraloría General de la Republica señala que existe dispersión y burocratización en las acciones estatales, lo que evidentemente disminuye la repercusión que puedan tener los recursos invertidos, en las acciones de la lucha contra la pobreza. 

Hablamos de ingresar a la OCDE y los «ninis» costarricenses tienen el peor nivel educativo entre los países que la integran: mientras que en otros países el porcentaje de jóvenes que no han terminado la educación es del 36.1%, en Costa Rica el índice es de 68.7%. 

Nuestros jóvenes mueren en las calles, en accidentes de tránsito o en luchas entre pandillas de narcotraficantes, porque no tienen opciones económicas, ante un mercado laboral cada día más complejo, para el cual no están preparados. 

Con todos estos datos, pretendemos suponer que tenemos un país solidario, que lucha contra la pobreza y la ignorancia. 

En esta elección la bomba «nos explotó frente a nuestro rostro». Las diferencias entre lo urbano y lo rural, entre el centro y las costas, provoca un voto protesta, que permite el fortalecimiento de grupos políticos que, en otras condiciones, apenas si alcanzarían, como ha sucedido históricamente, la elección de unos pocos diputados, 

No sabemos que resultará finalmente de este proceso electoral, lo cierto del caso es que la situación exige revisar lo actuado, antes de que el deterioro sea mayor y las repercusiones irreversibles. 

Es urgente impulsar una nueva revolución contra la pobreza y la ignorancia. Esperemos que la élite de los partidos políticos lo entienda e impulse acciones efectivas y eficientes, que democraticen aún más nuestra sociedad, no sólo en lo político, sino también en lo económico. 

Esta tarea debe de emprenderse de inmediato, porque los resultados se obtendrán sólo, a mediano y largo plazo. 
 
O comenzamos cuanto antes, o el edificio democrático, ya en estado de deterioro, terminará derrumbándose sobre nuestras cabezas y aplastando a todos los costarricenses. 

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* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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