Ellesmere es una vasta isla desierta: la décima isla más grande del mundo. No es un paraíso tropical, sino una helada tierra salvaje en la cima del mundo, con ondulantes campos helados, escabrosas montañas grises y negras y glaciares salpicados de peñascos. Durante cinco meses al año el sol no se puede ver, pero durante el verano brilla 24 horas al día, sin ocultarse en ningún momento bajo el horizonte septentrional. El extremo más al norte de la isla es el cabo Columbia, a muy poca distancia (800 km) del Polo Norte. Su punto más alto es el monte Barbeau, a 2 616 m por encima del nivel del mar. Profundos fiordos, como el de Archer, mellan su línea costera. Los acantilados descienden 700 m en picado hasta sumergirse en el mar embravecido. Las temperaturas en invierno pueden bajar hasta los -45 °C y el mar se congela. La tierra, no obstante, permanece seca durante la mayor parle del año. Sorprendentemente, se producen muy pocas precipitaciones: no más de 60 mm al año. Las temperaturas durante el verano —de finales de junio a finales de agosto— no superan los 7 °C, aunque en los días despejados puede hacer más calor. Se trata de un auténtico desierto, con solo tres asentamientos: Eureka, Alert y Grise Fjord.
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