Fin de una campaña, inicio de una lucha

Sigifredo Aiza Campos

Sigifredo Aiza

Terminó la precampaña electoral. Me siento satisfecho por haber concluido esta lucha. Soy hombre de palabra, tal como me comprometí al inscribir mi nombre en este proceso. Llegué hasta el final.

He vivido una gran experiencia conversando, recorriendo pueblos y ciudades; visitando los hogares de costarricenses en todo el país.

Surgen los sinsabores al constatar que miles de compatriotas viven en condiciones inhumanas y sumidos en la pobreza. Lamento profundamente ser testigo y palpar, además, la manipulación de que son objeto.

Siento que he madurado y mejorado como ser humano y como servidor público.

La tarea fue ardua. Por ahora, al menos, esta etapa, ha concluido.

Desde el punto de vista humano, me queda la satisfacción de haber logrado la interacción con miles de costarricenses, conociendo profundamente la forma de vida de muchas familias. Esta experiencia reafirma, por otra parte, el sentimiento de preocupación, al encontrarme a lo largo y ancho de Costa Rica, las carencias y necesidades que sufre gran parte de nuestro pueblo. Un sentimiento desgarrador envuelve mi mente, al recordar la situación de miseria, de carestía y de necesidad que pasan día a día mujeres y hombres, niños, niñas y jóvenes en todo nuestro país.

Más doloroso aún es reconocer, como debemos de hacerlo que, por acción o inacción, hemos sido, como partido político, cómplices de este proceso de empobrecimiento y que, tal como lo dije tantas veces en mi campaña, este el resultado de la aplicación de medidas económicas desiguales y concentradoras de la riqueza.

Mi participación en el proceso de la precampaña reafirma mi compromiso de lucha por todos los costarricenses, pero especial atención merecen los que menos tienen. Mi participación en la campaña nacional dependerá del compromiso real del candidato liberacionista, de apoyar estas banderas de lucha. Luchar por los que menos tienen, esa es mi meta.

Contrario a lo que otros piensan, hablar por los que no tienen voz, no es ser “chavista”, como se me quiso señalar, utilizando este como un argumento descalificador. Preocupa que un candidato liberacionista no conozca la diferencia entre las ideas socialdemócratas y el planteamiento dictatorial, antidemocrático, empobrecedor y subyugador del régimen chavista.

Hablar por los que no tienen voz, es tener un sentimiento de solidaridad humana que va más allá de una frase vana y de una pose politiquera. Es recoger y luchar por el pensamiento que guio a don Pepe. Es ser socialdemócrata, un verdadero socialdemócrata.

Lo he dicho y lo repito, soy un hombre de ideales y principios. No estoy dispuesto a cambiarlos o venderlos por espacios o en negociaciones que sólo me favorecerían en el plano personal y privado. Recojo el compromiso y la bandera de miles de liberacionistas que creyeron en mi mensaje, que expresaron ese apoyo en las urnas. Hago eco a la preocupación de miles de costarricenses que, sin expresarlo, también respaldan una propuesta política orientada a luchar por un país de oportunidades, por un país inclusivo, equitativo y solidario. Por hacer realidad esa Costa Rica que soñaron e hicieron posible los padres fundadores del Partido Liberación Nacional.

Seguiré siendo la conciencia de Liberación Nacional. Reafirmo este compromiso ante los liberacionistas y los costarricenses.

Esta tarea no es sencilla, son muchos y muy grandes los intereses económicos que pretenden privatizar actividades estratégicas del Estado, para incrementar los beneficios personales o de grupos, que no representan el sentir de la gran mayoría de costarricenses.

Ante esta situación y el enorme reto que representa mantener las banderas de lucha contra la corrupción, contra la pobreza y la mala fe; hago un llamado a los liberacionistas a integrarse al movimiento “YO HAGO LA DIFERENCIA”, inscrito como tal, ante las autoridades del Partido Liberación Nacional.

En este movimiento esperamos realizar las tareas de lectura, estudio y análisis, que nos permita seguir de cerca la evolución de la socialdemocracia moderna, la europea, la de Portugal, Francia o Alemania, de manera que conozcamos su evolución, apliquemos sus conocimientos y dejen de vendernos ideologías conservadoras que, al final, terminan siendo como los “espejitos “de la época de la colonia española: cuentas de vidrio, que engañan y empobrecen a miles de costarricenses, pero que enriquecen y concentran la riqueza en muy pocos.

Como conciencia partidista, quiero también un Partido Liberación socialdemócrata, consecuente y comprometido con todo el pueblo de Costa Rica; con la mirada solidaria para todos los costarricenses, pero en especial, para con los que menos tienen.

Esa es la antorcha que deseo levantar, esa la bandera de lucha que urge enarbolar.

Los invito a estar atentos y a acompañarme en esta tarea.

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