El “Papiro de la Huelga”

Roberto Vargas Pardo
rvargas@acerosvargas.com

Es difícil identificar los sistemas esclavistas en civilizaciones y culturas previas a la aparición de la moneda (siglo VI A.C), la razón es muy sencilla los medios de pago por intercambio de trabajo se hacían, por encima de cualquier proceso inflacionario, en especie: habitación, alimento, salud, etc, así la diferencia obrero/esclavo, a veces, llega a ser muy sutil y frecuentemente el término como lo conocemos hoy es adoptado después de múltiples transliteraciones desde lenguas y sus escrituras ya extintas, el caso de Egipto y Sumeria.

Formalmente, en Mesopotamia la documentación es muy explícita, Código de Hammurabi: ley 279: “Si uno compró un esclavo o esclava y tiene una reclamación, su vendedor satisfará la reclamación”, el ser humano adquiere en Mesopotamia, y todas sus culturas, valor de cambio lo que avala fuera de toda duda un sistema de producción esclavista.

La imagen bíblica de miles de esclavos hebreos en Egipto moldeando y cociendo ladrillos para la construcción de monumentos sugiere más la ejecución de un proyecto mesopotámico que egipcio. Egipto, desde muy temprano dejó de usar el ladrillo como elemento estructural. Más específicamente en el año 2690 A.C se lleva lleva a cabo, exitosamente, el primer experimento en la utilización de bloques de piedra en la construcción civil con la pirámide escalonada de Saqara relegando desde entonces el uso del adobe.

El legado arquitectónico del Egipto faraónico, en la exactitud en medidas, entalles, bajorrelieves, acabado y textura de sus bloques de piedra impresionan validando la conclusión que esta técnica sólo fue posible por obreros altamente calificados y nunca por pastores nómadas, aunque la lógica mercantil sugiera e insista que esos proyectos sólo pudieron ser viables gracias a una economía de base esclavista siendo que la evidencia arqueológica corre en otro sentido lo que nos remite al conocido “Papiro de la Huelga” (Museo de Turín, Italia) que avalado por documentos escritos en pequeños fragmentos calcáreos (ostracas) encontrados en la ciudad de Deir-el-Medina y guardados en los museos del Cairo y Berlín, nos presentan una organización social de economía muy diferente que incluye: …¡la Primera Huelga Obrera de la Historia!

En Noviembre del año 1152 a.C. bajo el reinado de Ramsés III tiene lugar la Primera Huelga de la Historia. Los obreros construyen el templo de Tutmosis III. Después de 18 días de no recibir sus “salarios” paran sus labores y reclaman. El escriba Amennajet se remite a su superior:

“(…) Año 29, segundo mes de la segunda estación, día 10. Este día el bando cruzó los cinco muros de la necrópolis, gritando: ‘¡Tenemos hambre!’ (…) y se sentaron a espaldas del templo” de Tutmosis III en el límite de los campos cultivados”

Donde reclaman:

“(…) Hemos llegado a este lugar por causa del hambre y de la sed, por la falta de ropa, de pescado, de hortalizas. Escríbanlo al Faraón, nuestro buen señor, y escríbanlo al Visir, nuestro superior. ¡Háganlo para que podamos vivir!”

Esto llevó a que se les pagaran las raciones del mes anterior. Reunidos al día siguiente en la “fortaleza de la necrópolis” obtuvieron la intervención del jefe de policía, Mentumosis, quien les hizo la promesa de ir con ellos hasta el templo de Tutmosis,:

“(…) miren, les respondo, suban a sus casas y recojan sus útiles cierren sus puertas y recojan sus esposas e hijos. Yo iré al frente de Uds. al templo de Tutmosis y les permitiré estar allí hasta mañana.”

A lo que los trabajadores responden:

“(…) No nos iremos. Digan a sus superiores, cuando estén con sus acompañantes, que ciertamente no hemos cruzado los muros a causa del hambre solamente, sino que tenemos que hacer una acusación importante porque ciertamente se están cometiendo crímenes en este lugar del Faraón”

Los obreros del templo a Tutmosis III no sólo reclaman sus salarios, tienen una denuncia de corrupción: entre ellos y el Faraón media un funcionario: el visir.

El papiro, cortado aquí, no especifica que Ramses III ordenara la búsqueda de los culpables en el atraso de los pagos aunque la obra, hoy, evidencia llegó a su fin.