El “muñeco” de Llano Grande

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Carlos Revilla M.

El sufragio es soberanía
José Figueres Ferrer

Carlos Revilla

Uno de mis proyectos personales en la Web al que más le tengo cariño es el “El espíritu del 48”, sitio que está dedicado a preservar los valores e ideales que inspiraron la Revolución de 1948. Este proyecto lo empecé a finales de los años 90s del siglo pasado y todavía continúo trabajando en el, aunque ya no con la dedicación que quisiera.

Debido a esto desarrollé desde esos años un par de enfermedades crónicas muy curiosas llamadas “plaquitis” y “monumentitis” que me hacen detenerme en cualquier lugar donde haya una placa o monumento —usualmente parques— para tomarles una foto. Y créanme, esta búsqueda virtualmente me ha llevado a lo largo y ancho del país.

Se sorprenderían de saber adonde hay monumentos y placas, especialmente estas últimas. Desde Puerto Soley en Bahía Salinas, cerca de la frontera norte, hasta Playa Dominical o Los Chiles, solo para darles unos pocos ejemplos, la lista es prácticamente interminable. En Puerto Soley un pequeño monumento recuerda a Eloy Morúa y otros que murieron durante la contrarevolución en diciembre de 1948; en Dominical hay una placa en memoria de los hermanos Infante fusilados por fuerzas del gobierno durante la revolución; y en Los Chiles se recuerda hechos relacionados con la invasión del 55.

Escogí estos tres acontecimiento porque se desarrollan en las tres situaciones bélicas importantes de ese período de la revolución (revolución, contrarevolución e invasión del 55). No es mi intención hacer una descripción detallada de qué fue lo que pasó en esa época o hacer un análisis, de eso ya hay mucho escrito.

Anterior al 48, en las elecciones del 13 de febrero de 1944 se dieron algunos incidentes muy lamentables que marcaron indeleblemente a los habitantes de esa época y que abonaron el camino —desgraciadamente— hacia lo que poco después serían los hechos del 48.

En el momento de las elecciones el presidente de la República era Calderón Guardia y su elegido para sucederle en el cargo lo fue Teodoro Picado, siendo el candidato de la oposición León Cortés, quien ya había sido presidente en el período 1936-1940. Por esos avatares de la política quienes habían sido aliados (Calderón y Cortés) poco después pasaron a ser enemigos.

Esas elecciones de 1944 estuvieron signadas por el fraude generalizado. Hubo un acontecimiento del cual quiero hablarles, que tiene que ver con el título de esta columna y que sucedió en ese fatídico día de las elecciones.

Llano Grande de Cartago es un pueblo muy bonito que queda en las faldas del Volcán Irazú. y —cosa curiosa— esta situado en un lugar que ni es llano ni es grande. A el se puede llegar por Cartago o por Rancho Redondo. Por cierto la ruta por Rancho Redondo es muy pintoresca y la recomiendo como ruta alterna para ir a Cartago o al mismo Llano Grande donde se llega de forma directa.

De una forma muy sucinta voy a narrar los hechos de ese día en Llano Grande. En la mañana llegó al pueblo un camión que venía de Cartago lleno de gente foránea (se decía comunistas, que estaban aliados al gobierno) con cédulas adulteradas, que los llevaban para que votaran por el candidato oficialista y venían acompañados por un oficial de la gobernación de Cartago.

Liderados por el jefe policial, el pueblo rechazó esa intromisión, entonces el camión se devolvió a Cartago, pero varias horas después regresó con «refuerzos» para hacer cumplir la orden de que esas personas ajenas al pueblo votaran ahí. De nuevo el pueblo rechazó esas pretensiones y entonces se dio una escaramuza, donde la gente del lugar se defendió con piedras y palos y los del gobierno les dispararon a mansalva con sus armas.

Una ves terminada la refriega, resultó que habían muerto Alberto Guzmán Guzmán, Ignacio Guzmán Ruiz y José Mercedes Rivera, los tres habitantes de Llano Grande, quienes ofrendaron sus vidas por la pureza del sufragio. El camión y las fuerzas del gobierno se fueron sin poder cumplir las órdenes de poner a votar a sus ocupantes y no volvieron más.

El 18 de junio de ese año, cuarenta días después de haber ascendido al poder Teodoro Picado, la ciudadanía organizó un grandioso desfile hacia Llano Grande para inaugurar un monumento levantado a la memoria de los campesinos que murieron en la jornada del 13 de Febrero y para enaltecer, además, el civismo del pueblo de Llano Grande. El monumento consiste en una piedra rústica, en la cual se colocaron tres placas de bronce, y que respectivamente dicen:

Alberto Guzmán Guzmán, Ignacio Guzmán Ruiz, José Mercedes Rivera enaltecieron a Costa Rica ofrendando sus vidas por la pureza del sufragio.

Cuando alguno pretenda tu gloria manchar
Verás a tu pueblo valiente y viril
La tosca herramienta en arma trocar.

Este monumento inconcluso materialmente simboliza la determinación inquebrantable del pueblo de defender la democracia costarricense.

SERA UN GOBIERNO DE VERDADERO ORIGEN
POPULAR EL QUE LE DE FIN Y PERPETÚE UN
ACTO DE GRAN TRASCENDENCIA PARA LA
REPÚBLICA.

Lo interesante de esto, es que ese «monumento de piedra rústica» ya no existe y la razón es muy sencilla y justificada. Como rezaba una de las placas de ese monumento «será un gobierno de verdadero origen popular…» (se puede leer completa en el párrafo anterior). Y esa es la razón, un gobierno democráticamente electo terminó de erigir el monumento, que se dio en la forma de uno completamente nuevo y que construyeron en un mejor lugar, no a la vera del camino como estaba el anterior, que por cierto era el lugar donde se habían dado los hechos. El honor le tocó al gobierno de José María Figueres (1994-1998), y efectivamente hubo un acto de gran trascendencia. Esto después que el primer monumento que se construyó fuera quemado a finales de la última presidencia de José Figueres Ferrer (1974), quien había ordenado su construcción.

El nuevo monumento, llamado “Monumento al sufragio» está en un predio cerca de la escuela. El lugar luce descuidado y en abandono, lo que es una pena. Incluso no hay ningún señalamiento que indique su existencia, casi nadie sabe de el. Los lugareños lo conocen como el “muñeco”, de ahí el título “El ‘muñeco’ de Llano Grande”.

Es una obra del escultor nacional Luis Umaña, hecha de marmolina, con un color final de bronce añejo. El concepto de la estatua es la libertad electoral, donde la figura de un hombre, que representa al pueblo de Costa Rica, esculpe la frase de José Figueres Ferrer “El sufragio es soberanía”, con la cual inicio mi columna.

Para una detallada y extensa descripción de los hechos acaecidos en Llano Grande, recomiendo la lectura La Infame Dictadura y la Gesta Cívica de un Pueblo Campesino de Luis Manuel Villanueva, por cierto, abuelo de Luis Gerardo Villanueva Monge, actual diputado por la provincia de Cartago. Como dato interesante el texto incluye versos de Daniel Oduber y Roberto Fernández.

Les adjunto una pequeña galería para que conozcan al “muñeco”, aunque es mejor visitarlo y admirarlo “en vivo”. Cómo es difícil de encontrar, incluyo también un mapa con el lugar exacto donde está localizado.

 

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Un comentario

  1. Mauricio Castro

    Yo fui a la inauguración del monumento «quemado» a principios del 74. Recuerdo parte del discurso de don Pepe que lo inició con un «nada tiene, nada tiene, nada tiene, dicen los campesinos cuando…». A principios de este año fui a Llano Grande y busqué el sitio del monumento y nadie supo darme razón.

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