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«A la Revolución de ayer, mañana y siempre». Carlos Obregón
Carlos Revilla Maroto
El monumento es uno de los símbolos más poderosos de la historia política y arquitectónica de México. Su imponente estructura no sólo recuerda la gesta revolucionaria de principios del siglo XX, sino que también encierra una historia de transformación, abandono y resignificación (ver la cronología).
La historia del monumento comienza con una paradoja. Fue concebido originalmente no como homenaje a la Revolución, sino como el Palacio Legislativo Federal. Diseñado por el arquitecto francés Émile Bénard a petición de Porfirio Díaz, el palacio aspiraba a competir con los grandes edificios parlamentarios del mundo. Concebida en estilo neoclásico, la construcción albergaría las Cámaras de Diputados y Senadores, además de salones de lectura, bibliotecas, despachos, imprenta y departamento de bomberos, entre otros. Su construcción inició en 1910, justo cuando estallaba la Revolución Mexicana, lo que interrumpió la obra apenas iniciada.
Durante años, lo único que quedó fue su esqueleto de acero, abandonado en medio de la ciudad, símbolo del fracaso del porfiriato y testigo mudo de la lucha armada.
No fue sino varios años después, que el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, influido por el arte moderno y el nacionalismo posrevolucionario, propuso reutilizar el armazón inacabado y convertirlo en un monumento conmemorativo de la Revolución Mexicana. La obra fue terminada en 1938, y desde entonces ha servido como mausoleo, mirador, museo y punto de reunión cívica. Obregón dedicó su proyecto “A la Revolución de ayer, de hoy, de mañana y de siempre”, frase que inmortalizó a Obregón y se encuentra en destacada en el propio monumento, e incluso en camisetas y sudaderas que se pueden comprar en la tienda de recuerdos de lugar.
El monumento alcanza los 67 metros de altura, y está coronado por una cúpula recubierta de cobre y sostenida por cuatro poderosos arcos. Su estilo arquitectónico mezcla influencias neoclásicas y Art Déco, con un fuerte énfasis en la monumentalidad y la simetría.
Bajo su cúpula descansan los restos de algunos de los principales líderes revolucionarios: Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco “Pancho” Villa, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Este carácter funerario lo convierte también en un panteón cívico nacional, donde la historia se funde con la piedra.
En 2010, como parte de las celebraciones del bicentenario de la independencia y el centenario de la Revolución, el monumento fue restaurado y modernizado. Se le incorporó un elevador panorámico de cristal que permite ascender hasta el mirador, y si se quiere reflexionar sobre el país que emergió de aquella lucha armada.
1911 | Con la intención de obtener su apoyo, Émile Bénard invita a Francisco I. Madero a visitar la construcción del palacio durante su campaña presidencial. |
1912 | Los recursos designados para la edificación del Palacio Legislativo son desviados para combatir las guerras revolucionarias. La obra es suspendida definitivamente. |
1912-1932 | La estructura del Palacio Legislativo permanece expuesta y abandonada durante 20 años. |
1919 | Émile Bénard regresa a Francia. |
1921 | En las naves laterales de la estructura se monta la Exposición Comercial Internacional del Centenario de la Independencia. Las alas norte y sur son demolidas después de la exposición. |
1922 | En un afán de rescatar su obra, Émile Bénard envía desde Francia un proyecto para convertir la estructura en Panteón a los Héroes. |
1928 | Émile Bénard regresa a México. |
1929 | El presidente electo Alvaro Obregón acepta el proyecto del panteón. Sin embargo, nunca so realiza ya que Obregón es asesinado en 1928 y Bénard muere en 1929. |
1933 | Para evitar la demolición de la estructura de gran valor arquitectónico el arquitecto Carlos Obregón Santaclla presenta el proyecto para convertirla en el Monumento a la Revolución. |
1934 | El talentoso escultor Oliverio Martínez gana el concurso para coronar las ábsides del MRM con cuatro grupos escultóricos que enaltecen los ideales de la Revolución. |
1936 | El MRM se constituye como mausoleo. |
1933-1938 | Se edifica el Monumento a la Revolución Mexicana. |
1938 | El MRM es visitado y el ingreso a los miradores se hace por dos elevadores. |
1970 | El acceso al elevador queda bloqueado y el MRM y Plaza de la República caen en abandono durante 40 años. |
2010 | En Centenario de la Revolución So lleva a cabo el rescate, restauración y remodelación de la Plaza de la República, el Musco Nacional de la Revolución y el Monumento a la Revolución. El Mirador del MRM es accesible de nuevo mediante un elevador panorámico. |
Quiero destacar las cuatro estatuas del monumento que representan los cuatro pilares ideológicos y sociales de la Revolución. Fueron esculpidas por el artista Oliverio Martínez en los años 1930s y están ubicadas en las esquinas del monumento, sobre las pechinas que sostienen la cúpula. Cada una simboliza un aspecto clave del movimiento revolucionario. La independencia, representa el inicio del movimiento revolucionario; las Leyes de Reforma, simboliza la lucha por la igualdad y la justicia social; las Leyes Agrarias, hace referencia a la búsqueda de equidad en la distribución de la tierra; las Leyes Obreras, representa la defensa de los derechos laborales. Estas esculturas no sólo decoran el monumento, sino que reflejan visualmente los ideales que definieron la Revolución Mexicana y que quedaron plasmados en la Constitución de 1917.
Para visitar el monumento hay que comprar la entrada, que no es cara. Para la primera parte del tour a la base del monumento, una especie de sótano donde se puede ver como fue construido, asignan un guía para hacer el recorrido. Para la segunda parte, que es la parte de arriba, se hace sin necesidad de un guía. Ahí las vistas de la ciudad son espectaculares y hay mucho que ver, incluidas las figuras de cera de Pancho Villa y Emiliano Zapata, que emulan la postura de la famosa foto en la silla presidencial, poco después del triunfo de la Revolución.
El monumento no es sólo una estructura conmemorativa. Es también un espacio público activo, sede de manifestaciones, conciertos, exposiciones temporales y celebraciones populares. Su plaza circundante ha sido testigo de marchas sindicales, homenajes patrióticos y reuniones espontáneas.
Tomé un pequeño vídeo de la plaza, como para que se den una idea del lugar.
La galería no es tan grande, escogí mostrarles las que creo son las mejores imágenes.
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