A la nación de las barras y las estrellas

Ricardo Castro Calvo

Ricardo Castro

Este día es especial para el destino de la humanidad. El pueblo de pueblos elige un camino. Su destino ha estado marcado por la determinación de encontrar coincidencias.

En esa porción del planeta se unen soñadores de todos los destinos. Se hermanan en esa tierra, hombres y mujeres que buscan libertad.

Hoy, es crucial para la democracia. Este ha sido el imperio de la democracia. Otros registros tiene la historia, pero ninguno encuentra bases cimentadas en el alma de Washington, Lincoln y Kennedy.

En Estados Unidos de América se practica, cada día, la negociación. En su suelo crece la democracia como el ejercicio de poner de acuerdo a las fuerzas de la sociedad.

Estamos acostumbrados a observar y señalar los disensos, pero hacemos poco por exaltar la labor del encuentro político de un destino común. Vemos las cicatrices que han dejado los errores, pero no advertimos la belleza del modelo de sociedad que tantos tejen a diario.

La elección del presidente de los Estados Unidos está marcada por la antipatía y el odio. Eso no lo merece un pueblo que se nutre con el amor de la cultura universal.

Anhelamos que el equilibrio entre la mente y el corazón sea el triunfo en esta elección.

Estados Unidos es un modelo para todas las sociedades, por sus virtudes y sus atributos. Su mero ejemplo es escuela. Es un país que piensa en grande, a escala planetaria, y por ello tiene reconocimiento universal. Es un pueblo ganador. El mundo se identifica con los ganadores, no con los perdedores.

En esa tierra se entrecruzan caminos de diferentes seres humanos y de maneras misteriosas se trenza una sola nación. Tuve el privilegio de vivir parte de mi niñez en aquellas tierras. Un privilegio de mi existencia. Siempre he querido a ese pueblo. Es bello poder llamarles mis amigos. La gratitud y el afecto debe expresarse. Son sentimientos que ahí cultivé.

Anhelo que esta jornada electoral termine en disculpas y perdones. En cariños que, en la campaña no se expresaron.

La respuesta está en su acta de nacimiento: «We the people». Cada persona que edifica su hogar ahí, reciba su porción de bienvivir en dignidad, en amor y en paz.

A la gran nación americana va el anhelo para que rompan las barras y abran las estrellas.

Abogado y asesor parlamentario

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