Un nuevo aniversario de la reforma protestante (31 de octubre)

Una reflexión “heterodoxa – liberadora”

Ocean Castillo Loría

Lutero

I
 
Siglo XVI…
 
Una revolución religiosa…
 
Han pasado 506 años…
 
En América Latina, en la década de los 60, surge y se alimenta un modelo teológico también revolucionario: la teología de la liberación…
 
Estas tesis iniciales, se ubican en el marco de la historia de la iglesia, pero en la esfera más personal cabe decir lo siguiente: cuando se nace en el seno de un hogar católico, es difícil que se sepa algo de la reforma protestante.
 
En el caso del autor de estas líneas, aunque resultaba interesante, que del lado materno se tendía más a un cristianismo protestante, del lado paterno, se tendía más, a un cristianismo de tradición católica.
 
Pero el punto culminante, se dio en la educación formal: cuando se es formado en un sistema de educación de corte protestante, surge la figura de Martín Lutero inevitablemente. El asunto es, que, en nuestro caso, dentro del sistema educativo, se hacía también crítica al “protestantismo tradicional”: “éste había terminado traicionando la idea original de la reforma, al rendirse al ‘ecumenismo católico’”.
 
La resultante final, es que el autor, es un teólogo católico formado en un currículo ecuménico, con un fortísimo componente de una visión histórico – crítica…
 
Pero regresemos en la historia: al caer el imperio romano de occidente, la iglesia católica, fue el único poder unificador y propio de la civilización de Europa occidental. En este rol, fue parte de guerras y fue comprometida por ellas.
 
Como contraparte, la iglesia fue vital para mantener el conocimiento: esto a través, por ejemplo, de los monasterios, además fue clave en las bases de las políticas sociales: caridad, hospitalidad…
 
Pero también fue el momento de la caída de la iglesia en el exceso y el lujo, esto por parte de Cardenales y Papas. Lo opuesto sucedía con el clero local y los miembros de la vida religiosa: ellos eran devotos y activos en el trabajo pastoral: el mensaje cristiano, era trasmitido con fidelidad.
 
Así, estamos ante una palestra religiosa que nos presenta:

  • Grandes catedrales.
  • La belleza del canto gregoriano.
  • Dominicos y franciscanos, muestran la concreción de los ideales morales cristianos.
  • Aparecen nuevas universidades de fundación eclesial.

En términos de filosofía y teología, el pensamiento de San Agustín, reaviva a Platón y Santo Tomás de Aquino a Aristóteles. El “aristotelismo”, alimentará la observación y la experimentación, éstas serán las bases del método científico.
 
Estas realidades incidirán en la teología: gracia y revelación, son compatibles con la razón: claro está, esto refuerza la teología: de un modo u otro, son los inicios de la tesis: “razón y fe se complementan”. He aquí las bases del humanismo cristiano.
 
Sobre este contexto, Tomás de Aquino, será el teólogo más importante de la iglesia católica (En buena teoría, los currículos académicos católicos en teología, deberían estar basados en las líneas del “Aquinate”)
 
En síntesis, el catolicismo presenta:

  • La posibilidad de dar espacio a los inicios de la ciencia en relación al mundo natural.
  • Los inicios de una visión humanista cristiana.
  • Pero ese mundo, esa humanidad, tienen un fin sobrenatural en Dios.
  • Entonces el mundo natural, es subordinado por el mundo sobrenatural.
  • El papel de la iglesia es “mediar” entre las dos realidades por medio de los sacramentos.

De este modo, podríamos decir que: del siglo XIII al siglo XVI: florecen:

  • Arte.
  • Música.
  • Literatura.
  • Conocimiento.

Eso sí, bajo cobertura y manutención de la iglesia…
 
Cuando decimos conocimiento, decimos, florecimiento de la teología…
 
Los estudiosos, penetran en la Biblia (Nos referimos a los teólogos); y comienzan los cuestionamientos a la hipocresía y el lujo de la cúpula católica (Les parecía increíble que, Jesús predicase en la ruralidad y a los campesinos. Y la iglesia, fuese imperial: con aristócratas – príncipes – obispos). Esto nos permite decir unas palabras sobre los pre reformadores.
 
Hablemos en principio de 4 personalidades, pioneros de la reforma, en el viejo continente:
 
1) Pedro Valdo:

  • Para 1170, era un mercader muy rico.
  • Tuvo una fuerte experiencia espiritual (¿Mística?)
  • Al tener recursos, contrató a dos académicos para que le tradujesen la Vulgata Latina (Que era la Biblia que había traducido San Jerónimo al latín, con copias fidedignas del hebreo, arameo y latín)
  • El sacerdote que era su consejero espiritual, le llevó a la reflexión del pasaje del Evangelio del joven rico. Valdo tuvo una experiencia semejante a la de San Francisco de Asís. Le dio todo a los pobres y se entregó a la dependencia de Dios.
  • Se volvió un predicador callejero, con lo cual, se dirigía sobre todo a los pobres, logrando bastantes conversiones.
  • En 1175, ya tenía seguidores, ellos hicieron lo mismo (voto de pobreza, predicación). Comenzaron a ser llamados: “Los Pobres de Lyon”.
  • La expansión del movimiento, hace que les llamen “Los Valdenses”.
  • A mayor estudio bíblico, se daba una mayor preocupación por las doctrinas, la eclesiología y las prácticas de la iglesia. Valdo se colocaba cada vez más contra ésta y termina siendo ex comulgado.
  • Muere en 1205, pero el movimiento siguió creciendo.
     

 
2) John Wycliffe:

  • Ingresa en la universidad de Oxford, en 1346.
  • En poco tiempo, llegó a ser el principal filósofo y teólogo de la institución.
  • Para 1374, era el rector parroquial de Lutterworth.
  • Frente a los llamados de la iglesia por ayuda financiera, Wycliffe, llegó a oponerse argumentando la pobreza de Cristo y sus apóstoles. Por tesis de este tipo, fue acusado de herejía.
  • El Papa emitió 5 edictos eclesiásticos contra este teólogo. Ellos contenían 18 acusaciones: el inglés fue llamado: “el maestro de los errores”. Pero Wycliffe, respondía y los problemas internos del catolicismo, eran de tal grado, que no actuaban contra él, lo que aumentaba su popularidad.
  • En este contexto, siguió escribiendo y profundizando en el estudio de las Escrituras.
  • Muere en 1384, sin poder terminar su última tarea: la traducción de la Biblia al inglés.
  • 43 años después, su cuerpo es exhumado, sus restos son quemados; y lanzados al río Swift, pero sus enseñanzas se seguían extendiendo.

3) Jan Huss:

  • Nació en una familia pobre, por lo que entra al sacerdocio, para prosperar económicamente y hacerse famoso.
  • Fue un gran predicador.
  • Pero se dedicó más a la academia. Fue decano de la facultad de filosofía de Praga.
  • Vio la iniquidad en el clero y comenzó a predicar violentamente contra ella. Por esto, fue acusado con el Arzobispo.
  • Estudiando la Biblia, concluye que la autoridad Papal no es la última.
  • Leyendo a Wycliffe, consolida la tesis de que la autoridad última es la de la Biblia.
  • Reclamó que todas las creencias cristianas se examinaran guiándose por el Nuevo Testamento.
  • De igual modo, atacó las indulgencias y defendió que se generalizara: “la comunión con las dos especies” (Pan y vino) y dejó de predicar en latín.
  • Por esto (Ser discípulo del “maestro de las mentiras”), es ex comulgado, juzgado como hereje y condenado a la hoguera.
  • Al morir, se da un levantamiento de sus seguidores, que durará más de una década.

4) Giralmo Savonarola:

  • Nace en una familia rica. Ellos quieren que estudie medicina, pero él, se une a la orden de los dominicos. Allí estudia las Escrituras y a santo Tomás de Aquino.
  • Se convierte en un gran predicador en Florencia.
  • Muchas veces en la catedral, predicaba en la lengua del pueblo y no en latín.
  • Anunció la gracia salvadora de Dios con potencia bíblica; y hacía fortísimas críticas a líderes eclesiásticos y políticos. 
  • De 1494 a 1498, genera un gran cambio político y social.
  • Su predicación asume tonos proféticos.
  • Crea gracias a la juventud que le seguía: “hogueras de vanidades”, allí se quemaban objetos juzgados de pecaminosos.
  • El Papa Alejandro VI le excomulga.
  • Es juzgado y quemado en la hoguera en 1498.

Como puede verse, hay comunes denominadores en los pre reformadores:

  • Todos condenaron la inmoralidad de la iglesia.
  • Varios condenaron la doctrina de las indulgencias (Huss, Valdo y Wycliffe)
  • Todos condenaron los abusos papales.
  • Todos fueron ex comulgados.
  • Huss y Savonarola terminaron en la hoguera.
  • Ninguno se retractó de sus tesis.
  • Los seguidores de Wycliffe (“Lolardos”), los “Valdenses” y los “Husitas”, se unieron al movimiento protestante.
  • Todos rescatan la autoridad de las Escrituras y predican en el lenguaje popular.

Del mismo modo, ellos influirán en Martín Lutero, eso sí, al principio, él rechazará las doctrinas de Huss, pero luego dirá que: “todos somos Hussitas sin saberlo”, asimismo, admiró a Savonarola y pensaba que, como él, terminaría en la hoguera.
 
Ahora, tal y como está descrita la historia hasta aquí, parece que la iglesia entra en una crisis y “los católicos no hacen nada para detenerla”. Es por ello, que debemos hablar de Erasmo de Rotterdam: un intelectual y católico de talla excepcional.
 
De ahí, su humanismo, con ideas muy claras, sobre la necesidad de una reforma dentro de la iglesia católica. Eso sí, sin la radicalización en la que caería Lutero. Ya cuando el conflicto entre “movimiento protestante” y catolicismo es claro, ambos bandos buscan ganárselo, pero Erasmo mantiene neutralidad: “no hay que execrar ninguna herejía hasta el punto de no atreverse por odio a ella a enseñar lo que es justo”, escribirá.
 
Pese a ello, tuvo un enfrentamiento por medio de cartas con Lutero y Erasmo será víctima de la “acidez polémica” del reformador. Con tristeza, el de Rotterdam, verá hasta el final de sus días, las divisiones de catolicismo y protestantismo.
 
II
 
Lutero se enfrenta a su contexto: “la cristiandad medieval”: la sociedad está unida a la política, a la religión, a la cultura. Las autoridades se desenvuelven dentro de esa cristiandad y cristiandad es ciudadanía; ciudadanía es cristiandad (Esto es parte de lo que cuestionará posteriormente la reforma radical.): el individuo vive en sociedad y vivir en sociedad, es estar ligado a la iglesia.
 
Lo social es la iglesia: y la iglesia es liturgia y sacramentos, lo social está atravesado por esa liturgia, por esos sacramentos: además, esa liturgia y esos sacramentos, son en mucho misterio y trascendencia.
 
Así, el bautismo, protege de lo desconocido, de lo hostil, de lo antagónico: no en balde, por ejemplo, los que se suicidan, no podían ser enterrados en “campo santo”. Del mismo modo: la herejía es pecado, el ateísmo es inconcebible, la apostasía y la brujería, son dignos del “fuego purificador” de la hoguera.
 
¿Qué se cree?: lo que cree la iglesia, lo que cree la iglesia, es lo que se impone a la feligresía: ella debe obedecer y someterse…
 
La tesis es la cristiandad. La antítesis comienza a ser sembrada: en este trabajo, veremos si es posible con elementos propios de nuestro cristianismo latinoamericano, una síntesis. Pero apenas estamos iniciando el camino: las estructuras de la cristiandad, comienzan a perder capacidad de aceptación, la unidad medieval comienza a dejar de ser tal: los Estados – Nación, construyen una nueva Europa. Ella, vivirá en las rivalidades de esos Estados.
 
Hay religión, hay grey: pero la religión no está satisfaciendo a la grey: hay cristianismo, pero hay una distancia del pueblo (Lo que muchísimos años después, ya en el Concilio Vaticano II, se conceptúa como Pueblo de Dios): hay liturgia, hay sacramentos, pero: ¿La piedad?, ¿La afectividad? ¿La individualidad?
 
Es en esta palestra que surge la reforma protestante: la idea inicial de Lutero, era reformar la Iglesia Católica: de hecho, como lo dijera en su momento, el Obispo Robert Barron: si hubiese sido otra época, muy posiblemente, “el luteranismo”, sería otra rama de la vida religiosa, como las órdenes dominica o franciscana.
 
Los siglos XIV y XV, contienen en sí, las bases de la transición del feudalismo al capitalismo…
 
La cristiandad se basa en dos trinomios:

  • Imperio – monarquía – derecho divino.
  • Sacerdote – sacramentos – iglesia.

Estos dos trinomios, se basan en una estructura jerárquico – jurídica. Los dos trinomios expuestos, tenían una dinámica de integración y conflicto (Lo propio de la política), pero vendrían los estados nacionales y las limitaciones constitucionales a las monarquías: de ahí nuevos escenarios, nuevos actores, nuevas fuerzas.
 
Por su parte, en el sistema religioso, se venían dando cambios: más que énfasis en:

  • Los mediadores (Sacerdotes)
  • Las mediaciones (Sacramentos)
  • Estructuras (Iglesia)

Surgía un modelo teológico que planteaba “una experiencia de lo Divino (así en mayúscula)”, personal, que implica: la muerte del ego (“Vivo yo, más no yo, es Cristo que vive en mí, como diría San Pablo). Estamos hablando de la teología mística. Como quiera que sea, ella irá fortaleciendo el individualismo.
 
En el sistema económico, ese individualismo, terminará permitiendo el nacimiento de los dueños de los medios de producción: la burguesía…
 
Por su parte, el humanismo cristiano, critica la corrupción moral y espiritual. Para los autores de esta corriente, la respuesta a estos problemas, se encuentra en el retorno a las fuentes clásicas del conocimiento y la sabiduría.
 
Está terminando la época medieval: las demandas de corte nacionalista, toman gran fuerza. Por otro lado, la religiosidad popular, conduce a una piedad, que, a su vez, será base de una especie de profetismo apocalíptico. Elementos de este tipo, permiten una clara interacción entre política y religión.
 
Con esta interacción activa, se darán cambios sociales:

  • Reiteramos que aparece la burguesía.
  • Hay un campesinado pobre.
  • También hay un estrato, que podríamos denominar de artesanos.

Los primeros, tratarán de enfocarse en la producción de la riqueza para su concentración. Los segundos, luchan por una mejor distribución de esa riqueza y los artesanos, tenderán a crear sus propias estructuras. En términos de comunicaciones, el acelerador de estos cambios, es la imprenta.
 
Los resabios medievales y el naciente sistema burgués, se complementan y debaten entre la servidumbre y el acaparamiento. Frente a ello, los campesinos luchan por mejoras económicas. El escenario de esta lucha, es Alemania.
 
Vendrán las guerras campesinas (1521 – 1525); en las urbes, se refuerzan los gremios artesanales, pero también los bancos. Las guerras campesinas, son contra los señores feudales en las zonas rurales. En las ciudades, se fortalece la burguesía y se proyecta la expansión comercial más allá de las fronteras.
 
En medio de estas realidades políticas y económicas, la reforma protestante, aparece en el contorno del capitalismo naciente: hay críticas económicas, políticas; y la reforma, lo es, en el campo religioso.
 
Ella no tiene base penitencial y sufre un fortísimo debate en materia de teología sacramental. En materia política y económica, Lutero es conservador. Ante esta realidad, surge la Reforma radical: ella, alimentará a los campesinos disconformes y los sectores pobres de las ciudades.

De la reforma protestante inicial, se subrayan tres teólogos:

  • Martín Lutero.
  • Ulrico Zuinglio.
  • Juan Calvino.

Ellos aportarán al cuerpo central de las doctrinas protestantes: cada uno tiene diferencias, ellas se mantendrán a lo largo del tiempo: hemos dicho que, la reforma sufre un fortísimo debate en teología sacramental. Ese debate no quedará resuelto e imposibilitará la unión de los reformadores.
 
¿Qué decir sintéticamente de Lutero?:

     

  • Monje Agustino.
  • Experto y profesor en Sagradas Escrituras.
  • Estudia la Biblia, para encontrar respuesta a sus problemas: no soporta al “Dios – castigador”, no soporta la prisión del binomio: pecado – castigo.
  • Para los teólogos protestantes: “redescubre a Pablo”; para los teólogos católicos conservadores: pone énfasis más en la fe que en las obras, perdiendo el equilibrio entre ambas, con lo que comete herejía (Subraya una parte de la verdad, pero olvida la otra parte, en este caso, la de las obras)
  • Basado en su descubrimiento, en principio, busca la reforma de la iglesia católica. Pero al final, no habrá reforma, habrá ruptura.
  • La iglesia le expulsa, y él, saca a sus seguidores del catolicismo.
  • He aquí la base de la corriente luterana.

¿Qué decir sintéticamente de Ulrico Zuinglio?:

  • Reformador suizo.
  • Sacerdote católico, que rompe con el pensamiento de Santo Tomás de Aquino: esto es una gran ruptura.
  • Busca una síntesis entre humanismo y Biblia.
  • Es un humanista crítico del poder de la iglesia católica en lo político y en lo social.
  • No le agrada la liturgia altamente adornada (Lutero, en esto es más flexible. En materia sacramental él y Calvino tendrán diferencias con el suizo); casi que la experiencia religiosa se convierte en espiritualidad y racionalismo (sin mediaciones)
  • La religión es la moral que debe habitar en los seres humanos.
  • Quizás, basado en el profeta Jeremías (capítulo 31, versículo 33), planteará que: el Evangelio, es la nueva ley grabada en el corazón del creyente y es Jesucristo (Que, en el Evangelio según San Mateo, es el nuevo Moisés), el culmen de la religión.
  • El creyente tiene fe, por esa fe, recibe la gracia, por esa gracia, acepta el camino del discipulado.
  • Fue un gran predicador basado en la Biblia.
  • Para algunos historiadores y teólogos protestantes: Lutero y Zuinglio, llegan casi a las mismas conclusiones por caminos separados (El mismo Ulrico, sostendría esta tesis); para otros, el suizo, al saber de las tesis de Lutero, abraza el camino de la reforma.
  • Pero a diferencia del reformador alemán, Zuinglio también es político y de allí, pasará a las armas, para librar a los cantones suizos, del dominio católico. Morirá en batalla, como héroe nacionalista.

 
¿Qué decir sintéticamente de Calvino?:

  • Francés.
  • Hombre brillante de una gran educación.
  • Basado en las ideas de Lutero y Zuinglio, abraza la reforma.
  • Podría decirse que es el generador de la teología sistemática en el protestantismo. Aquí hará aportes fundamentales: hablará de las relaciones: reforma – sociedad; reforma – cultura y reforma
  • teología. 
  • Extenderá las ideas de la reforma en Suiza y en el resto de Europa (Algunos teólogos protestantes, dirán que, en el país helvético, fue más influyente que Zuinglio)
  • Creará la República ginebrina. Más que república, será una teocracia. Pero ella planteará división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial); jurídicamente, el sistema religioso, queda separado del sistema político.
  • Una de las grandes sombras de Calvino, es la condena a muerte de Miguel Servet. Frente a ella, se levanta Sebastián Castellio. Calvino le calumnia, le persigue y hace ver, que él tiene una especie de “infalibilidad” respecto a la Biblia (De nuevo: vemos aquí, la crítica de los teólogos católicos conservadores: se reprocha al Papa, pero los reformadores, van asumiendo un papel semejante); de hecho, en el siglo XVII, la ortodoxia luterana, leyó de manera semejante a Lutero.
  • Los puritanos que llegarán a Estados Unidos, tendrán influencia calvinista.

En Inglaterra, la reforma transitará por otros caminos: aunque suene irónico, podemos hablar de: “un rey Enrique VIII, católico” y un “rey Enrique VIII, anti católico”: conste que es el mismo rey, pero en la primera etapa, recibe hasta un reconocimiento del Papa, por su combate a la reforma.
 
Pero en la segunda etapa, está involucrada la herencia al trono, dos mujeres (La reina y Ana Bolena) y la posición papal, sobre el deseo de divorcio del rey…
 
¿Diferencias doctrinales?: pues, ninguna: la reforma anglicana, en términos litúrgicos, es muy semejante (Para decir lo menos), al catolicismo tradicional…
 
Véase que hay distintas tesis sobre la relación política – religión, en la reforma:

  • Lutero es conservador en lo político. “El altar no debe meterse con el trono”.
  • Zuinglio actúa en lo religioso y lo político. “El altar y el trono interactúan en conflicto”
  • Calvino hace otro tanto. “El altar y el trono interactúan en integración”.
  • Enrique VIII, se separa del catolicismo, más por lo político que por lo religioso. “el trono se separa del altar, pero crea un nuevo altar”.

Con esto claro: regresemos a la reforma radical: para ella, no debe darse unión entre “trono y altar”. Todo gobierno, todo Estado, es “sospechoso”. Hay varias figuras destacadas de esta corriente, pero la principal es Tomas Muntzer.
 
¿Qué decir sintéticamente de él?:

  • Inicia como seguidor de Lutero.
  • Él observará que la justicia imputada por la fe, desemboca en el quietismo, no cambia moralmente al individuo, ni el orden social existente.
  • Movido por preocupaciones pastorales, no le queda otro remedio que llevar hasta las últimas consecuencias los principios de la reforma (pese a las tesis conservadoras), hacia una lucha de los campesinos y los obreros, contra los príncipes y los burgueses.
  • Parte de una experiencia espiritual y del discernimiento del Espíritu, véase que esta es una base mística.
  • Cree en el re – bautismo (Es decir, el creyente puede volverse a bautizar, al abrazar una nueva fe)
  • Defiende la posibilidad de las visiones en la esfera profética (Opuesto a Lutero)
  • Es considerado héroe por muchos socialistas y comunistas y precursor del socialismo en Alemania.
  • La interpretación de la Biblia, según él, dependía de la experiencia espiritual y religiosa.
  • La reforma verdadera, llevará a la iglesia de los escogidos, los que harían el cambio social, decía.
  • Compartía con Zuinglio, el que las iglesias debían ser frugales en decorado: para Muntzer, lo contrario, era signo de materialismo.
  • Por algunos autores, es considerado precursor de la Teología de la Liberación.

Como parte de la reforma radical, hubo otros grupos: algunos de ellos, claramente pacifistas y sin posición política activa. El énfasis es el de la experiencia espiritual personal, pasando a formar comunidades, aspirando a vivir los valores del Reino de Dios, predicado por Jesús de Nazaret, con la fuerza del Espíritu Santo.
 
Al no subordinarse a los Estados, fueron perseguidos y martirizados, ellos no hacían juramento por ninguna nación y se oponían a cualquier tipo de servicio militar. La mayoría de estas comunidades, eran cerradas: por ejemplo: “Los Amish”, en Estados Unidos.
 
Otros grupos, eran igualmente pacifistas, opuestos a la violencia. Eso sí, con importantes actividades sociales: comunicaciones, educación, salud, apoyando grupos que plantean objeción de conciencia (Tesis fundamental de la Reforma protestante), para oponerse a la guerra.
 
Tal es el caso de “Los Menonitas”. Si se nos permite la analogía, podemos decir lo siguiente: “Los Menonitas son a la reforma protestante, lo que los Benedictinos, son a los católicos”. Nótese que, los “Menonitas”, abogaban por la paz, cuando ya el protestantismo había penetrado en el campo de lo político.
 
En otro orden de cosas, será desde la sociología, que Max Weber, planteará que el protestantismo es clave para alimentar el capitalismo: hay, dice el alamán, conexiones entre: las doctrinas protestantes, las ideas del Renacimiento y el desarrollo del capitalismo.
 
Para Weber, en síntesis (Apretadísima claro está):

  • El creyente protestante tiene una vocación (Lutero), esa vocación le lleva al trabajo duro, pues éste es parte de la gracia de Dios: ello, permitirá la aparición de la burguesía.
  • Calvino enfatiza el tema de la santidad. La palabra santidad, tiene su raíz en el concepto de “separación” (De ahí, el concepto de sacerdocio en el catolicismo), pues bien: Jesús dice que: el creyente: “está en el mundo, pero no es del mundo”: ¿Cómo cumplir ese postulado?: siendo exigente, eficaz y dedicado, no permitiendo “que la mente ociosa, sea taller de satanás”. Con el francés, se dará la siguiente lógica: el creyente es predestinado a la gracia; ¿Cómo se muestra la gracia y la bendición?: en la ganancia: he aquí un claro ligamen entre religión y economía.

En efecto: Lutero y Calvino, hablan respectivamente de vocación y de santidad y predestinación: pero ellos, no tienen claras las consecuencias de los ligámenes que plantea Weber. Al final, la lógica “Weberiana”, se cumplirá con los puritanos.
 
Pues bien, la reforma genera comunidades de fe (Iglesias) y ellas impactan el globo terráqueo: en tanto estructuras sociales, ellas son receptoras de la ilustración y el capitalismo liberal. En América Latina y el Caribe, uno de los pilares del liberalismo político y económico, es ese protestantismo europeo y estadounidense.
 
Así, por ejemplo, en Costa Rica, el protestantismo ingresa, como consecuencia de la integración del país y el subcontinente Latinoamericano, en el ámbito del capitalismo. Frente a él, las tesis católicas, parecen propias de un “oscurantismo medieval”. Ante el auge protestante (se dice), el catolicismo es decadente, frente al progreso protestante (se dice); el catolicismo es retrógrado.
 
Pero volvamos a Costa Rica para plantear (Solo como mención), una tesis interesante: se expresa que el protestantismo es progreso: pero en nuestro país: primero vino la United Fruit Company (UFCO), con lo que Costa Rica, pasa a ser enclave del capitalismo extranjero y luego: ¡Vinieron los misioneros!
 
En fin… dejemos esto de lado: en términos conservadores de interpretación teológica: el catolicismo se solaza en decir que es homogéneo: “Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.” En oposición: “el protestantismo no es uno”.
 
Cuando acercamos el lente al catolicismo, nos damos cuenta que, más que: “un catolicismo”, hay “catolicismos”; en el caso del protestantismo, hay “diversidad sin unidad”: esto les ha traído fortalezas y debilidades.
 
Desde la visión conservadora: el protestantismo, se ha centrado en el rescate de la teología de la salvación: “creer en Cristo, lleva a la salvación del alma”. Esto, en oposición a la supuesta tesis católica de que: “la salvación se logra por las obras y no por fe”.
 
El asunto es, que hay una visión que aquí llamaremos “liberadora” desde la interpretación teológica: desde esta visión: el ser humano está oprimido y debe ser liberado: si partimos con estos “lentes”, para abordar las tesis de Lutero, resultaría que, “Cristo salva”, esto es una gracia y “por esa gracia, el ser humano recibe su libertad”.
 
Por esta idea, se acababa uno de los grandes dilemas en la vida religiosa de Lutero: “la Iglesia, solo presenta incertidumbre y angustia: se parte de que el ser humano es pecador frente a un Dios que lo que busca es juzgarlo y castigarlo; y para evitar ese juicio y ese castigo, debe buscar indulgencias y hacer obras buenas”. Pero por la fe, tengo certidumbre de salvación, por la fe, ya no tengo angustia: “donde Cristo esté, yo también estaré”. Dios no es juicio y castigo, es gratuidad y compasión.
 
Esto tiene consecuencias éticas: Lutero verá que el creyente – liberado, debe tener comunión y ser servidor hacia los demás, desde su libertad adquirida (Como lo dice un viejo himno protestante: “comprado con sangre por Cristo”)
 
“Soy salvo por fe, por esa fe, voy en salida, activa y amorosa al prójimo”. Con esta idea inicial, Martín Lutero, generará toda una ética social: ella basada en la propia conciencia y su vocación ante Dios. algunos teólogos, dicen que Calvino parte de allí, para enfatizar la ética social.
 
Según él, esta ética debería: auspiciar, promover y ser vigilada por estructuras que normen y manden en las palestras civil y política. Entonces: la iglesia es una estructura social, pero ella, es nutrida por la Biblia y los sacramentos. Con esa fuerza, va a la sociedad civil, para promover un gobierno eficiente y justo.
 
Así las cosas: la ética reformada no es, separada de la política y la sociedad, no es separada de la actividad en las estructuras sociales, eso sí: el eje es la voluntad de Dios: dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “es necesario obedecer a Dios, antes que a los hombres”; o sea, por encima de estructuras de gobierno, está la voluntad divina. Este es el “deber ser” de la reforma en Ginebra.
 
Por otra parte, la corriente reformada, en la teología de Calvino y Zuinglio, presenta una tensión: si se es movimiento: ¿Cuánta institucionalidad cabe? Y si se es institución: ¿Puede cumplirse el principio: “iglesia reformada, siempre reformándose”?
 
Véase que este tema es central desde los tiempos de Jesús de Nazaret:

  • Jesús, comienza con un movimiento, su mensaje es que: “el Reino de Dios ha llegado”.  A ese movimiento, comienza a adherirse gente: los discípulos y los apóstoles.
  • La idea de Jesús, es convencer al judaísmo para reformarlo, pero la cúpula judía se niega a ello, de donde Jesús opta por fundar una nueva “asamblea”, una nueva “iglesia”.
  • Esa iglesia comienza a institucionalizarse. Basta ver las cartas de Pablo y el libro de: “Los Hechos de los Apóstoles”.

Desde el catolicismo:

  • La apostolicidad de ella, la une al movimiento de Jesús, y a esos primeros elementos de institucionalización.
  • En ese proceso, que irá más allá del siglo I, se da, lo que el teólogo de la liberación Leonardo Boff, llama: el carisma y el poder. El carisma, es libre de la institución. La institución, busca el poder, y restringe el carisma.

Desde la reforma:

  • La idea de Lutero, es convencer al catolicismo para reformarlo, pero se da una doble exclusión: él es excomulgado, y Lutero quema la bula que lo excomulga. con lo que, debe fundar una nueva “Asamblea” (Iglesia). Para teólogos católicos conservadores: el alemán critica al Papa, pero termina fungiendo una especie “de papado”: debe definir doctrinas, escribir magisterio etc.
  • Con Lutero otros abrazan la reforma y ellos, deben pasar por la tensión institución – carisma: Zuinglio, enfatiza poco la institución, Calvino, al generar la “República ginebrina”, enfatiza la institución; al contrario, Muntzer, enfatiza el carisma.

Bajo el principio de: “iglesia reformada, siempre reformándose”, se supone que, tanto las comunidades de fe católica, como las no – católicas, no pueden instalarse (Según 1 Pedro 2: 12, somos extranjeros y peregrinos), no pueden anquilosarse, no pueden mantenerse “en el actual sistema de cosas” (Lo que, en la teología de San Juan, sería mantenerse en el “mundo” o lo que, en ciertos modelos de teología histórico – crítica, es “el sistema de dominación”)
 
En esta línea: la iglesia está, pero no es parte de:

  • “El actual sistema de cosas”.
  • El mundo.
  • El sistema de dominación.

Entonces: la iglesia debe estarse reformando constantemente para ser agente transformador de la historia. Aquí cabe un apunte del cambio en el catolicismo:

  • Antes del Concilio Vaticano II, la iglesia se veía separada de la sociedad.
  • Ella se mostraba cerrada a los cambios sociales.

Con el Concilio Vaticano II:

  • La Iglesia, “abre las puertas y ventanas a la modernidad”.
  • Ella dialoga con la sociedad y es parte de sus cambios.
  • Asume el principio de: “iglesia reformada, siempre reformándose”.
  • La iglesia es vista como: “Cuerpo de Cristo en la historia” (San Oscar Arnulfo Romero)

De este marco, muy sintetizado: se observa que la iglesia católica, asumiría un “sí” como el de la virgen María, para llevar y trasformar la sociedad por la “Buena Noticia” (“Evangelio”) de Jesucristo, oponiéndose al sistema de dominación.
 
La reforma diría algo parecido: tal y como lo ha escrito, el teólogo Carmelo Álvarez: “El principio protestante afirma un sí evangélico como elemento constitutivo de su fe y un no protestante, como signo de indignación y una postura ética y profética contra la injusticia y a favor de la justicia y la liberación.”
 
En el caso de la reforma radical, en este marco, asume características muy propias:

  • Ruptura total con el Estado.
  • Éste no puede incidir en materias de ética y fe individual.
  • Algunas de sus comunidades viven en clara “contracultura”.
  • Pacifismo radical en tiempos de guerra.
  •  Apertura al servicio comunitario.

En la línea “liberadora”, se puede observar una dinámica que podemos resumir de este modo:

  • La teología y acción de Muntzer.
  • Los cuáqueros en Europa.
  • Los Menonitas (ellos fueron perseguidos por católicos y protestantes)

Asimismo, en esta línea “liberadora”, debemos decir algo sobre el papel de las mujeres en el contexto de la reforma protestante: lo primero que debe decirse es que, en las mismas Escrituras, se encuentran tesis en las que, hay hombres y mujeres en plano de igualdad:

  • Hay mujeres que gobiernan.
  • En el Génesis (Capítulo 1, versículo 27), se dice que Dios crea hombre y mujer.
  • San Pablo, escribiendo a los cristianos Gálatas, les dice que, los géneros desaparecen (Y sus presuntas desigualdades), con la unidad producida por Cristo (Capítulo 3, versículo 28)
  • Las mujeres tendrán importantes responsabilidades en las comunidades cristianas, es el caso de la diaconisa Febe.

Sin embargo, para algunos autores protestantes, el catolicismo “eternizaba” la desigualdad de la mujer: esto, por lo que en algún momento fue su interpretación bíblica, así como con la obra de Tertuliano y el mismo Santo Tomás de Aquino.
 
De nuestra parte decimos que: es lamentable que esos autores no sopesen el rol de la virgen María en la teología católica. En la visión liberadora, ella es la que dice en el Evangelio (Lucas), que Dios: “dejará a los ricos con las manos vacías y los pobres con las manos llenas” (Parafraseamos el Magníficat), con lo que muestra una visión socializante en lo político y económico. Esos autores, deberían investigar lo que significó y significa para la reforma, la ausencia de una figura femenina ligada a lo que en teología tradicional se denomina: “historia sagrada”.
 
Del mismo modo, en 1050, María Magdalena, es declarada santa. Otras santas resaltables solo como ejemplo son:

  • Hildegarda de Bingen.
  • Clara de Asís.
  • Herrada de Landsberg.
  • Juliana de Norwich.
  • Matilde Magdeburgo.
  • Brígida de Kildare.
  • Brígida de Suecia.
  • Hadewijch de Amberes.
  • Hilda de Whitby.
  • Catalina de Siena.

En este mismo cuadro, la iglesia católica tiene doctoras, es decir, santas que, en razón de su erudición, como eminentes maestras de la fe para los fieles de todos los tiempos, merecen ese título:

  • Santa Teresa de Jesús.
  • Santa Catalina de Siena.
  • Santa Teresa de Lisieux.

Ahora bien, regresando al siglo XVI, en efecto, la corrupción eclesiástica llevaba al concubinato y había una práctica de sacerdotes con prostitutas. Para algunos historiadores, inclusive, había burdeles para eclesiásticos. Lutero denunció estas situaciones.
 
El reformador alemán, se casará con Catalina de Bora, esta unión sería un modelo y muchos ex sacerdotes y muchas ex religiosas, siguieron su ejemplo. Pero conste, el tema de la igualdad de la mujer, fue distante en la teología de Lutero.
 
Este no fue el caso de la reforma radical, Thomas Muntzer, fue “más igualitario”, basado en el “sacerdocio universal de los fieles”, esto, porque hombres y mujeres tienen su origen en Dios, por lo tanto, no podía haber espacio para la discriminación.
 
De seguido, veamos algunas de las mujeres claves en la reforma protestante:
 
1) Marie Dantiére:

  • Era una monja, que abandona el monasterio para abrazar la reforma protestante (Esto lo hicieron muchas religiosas, incluida, la que luego sería la esposa de Lutero: Caterina Von Bora)
  • Hizo teología en la predicación, sin asumir los riesgos que en su tiempo se planteaban.
  • Comentaba los textos bíblicos que subrayaban a la mujer.
  • Escribiría sobre la importancia de elevar el papel de la mujer en la sociedad.
  • Haría activismo en Ginebra, Suiza.
  • Colaboraría con Calvino, aunque éste no la apoyaría en el exaltamiento a la mujer.
  • Ella decía que el Evangelio era para hombres y para mujeres.
  • Sufrió oposición protestante y persecución católica.
  • Tuvo que escribir con seudónimos, para evitar las inquisiciones católica y protestante.

2) La duquesa Úrsula Mustenberg:

  • Luchó por dar a conocer la doctrina luterana.
  • Por orfandad, entró en un monasterio y luego huyó con otras religiosas.
  • Al defenderse de las acusaciones que se le hacían, llegó a decir: “confesamos libremente, que no podemos vivir por más tiempo sin la Palabra de Dios… solo con Cristo, nuestro verdadero pastor, que posee las palabras de vida”.

3) Isabel Dyrks:

  • Era anabautista (Cree en el re – bautismo)
  • Leía la Biblia en latín.
  • Fue condenada y torturada.
  • Se le metió en un saco y fue ahogada en el río.

4) Elisabeth Cruciger:

  • Participaba en las discusiones teológicas de Lutero y Melanchton.   

Dando un salto en la historia, podemos atisbar la visión “liberadora” en Martin Luther King Jr. y la lucha por la libertad de la población afro – descendiente, esto en Estados Unidos. Otro tanto, vemos en el Obispo Desmond Tutu en Sudáfrica. Ambos reciben el Premio Nobel de la Paz.
 
Como cierre de este amplísimo segundo acápite, haremos un repaso del impacto del: “protestantismo liberador”, en América Latina y el Caribe:

  • Rubem Alves, escribe el libro: “Religión: ¿opio o instrumento de liberación?”: este es el primer aporte del protestantismo a la Teología de la Liberación.
  • José Míguez Bonino, escribe el libro: “Fe en busca de eficacia”: en él aborda el Evangelio, desde categorías liberadoras, incluidos aspectos de la organización de la iglesia (Eclesiología)
  • Julio de Santa Ana, escribe el texto: “Ecumenismo y liberación”, en él, habla de la historia del movimiento ecuménico, sus definiciones desde distintas visiones, esto fue clave para el diálogo ecuménico, en el contexto de la Teología de la Liberación.  
  • Sergio Arce Martínez, teólogo presbiteriano, reflexiona sobre las relaciones entre generación teológica y revolución cubana, él ayuda a formular una confesión de fe, publicada en 1977.
  • Rafael Cepeda, hace aportes claves desde Cuba.
  • En Puerto Rico, Domingo Marrero Navarro, luchando por la independencia de la isla, escribe: “Los fundamentos de la libertad” (1949)
  • Samuel Silva Gotay, quien escribe de la historia del catolicismo y el protestantismo en la isla. 
  • Luis N. Rivera Pagán, escribe: “Evangelización y violencia” (1992), donde estudia, la ideología tras la conquista española. Posteriormente, escribirá un texto referido a las amenazas de una hecatombe nuclear y la militarización de la ciencia.
  • Moisés Rosa Ramos, poeta y teólogo, une mística y revolución. En Cristo, debe recorrerse el camino: cruz – resurrección, para encontrarse con Dios.
  • Idrish Hamid, escribirá obras claves desde el Caribe inglés, que serán bases de fructíferos diálogos posteriores.
  • Elsa Tamez, es teóloga fundamental en la teología feminista. Su libro: “Contra toda condena”, relee la Epístola del Apóstol San Pablo a los Romanos.
  • Frank País, era bautista y funda junto a Fidel Castro, el “Movimiento 26 de julio”.
  • En Venezuela, se resalta al Reverendo Exeario Sosa Luján, quien funda la: UEPV (Unión Evangélica Pentecostal Venezolana)
  • En ese mismo país, el Reverendo Ramón Castillo, quien funda el CEVEJ (Comité Evangélico Venezolano por la Justicia)

III

Siglo XVI…
 
Una revolución religiosa…
 
Han pasado 506 años…
 
Como hemos visto, el camino recorrido ha sido amplio: ya no estamos en el siglo XVI, estamos en el siglo XXI, desde las feligresías, tanto católicas como protestantes, debemos entender, que entre las diferencias hay tonos.
 
La reforma terminó en ruptura…
 
A ella reaccionó el catolicismo de la época, con una “contrarreforma” …

  • Ya para 1522, el Papa Adriano VI, aceptaba como válidas algunas de las críticas de la reforma protestante.
  • Ignacio de Loyola (San Ignacio de Loyola), se platea tres objetivos:

a) Reformar la iglesia, con la idea de que los obispos son siempre, los dirigentes de ella establecidos por Dios.
 
b) Contener la reforma protestante, donde fuera posible.
 
c) Predicar el Evangelio, en las tierras descubiertas.

     

  • Se establece el concilio de Trento (1545 – 1563). Para algunos autores, en este evento, se expone la doctrina católica, profundamente y sin polémica, en las cuestiones planteadas por los reformadores. Además, suprime varios abusos de la iglesia.
  • Pero, otros autores, resaltan que este concilio, reafirma aspectos irrenunciables de la doctrina católica, descuidados o negados por los reformadores protestantes:

a)  La armonía y la acción divina de la gracia.
 
b) La cooperación humana en la obra de salvación.
 
c) el carácter institucional de la iglesia y su estructuración jerárquica.
 
d) El valor esencial de la Tradición y los sacramentos.
 
e) Diferencia entre sacerdotes y laicos.
 
f) Se fija una rigurosa disciplina eclesiástica.
 
g) se redacta un catecismo, que da un fuerte impulso a la evangelización.

  • Surge el barroco.
  • Pese al nuevo periodo, se da el proceso contra Galileo.
  • Arquitectónicamente, los templos se convierten en espacios comunitarios.
  • El catolicismo se centra en los sacramentos: la eucaristía, el sacramento de la reconciliación.
  • En términos muy generales, el protestantismo tiene problemas con el alcance a Dios, por la vía sacramental. La salud eterna, es más espiritual.
  • Esto sustenta la tesis de Weber de la que ya hemos hablado: la feligresía es más alerta en términos espirituales, puede subrayar la experiencia individual, pero también intranquilidad (“Si soy salvo, tengo que comportarme como tal”, de igual modo, aparece la pregunta: ¿Puedo perder la salvación?)
  • Volviendo a la historia: se refuerza la inquisición: desde un modelo teológico histórico – critico – liberador, esta es una página sombría en la historia. Como es sombría la matanza de católicos, por parte de protestantes y hasta la matanza de protestantes disidentes. Desde muchos de los teólogos católicos conservadores: se minimiza el peso de la inquisición y muchas veces, se subraya más: “la inquisición protestante”.
  • Desde 1700, aparecen personas que no quieren ser católicas ni protestantes: pero creen en Dios (Deístas)
  • Desde 1800, se multiplican los pensadores ateos.
  • Se van separando Iglesia y Estado.
  • En la “etapa de descubrimiento de nuevas tierras”, se da “espada y cruz”: de nuevo: desde el modelo de la Teología de la Liberación, muchos autores, enfatizan “la mucha espada y la poca cruz”, pese a ello, autores como Juan José Tamayo, hablan de precursores de este modelo teológico liberador, como Fray Bartolomé de las Casas. Desde el conservadurismo, hay autores que resaltan: “más cruz que espada”. Por su parte, hay autores (Propiamente historiadores), que han tratado de ubicarse en “una especie de centro”, entre “la leyenda blanca” y “la leyenda negra”, de los procesos de conquista. En el caso costarricense, fuimos evangelizados por los Franciscanos, siendo muy pacífico el proceso, excepto en el Caribe del territorio.
  • Por otra parte, dentro de la reforma católica, aparecieron nuevas iniciativas para dar testimonio de la caridad: hospitales y escuelas (San Felipe Neri, San José de Calasanz, San Vicente de Paúl, San Juan de Dios, San Camilo de Lelis)

Ella (La Contrarreforma), terminó en parte siendo reforma católica…
 
Pero tardía unilateral y como hemos dicho: “Contra Lutero y los otros reformadores” …
 
Más adelante, vendrá otra reforma: el Concilio Vaticano II (del que en este año se celebran 61 años de su apertura y por voluntad de Dios, también en octubre) y el principio de: “iglesia reformada, siempre reformándose”.
 
Con ella vendrá el ecumenismo y en la iglesia Latinoamericana, el modelo de la Teología de la Liberación, que será un espacio de encuentro de teólogos católicos (Algunos ya los hemos citado) y de muchos de los teólogos protestantes citados en el acápite II de este texto.
 
También desde el protestantismo, vemos que la reforma misma pasa por varios filtros de interpretación: las tesis de Zuinglio, Calvino, Muntzer, como hemos visto aquí, no se puede negar el papel de las mujeres en la reforma etc.
 
Entonces: vale la pena repetir: ya no estamos en el siglo XVI, estamos en el siglo XXI, por tanto, “hay que comprender el signo de los tiempos”: hoy el tema religioso es subsidiario, hoy es la economía y el mercado dentro de ella, el gran organizador: político – social.
 
Con ello se margina al pueblo empobrecido y oprimido: solo para poner el ejemplo de Costa Rica: la cantidad de hogares en pobreza para el año 2022 se mantuvo en 23%. La cifra equivale a 399.439 hogares en situación de pobreza, 15.934 hogares más en comparación al año 2021. 
 
Por esto, el tema de la liberación, no pasa solo por el campo religioso, sino, con la articulación de éste con los otros sistemas sociales más determinantes y “poderosos” en nuestra cultura. En esta articulación (Como lo hemos demostrado aquí), debe aplicarse lo que el teólogo Paul Tillich, denominó: “el principio protestante”: es la sublevación en nombre del Evangelio, contra la prepotencia (Lutero se levantó contra esta característica del poder sagrado), diríamos hoy, del sistema de dominación.
 
Este “principio protestante”, nos será útil para desenmascarar los ídolos religiosos y políticos (Los mecanismos de alienación), que legitiman la actual situación que vivimos. De ahí, para decirlo en términos teológicos – cristianos: todo debe entrar en conversión: es decir, liberarse de todo tipo de opresiones: es pasar (Para regresar a Weber), de una “ética protestante” a una ética radical del Evangelio.
 
Y hay que reconocer que esta es la grandeza de Lutero: su unión con la Biblia y dentro de ella, con el Evangelio, esto es clave, porque los católicos ya no tenemos excusas: ya la Palabra de Dios y los Evangelios, no son prisioneros de élites clericales e ilustradas.
 
Entonces: desde la iglesia – pueblo, la Biblia debería ser insumo de contestación profética: la denuncia del sistema de dominación y el anuncio de la esperanza del Reino de Dios. para ello, debe generarse un círculo (¿Hermenéutico?), entre Palabra de Dios y palabra de los marginados, de los oprimidos.

Ese círculo nos debe subrayar constantemente, que la reflexión (Teología) y acción que surja, deben ser las propias del Dios de Jesús de Nazaret que aquí hemos visto: Dios se abaja, se compromete con los seres humanos y ellos, abrazan la lucha por: “ir colocando las bases del Reino de Dios: servicio, solidaridad…”. La fe se robustece, con esa acción en pro del Reino de Dios (véase como el modelo de Teología de la Liberación, vincula fe y obras)
 
Tanto católicos como protestantes, debemos aprender y seguir, una práctica teológica distinta, que permita articular sin servilismo (Como lo es la teología de la prosperidad del capitalismo economicista), ni paralelismo, la Teología liberadora y la narrativa crítica frente a la realidad social.
 
Esto de nuevo, nos lleva a: “iglesia reformada, siempre reformándose”. Deberíamos ver la reforma más allá de los eventos históricos (Sin olvidarlos). La reforma debe ser vista como un proceso: una renovación dentro de las iglesias.
 
Una vez más, para resumir el proceso: reforma- contrarreforma –  reforma católica – concilio vaticano II – ecumenismo – teología Latinoamericana de la Liberación – continuidad del proceso de reforma a futuro… este proceso es proceso, porque las comunidades de fe (Iglesias), nunca se ajustarán plenamente al Reino de Dios.
 
En este punto, coincidimos con teólogos como Leonardo Boff o el teólogo luterano, Martin Hoffman: unas teologías (Del cristianismo histórico – crítico y de la Liberación) unas iglesias, que se basen en estos modelos, crearán pensamientos y acciones críticas – liberadoras, frente a otros modelos, dominantes en la civilización moderna o posmoderna, como lo es el monetarismo.   
 
Para ello:

  • La iglesia – sociedad, debe seguir reformándose hacia la iglesia – pueblo, ella debe ser crítica de la palestra política, en defensa de los marginados y los oprimidos del sistema de dominación.
  • Esa iglesia – pueblo, debe ser signo y comunidad de ayuda mutua.
  • Debe ser ejemplo del compartir y ser solidario en el ejercicio de “la comunidad de los bienes”.
  • Debe ser inconforme, con su distancia respecto al Reino de Dios y claro está, frente al sistema de dominación.
  • Debe abrazar la cruz, pero para vivir conversión profunda, que nos lleve a vivir como resucitados hoy (Leonardo Boff)
  • También debe abrazar la cruz, de los “Cristos crucificados”, por el sistema de dominación. El camino de la libertad, solo puede ser caminado bajo la cruz. En esto, coinciden tanto el cristianismo histórico – crítico, como la teología de la liberación: Jesucristo fue derribado por los intereses de la clase dominante, su cruz, es una protesta contra las estructuras, políticas, económicas, culturales, que apoyan la opresión (De nuevo: este es el sistema de dominación); esto sigue sucediendo, con otros crucificados.
     
    Así, la reforma, debe alimentar sociedades democráticas, tanto en lo político como en lo social; debe generar el abandono de dogmas tanto católicos como protestantes, por ejemplo: los que vienen del fundamentalismo, para ir a principios crítico – liberadores, para abordar la Biblia: del mismo modo, promover la libertad de conciencia.
     
    En otro orden de cosas, protestantismo y catolicismo, comparten traducciones de la Biblia a la lengua vernácula, ellas inclusive, pueden ser útiles para alfabetizar y poder interpretar las Escrituras, con lo que se pueden generar personas críticas de la realidad en la que viven.
     
    Como puede verse, en esta reflexión heterodoxa – liberadora, compartimos el postulado de que: catolicismo y protestantismo, tienen diferencias, pero también tienen una historia común. En esa historia común, se pueden respetar las diferencias y, trabajar y reconectar sobre un acervo habitual.
     
    Tanto católicos como protestantes, no podemos dejar esa historia común de lado… por eso, desde esta visión, es doloroso, que un sector de la feligresía y pastorado protestante, den sus testimonios y hagan sus prédicas, como si la iglesia católica siguiese en el siglo XVI, como si no se hubiesen dado reformas internas, como si no hubiese Concilio Vaticano II o ecumenismo, o no hubiesen espacios de intercambio común: el extremo de esta realidad, es la comparación de la iglesia católica romana con Babilonia (Cosa sobre la que escribió Lutero alguna vez)
     
    Asimismo, los católicos no podemos dejar de reconocer la realidad: la apologética católica, ha caído en simplismos: en ella el concepto “protestante”, se permite pocas valoraciones positivas. Por ello, los “protestantes”, prefieren denominarse: “evangélicos”. Inclusive, el tópico de los términos, es tan complejo que: el concepto de “hermanos separados”, para algunos es considerado un avance, pero para otros, sigue siendo ofensivo.
     
    A esto hay que sumar, lo que podemos denominar: “una teología fundamentalista – purista” (Para complicar más el tema de los términos), que sostiene que determinadas comunidades de fe, mantienen la pureza “de los inicios del cristianismo” (Como si las primeras comunidades de fe, no hubiesen tenido problemas) y:
     
    –          O ha estado de manera ininterrumpida “existiendo” en esas comunidades de fe.
    –          O en algún momento de la historia, esa iglesia verdadera, quedó oculta en el devenir de los hechos, hasta que resurgió: “en el año tal”, año de la fundación de esas comunidades de fe.
     
    Como puede verse, ambos argumentos, atentan contra la mínima lógica, cuando menos, histórica…
     
    De ahí, que, la iglesia católica, ha generado una tipología de diferenciación:
     
    –          Una cosa son las iglesias históricas:  una serie de comunidades que, aun cuando mantienen como vínculo de unidad su fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, se han congregado en diversas iglesias que se han estructurado a través del espacio geográfico y de los siglos, como comunidades identificadas con ciertas peculiaridades doctrinales y rituales. Una iglesia tiene una identidad estructural, doctrinal y ritual, que trasciende el tiempo y el espacio. 
    –          Otra cosa son las sectas: una segmentación de estas unidades antes descriptas, a partir de la adhesión a una enseñanza o práctica particulares al margen de la estructura ritual y doctrinal de las religiones o iglesias. 
     
    A partir de esta tipología, el catolicismo saca una conclusión: ningún grupo que sea secta puede ser considerado Iglesia…
     
    De las fuentes investigadas para este trabajo, hay un acuerdo entre las iglesias históricas (protestantes y católica romana), en el sentido de que: la “teología fundamentalista – purista”, es una posición de las sectas.
     
    Bajo este criterio:

    • Puede plantearse la multiformidad doctrinal, pero la unidad espiritual.
    • Las iglesias históricas, pueden presentar argumentos de unidad con la apostolicidad y la patrística.
    • Ellas pueden mostrar semejanzas y diferencias con los concilios y con las visiones teológicas de: Lutero, Zuinglio, Calvino y la reforma radical.
    • Las iglesias históricas protestantes, deben y pueden reivindicar “el principio de protesta”, frente al sistema de dominación.
    • Deben combatir las connotaciones fundamentalistas.

     
    De nuevo: debe volverse a Cristo y a la cruz…
    En ese retorno, debe combatirse:

    • El que Dios promete prosperidad para todos.
    • La idolatría del “éxito, la buena salud y la seguridad financiera”.
    • Las muchas promesas y las pocas exigencias: en los campos político, económico, religioso, cultural.
    • Valorar las formas, por encima de los contenidos.
    • El poco conocimiento de la Biblia.
    • La idea de que todo pragmatismo es legítimo.
    • La idea de que Dios existe para servirnos.
    • La tesis de que nosotros controlamos nuestro propio futuro.
    • La idea de que Dios depende de la gente para actuar.
    • Una tesis muy antigua, que no es cristiana: la teología de la retribución, que se puede resumir así: “Si nos ‘portamos bien’, nos irá bien; si nos ‘portamos mal’, nos irá mal.”
    • El pensamiento de que: “Dios necesita de nosotros”, de que: “Dios nos necesita en su equipo”, de que: “Dios nos salvó y nos liberó, para cumplir nuestros sueños egoístas”.
    • El tema de la ofrenda (En algunas comunidades de fe, hasta el diezmo), con el objeto de “comprar los favores de Dios”.
    • Un capitalismo inhumano, basado en el afán de lucro (Del que hoy son cómplices importantes corrientes, que se denominan “protestantes”)

    Con estos elementos se van construyendo puentes entre protestantes y católicos y viceversa: con esos puentes, podemos profundizar un cristianismo unido en la diversidad, un cristianismo capaz de transitar por los caminos de la muerte del sistema de dominación, hacia la vida. Porque (Verdad de Perogrullo): Dios es Dios de vida y no de muerte. Este cristianismo unido en la diversidad, debe transitar a través de la muerte para llegar a la vida: el ejemplo nos lo dio Jesucristo: “el crucificado es el resucitado”.
     
    Este tránsito no se lleva a cabo en el desierto, en la lejanía de la sociedad, sino, insertos en la política, en la economía, en la cultura. Eso sí, creemos firmemente, que, los caminos que nos proponen el cristianismo histórico – crítico y la teología de la liberación, son largos. Esto por las oposiciones, tanto del sistema de dominación, como dentro de las mismas comunidades de fe, las que no nos asustan, ni nos sorprenden.
     
    Los caminos que se proponen:

    • Se viven bajo la cruz, con la esperanza de la resurrección.
    • Tienen las tentaciones de la traición por el: poder, el placer, el tener.
    • En las aflicciones populares, pues el “pueblo de Dios”, es pueblo.
    • También se viven bajo la oración constante.
    • Se viven, como lo hemos dicho por: una ética radical del Evangelio: justificación, gracia, fe.

    En ese sentido, ese cristianismo unido en la diversidad, debe tener confianza total en Cristo y, en el poder del Evangelio…
     
    De igual manera, la apologética debe ser totalmente reformada, la católica ni qué decir, la protestante otro tanto: ¿Hacia dónde debe ser dirigida esa rama de la teología?: hacia el combate del sistema de dominación: el combate de una cultura, de una religión o religiones, opresiva u opresivas.
     
    Como puede verse: cada nuevo aniversario de la reforma protestante, visto desde una reflexión “heterodoxa – liberadora”, implica, como lo dijera Foucault: “escribir la historia del presente”.  Eso sí, sin estar “encallados en el presente”, como lo diría Peter Fritzche.

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