70 años de odisea para la paz

Foto cortesía de la Embajada de Corea del Sur

Chan Sik Yoon

Hoy, 25 de junio, se conmemora el 70 aniversario del estallido de la Guerra de Corea (1950 – 1953), la cual ocurrió cinco años después del final de la Segunda Guerra Mundial (1945) y cinco años antes del comienzo de la Guerra de Vietnam (1955).

Las tropas de las Naciones Unidas compuestas por 16 países participaron en dicha guerra y alrededor de 40 países dieron suministros. La sangre de al menos 1,37 millones de personas que fueron asesinadas y muchas otras desaparecidas, fue derramada.

Esta guerra es considerada uno de los acontecimientos más graves a nivel internacional en el contexto de la Guerra Fría y de los enfrentamientos ideológicos que esta supuso. El resultado fue una tragedia y una catástrofe incurable; un claro ejemplo son las familias que quedaron separadas al dividir a la Península Coreana, dejándolas en cenizas, llenas de heridas y de contradicciones.

En la posguerra, Corea fue el país más pobre del mundo con un ingreso per cápita de $76, compitiendo acaloradamente por el desarrollo de sí mismo, odio mutuo, y tensión en nombre de la paz fría.

Hoy, luego de 70 años, las dos Coreas han tomado un camino totalmente diferente. Corea del Sur tiene el doble de la población de Corea del Norte (51 y 25 millones respectivamente), 53 veces el poder económico, 25 veces el ingreso per cápita, y 400 veces el volumen comercial. En términos sencillos, la República de Corea es miembro de la OCDE y el G20 también, considerado una de las economías más innovadoras.

No hace falta decir que la Península Coreana ha estado trabajando para crear acuerdos de amistad, lo cual ha sido considerado como una larga peregrinación a la paz.

Desde 1971, ha habido 667 conversaciones, 266 acuerdos mutuos, y 90 declaraciones de prensa conjuntos. Además, las dos Coreas se unieron a las Naciones Unidas en 1991, y el mismo año firmaron el Acuerdo de Reconciliación, no Agresión e Intercambios y Cooperación. Posteriormente, en 1992, se firmó la Declaración Conjunta de la Desnuclearización de la Península de Corea.

Sobre todo, entre 2005 y 2015, 125 empresas surcoreanas operaron en el Complejo Industrial Kaesong, ubicado en Corea del Norte, para la cooperación industrial en conjunto con 55,000 trabajadores norcoreanos. Este complejo fue considerado simbólicamente como un área unificada para la prosperidad, trabajo y vida en unidad.

Las dos Coreas han tenido 5 cumbres hasta ahora (2000, 2007 y 3 durante el 2018), en las que destaca la primera, por haber sido sostenida por el Premio Nobel de la Paz, Sr. Kim Dae-jung y el norcoreano Kim Jong-il el 15 de junio de 2000, lo que la convirtió en un hecho histórico para la humanidad.

Por otra parte, Estados Unidos también celebró dos cumbres históricas con Corea del Norte, en donde, además, el presidente Donald Trump fue el primer estadounidense en cruzar hacia Panmunjom, un punto en el Paralelo 38 (límite) hacia el Norte, creando diálogos trilaterales entre los actuales presidentes (Moon Jae-in, Kim Jong-un y Donald Trump).

A pesar de esto, la construcción de la paz no ha sido fácil de lograr en la Península; el camino hacia la paz ha experimentado turbulencias periódicas y altibajos, tal como la Piedra de Sísifo, ya que los convenios acordados han sido incumplidos frecuente y repetidamente, causando diversos problemas de confianza.

Hasta ahora, Corea del Norte ha realizado seis pruebas nucleares y una serie de ensayos de lanzamientos de misiles que han amenazado a Corea del Sur y a los Estados Unidos. Por lo tanto, hay 10 resoluciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, donde se le ha sancionado desde 2006.

Actualmente, las relaciones Sur-Norte se encuentran en una fase de crisis, ya que Corea del Norte hizo explotar la Oficina de Enlace Común en Kaesong, usada para sostener diálogos con Corea del Sur anteriormente. La situación actual provoca sentimientos de decepción y odio recíprocos, las heridas sin sanar reaparecen cuando la relación se deteriora y las dos Coreas tienen muchas heridas abiertas.

Sin embargo, debemos tomar un camino firme, con los principios y valores que se requieran para seguir adelante. En primer lugar, la paz no se da por sí sola, nunca viene de forma automática; en segundo lugar, la paz solo puede lograrse mediante el respeto y el reconocimiento mutuo, y finalmente, la paz se fortalece mediante el incesante diálogo y cooperación. Como lo dijo Willy Brandt, excanciller Federal de Alemania: “La paz no lo es todo, pero sin paz, todo es nada”.

Para incentivar la paz y la prosperidad en la Península, la República de Corea mantiene tres principios: intolerancia a nuevas guerras, garantía de seguridad mutua y prosperidad en común, esto porque nunca podremos vencer el odio con el odio.

Lo más importante siempre será crear confianza entre las dos Coreas; para nosotros, la paz es como la economía y debe ser parte de nuestra razón, no llega de la noche a la mañana, y tampoco es traída por nadie. Las dos Coreas deben forjar su propio destino con autodeterminación, en cooperación respaldada internacionalmente.

Todos los acuerdos y compromisos que se creen, serán la brújula y la salud de la Península. Para los próximos 70 años, tal y como el Nudo Gordiano, debemos cortarlo y cerrar este círculo vicioso; anhelamos la coexistencia pacífica entre ambos, con acciones confiables y sostenibles, y procuraremos diseñar paz permanente, paz estructural, y paz irreversible, pase lo que pase, tal y como el Pacto de Ochomogo de 1948.

Embajador de la República de Corea en Costa Rica.

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