Repasemos a la Socialdemocracia

Eliecer Luna S.

Apuntes sobre socialdemocracia

Los orígenes de la socialdemocracia se ubican en la revolución francesa y se consolida hace más de cien años en un famoso debate ideológico, surgido en la Segunda Internacional y del Partido Socialdemócrata Alemán, en la última década del siglo XIX. Es importante recordar que la socialdemocracia se consolida como una corriente política, con una plena y completa identidad, surgiendo como una profunda revisión del pensamiento socialista clásico y del pensamiento marxista clásico. Eduard Berstein a quien se le conoce como el padre de la socialdemocracia, lo que hace es someter varios de los postulados del pensamiento marxista a una crítica demoledora frente a los hechos que estaban ocurriendo en el mundo capitalista en ese momento.

El triunfo de la socialdemocracia no se iba a lograr mediante el establecimiento de una dictadura del proletariado y mediante una revolución violenta, sino mediante la ampliación de las libertades, la consolidación de la democracia y de una creciente participación de los obreros, por la vía democrática, en el parlamento, en el gobierno y en la transformación positiva de la sociedad, mediante el método evolutivo y reformista. Así, a partir de la Segunda Guerra Mundial se convierte en el marco de referencia para un estado protagonista, que integraba la democracia política, la economía mixta y el Estado de Bienestar.

Conforme se desarrollaba la técnica y aumentaba la capacidad de las multinacionales para cambiar los fondos financieros, el Estado de Bienestar perdía su efectividad, porque las condiciones de alta competitividad del comercio mundial crecieron más de prisa que la productividad del trabajo y consecuentemente la tasa de ganancia se vino abajo. Este proceso de globalización, internacionalización productiva y financiera de la economía capitalista que se empezó a implementar a finales de los setenta, incide en la capacidad del estado de llevar a cabo sus funciones. La situación internacional se volvió muy hostil y ya para finales de los ochenta el ánimo de la política internacional se inclinaba hacia la derecha.

Es a partir de la finalización de la Guerra Fría y con la caída del Muro de Berlín que se da el triunfo definitivo del mercado, la democracia liberal y además se presenta una desideologización de la política, presumiendo que ya no existan alternativas más allá del liberalismo. El descrédito de los regímenes socialistas, el estancamiento de la economía, el déficit fiscal y la burocratización del Estado de Bienestar, limitó la competitividad del estado que se unió al nuevo orden mundial, dejando las tesis socialdemócratas para aceptar las liberales.

A partir de esto, lo que la socialdemocracia ha hecho desde el gobierno es administrar el modelo neoliberal con diferentes niveles de intensidad, con un discurso que sataniza lo público y privilegia el interés privado, donde la política es sustituida por el mercado como espacio de coordinación de la vida social. Los partidos socialdemócratas dejan de ser actores y orientadores de pensamiento, convirtiéndose únicamente en máquinas electorales y sirvientes del capitalismo. El estudio de los problemas, la formación y capacitación de nuevos líderes se ha descuidado y ya no existe un conocimiento básico de los postulados socialdemócratas de los altos mandos de los partidos.

El dogma neoliberal empezó a dominar la cultura política, económica y social en todos los países. Creía que la crisis económica de los países subdesarrollados de los años ochenta, se debía a un gasto público excesivo que había ahogado con su peso a la economía, privando de fondos y recursos al sector privado, imposibilitando que actuara como motor de la economía. Los recortes y políticas implementadas por las instituciones capitalistas se hicieron en los gastos públicos sociales, por lo que las clases sociales se fueron deteriorando de manera muy alarmante y se creó una crisis en la democracia.

Es por esto que a partir del siglo XXI empieza una creciente demanda social para recuperar la democracia, la participación y la igualdad, sobre todo en los pueblos latinoamericanos, quienes toman al neoliberalismo y al capitalismo no como algo existente sino como un rechazo a su explotación. Reclaman que el actual sistema mundial definido por el capitalismo global, no es democrático, pues ni el bienestar económico ni el orden político es compartido por todos de igual forma. Hay una voz de protesta a lo largo del continente americano en contra de un modelo agotado social, política y económicamente.

En Latinoamérica esta efervescencia social toma cuerpo en la lucha contra el neoliberalismo en una fuerza en la que descuellan nuevas prácticas políticas, democráticas y nuevos actores sociales. Esta lucha la toman los nuevos movimientos sociales que empiezan a tener un impacto indiscutible; lo increíble es que la mayoría de estas movilizaciones populares en contra del neoliberalismo no fueron organizadas por partidos socialdemócratas, que era de esperarse; sino por los movimientos sociales progresistas, que incluso cuando llegaron a un grado de madurez crearon sus propios instrumentos políticos.

Aunque las movilizaciones y la resistencia contra el capitalismo global son cada día más frecuentes y organizadas, más sectores convergen en la lucha por la posibilidad de otro mundo; el paso de esta protesta a la propuesta se torna difícil. No se tiene todavía un modelo alternativo que la IZQUIERDA PLURAL ó LA TERCERA VÍA; inclusive la misma SOCIALDEMOCRACIA, pueda citar frente al capitalismo global, y cuando algún modelo se llegue a articular, la transición será lenta. El gran desafío es construir esas alternativas. El ideal socialdemócrata es alcanzar una sociedad superior a la existente, y las luchas democráticas sociales irán diariamente colocando los adoquines de esas grandes alamedas por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor.

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Estudiante de Relaciones Internacionales

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Un comentario

  1. El problema según creo, está en que ese nuevo movimiento tiene los mismos objetivos que el neoliberalismo. Es en realidad un problema ambienta,l porque esos objetivos no se pueden lograr. Habría que renunciar al crecimiento continuo del PIB. La derecha sabe bien que es así. No les importa el ambiente, pero aprovechan la actitud adquisitiva de la gente para conservar el poder. Me gusta mucho la caracterización de «burocratización del Estado de Bienestar», porque indica lo que pasa siempre si no hay un método efectivo de vigilancia.

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