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Por Michael Bauer (dpa)
Hanau (Alemania), 22 jul (dpa) – Rita Ebel y sus ayudantes han construido ya más de 100 rampas con bloques de Lego para personas en sillas de ruedas y las han regalado a niños con discapacidad, así como a tiendas y restaurantes.
En muchas ciudades alemanas e incluso en Francia, Italia, Austria y España, las coloridas rampas hacen que los elevados escalones frente a tiendas, edificios públicos o en casas particulares dejen de ser un obstáculo insalvable para las personas en silla de ruedas, pero también para aquellas que usan andadores o van con cochecitos de bebé.
«Para mí, tan importante como la utilidad práctica es sensibilizar a la gente sobre el problema de la accesibilidad y hacer que se fijen en escalones frente a los que hasta ahora habían pasado de largo sin darse cuenta», subraya esta mujer, de 66 años, de la ciudad de Hanau, cerca de Fráncfort. Desde que sufrió un accidente de tráfico hace 29 años, ella misma también va en silla de ruedas.
La «Lego-Oma» («Abuelita Lego»), como ella misma se llama, y sus ocho ayudantes acaban de terminar una rampa especial: lleva el número 103 y fue construida para Mads, un niño de tres años que va en silla de ruedas debido a una enfermedad. Mads vive con su hermana melliza y sus padres en el estado de Renania-Palatinado.
Las dos mitades negras de la rampa muestran a un niño en silla de ruedas y a una niña de pie, ambos en blanco, con pequeños corazones en medio. La idea del dibujo fue de los padres de Mads.
Normalmente, la «Abuelita Lego» envía las rampas con un servicio de mensajería, pero esta pesaba mucho, así que ella y su marido Wolfgang, también de 66 años, entregaron personalmente la estructura de unos 17 centímetros de altura.
«Siempre es muy bonito y te llega al corazón cuando ves a los niños pasar por esta rampa por primera vez», dice Ebel.
Lo mismo ocurrió hace tres años con la primera rampa que la «Abuelita Lego» había construido para una niña y entregado en su casa. «Mona subió y bajó inmediatamente la rampa en su silla de ruedas sin miedo. Al tercer intento, consiguió hacerlo sola, aunque la rampa era bastante empinada», recuerda. Ahora, la niña puede entrar y salir sola del piso familiar.
Al principio, las rampas eran un abigarrado surtido de bloques de construcción, pero entretanto los maestros constructores de Hanau hacen auténticos patrones a petición de los clientes. Construir una rampa de este tipo puede llevar hasta 50 horas. Además, está toda la organización previa y en torno a la construcción, como tomar las medidas y ver de qué está hecho el suelo.
«No construimos escalones de más de 17 centímetros, porque si no, resulta increíblemente pesado, y además no tengo tantos bloques», explica Ebel. Por eso a menudo resulta imposible, porque muchos escalones de tiendas comerciales tienen entre 17 y 22 centímetros.
La idea de las rampas hechas con ladrillos de Lego no se le ocurrió a Ebel, sino que la leyó por primera vez en una revista especializada hace unos cuatro años y pidió al autor las instrucciones de construcción.
Entretanto, mucha gente le pide a ella sus propios planos, que ha ido desarrollando en este tiempo. Ya ha traducido las instrucciones a nueve idiomas y las ha enviado por medio mundo más de 800 veces.
La primera rampa se elaboró con bloques donados por un comercio online, y ahora recibe donaciones de ladrillos usados de personas que la conocen gracias a las redes sociales o por otros medios. También tiene el apoyo del ayuntamiento de Hanau. A su vez, un fabricante suministra gratuitamente el pegamento especial necesario para que los ladrillos aguanten bien.
