El tipo de cambio

¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El tipo de cambio del colón con respecto al dólar bajó al nivel de hace unos 15 años. Indudablemente, eso sería un gran éxito del Banco Central si también el costo de la comida, los servicios públicos y otros gastos básicos del presupuesto familiar bajaran igualmente a esos niveles. Pero eso no ha sucedido así.

El costo de la vida, por el contrario, cada día está más caro en Costa Rica y esa realidad, que es innegable, obedece a las imperfecciones del funcionamiento del mercado en nuestro país, por cuanto el precio final de los productos de consumo y los servicios, entre el vendedor y el comprador, están alterados objetivamente por una serie de factores externos y por los intermediarios nacionales.

Así es el mercado nacional y no es de otra forma, digan lo que digan los economistas neoliberales que, además, simplemente proponen no hacer nada y dejar que una supuesta “mano invisible” arregle las cosas. Eso nunca sucederá en una economía pequeña. Tal vez, en otras dimensiones económicas y de mercado, la libre competencia equilibre los precios. Pero aquí el mercado está muy amarrado y distorsionado. Eso lo sabe y paga todo el mundo por igual, sin distinciones por el nivel de ingresos de cada quien. Pero hay otro efecto todavía más preocupante: ese bajonazo en el tipo de cambio tiene en muy serios aprietos al sector empresarial por los encadenamientos y la dependencia de la relación de nuestra moneda con respecto al dólar y el resultado podría ser, a corto plazo, despidos y más desempleo del que ya existe en Costa Rica. Una consecuencia gravísima para un país que arrastra un fuerte deterioro en su situación social, como realistamente lo han advertido las organizaciones empresariales y sindicales.

Y algo más: por el sistema de tributación existente en nuestro país, de pagos adelantados trimestrales y una liquidación al final, hasta se podría producir una disminución en los ingresos tributarios debido a que, al darse una contracción del valor real de las importaciones en colones, los impuestos por recaudar podrían disminuir considerablemente, afectando los ingresos que el Ministerio de Hacienda necesita para cubrir el presupuesto nacional. Ahí sí que el tiro le saldría por la culata al Banco Central y al Ministerio de Hacienda.

Así que, como dice nuestro pueblo, “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”. Mucho mejor sería menos teoría neoliberal, mucho más pragmatismo y fijar un mejor punto de equilibrio. Es que el viejo Keynes tiene la razón y esa visión teórica y abstracta sobre las relaciones mercado-Estado de los neoliberales criollos solo existe en los libros. No en la realidad de nuestro país. Otra cosa diferente sería si se estuviera, realmente, atacando a fondo desde el Estado esos factores objetivos de distorsión, incluyendo el exceso de dólares por el gran lavado de dinero en la calle, o sea en el mercado.

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