El patrón motivacional costarricense y su impacto en el proceso electoral

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Estoy tratando de desmenuzar la extraña campaña electoral costarricense recién pasada, para entender que fuerzas son las que animan a los costarricenses. Es atípico que dos candidatos relativamente jóvenes, que en un momento dado estaban relegados, resultaran los ganadores de la primera ronda. Uno de ellos, el actual presidente electo, sin duda bien formado y con experiencia, representaba al partido de gobierno con todo lo negativo que esto implicaba en este caso en particular y parecía no podría navegar hasta puerto seguro, la Presidencia de la República, pero lo logró. Se enfrentó a un candidato de un movimiento religioso cristiano con serias diferencias con la mayoría católica, ahora más un partido político competitivo y de cierta escala, que nunca espero llegar donde llegó. La actuación del electorado, fue bizarra, sin duda alguna; quizás parte de la explicación podría ser lo que a continuación planteo.a/pA

Pensando en lo anterior, recordé la Teoría de la Motivación esbozada por el Dr. David McClelland, catedrático de la Escuela de Sociología de la Universidad de Harvard, que podría tener peso, en la configuración del ánimo de los costarricenses. La teoría plantea que las personas tienen un patrón motivacional fundamentado en la interacción de tres ejes, cuyos niveles de prevalencia varían de persona a persona, aunque puede prevalecer en una sociedad, uno o más combinaciones. Esta teoría fue tema académico en el MBA de INCAE durante varios años. Se puede gugulear información al respecto.

El primer eje, su orden no importa, es el nivel de poder que la persona maneja o que aspira inconscientemente a ejercer. La gente muy “mandona” por ejemplo, “vagabundona”, la intrigante o la que es muy autoritaria o machista, la que conduce el auto agresivamente como sacándose al volante sus frustraciones, que trata de imponerse por todos los medios, demuestra un mal uso de un alto nivel de poder; un buen uso podría ser su afán por participar en política, de buena fe y con transparencia o el liderar organizaciones firme pero magnánimamente.

Otro eje es el nivel de logro, o sea, que tan importante para la persona es concretar mediante su esfuerzo laborando, generando pensamiento y no mediante el ejercicio del poder; plasmando obras tangibles o intangibles. Una persona con un alto nivel de logro será trabajadora y posiblemente productiva, si navega con viento a favor y si no, luchará con denuedo.

Y el tercero, es el eje de afiliación, el del cariño hacia los otros, empezando por su familia, que puede ser un gran motivador para su comportamiento.

El ideal de Ser Humano en una sociedad democrática y de economía abierta como la que me parece queremos en Costa Rica, tiende a ser aquel que tiene los 3 ejes inter accionando en un nivel alto.

Un patrón motivacional que puede ser dañino, es aquel que tiene niveles de poder y logro altos, pero bajo de afiliación; el patrón motivacional en este último caso, tiende a ser el de los dictadores malévolos; podría pensarse también, de quienes se aprovechan de cargos públicos para enriquecerse rápidamente, buscando satisfacer su alta n de poder, con las otras dos “enes” a un nivel bajo; como lo hemos visto en Costa Rica recientemente, ésto puede ser muy dañino. Así mismo, n de afiliación alta y logro alto pero n de poder baja, es signo de gente muy trabajadora, pero “dócil”, proclive a funcionar bien en una dictadura, lo que no es deseable, en el caso de sociedades que aspiran a democracias plenas y funcionales.

Resulta, de acuerdo a la Teoría Motivacional del Dr. McClelland, que las sociedades pueden reflejar y a la vez influenciar, el papel motivacional de los Seres Humanos que la componen. Es más, por la vía de la educación, la literatura informal y de los medios de comunicación, incluyendo el cine y el teatro por ejemplo, se puede influenciar el patrón motivacional de una sociedad, para bien o para mal, para democratizar o para dictar; peligroso pero también alentador, cuando se quiere llevar a una sociedad a fortalecer los valores en un marco democrático y de sostenibilidad integral, necesarios para el progreso sustentable rumbo al desarrollo, término este último, que lleva implícito un componente político-democrático, otro socio-económico y otro de sostenibilidad ambiental, a largo plazo.

Investigaciones que se hicieron en Costa Rica a fines de los 70s y principios de los 80s, por la empresa McBer que presidía el Dr. McClelland, inducían a pesar que en general, el patrón motivacional de los costarricenses como individuos y sociedad, apuntaba a un alto nivel de poder, un nivel de logro insuficiente para sustentar la economía requerida para satisfacer las aspiraciones que se tenían y un nivel de afiliación todavía más bajo, determinado el patrón en parte por la información que los costarricenses recibían de los medios de comunicación y de su educación; cuentos que apreciamos como Tío Conejo por ejemplo, inclinan nuestro patrón motivacional hacia el poder; asimismo, el cine violento e insípido, como el que nos llega hoy en día, no es favorable al patrón motivacional requerido y ya apuntado.

Tomando en cuenta lo anterior y cuando uno analiza por ejemplo en que a raíz de un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos un gran número de votantes decidiendo por quien votar mono temáticamente y según muchos, sin realizar los análisis correspondientes, pareciera que ciertamente la “n de poder” alta prevaleció al elevar al candidato del PRN hasta donde llegó; y este último, en una manifestación de “n de poder” altísima compartida por muchos y poca reflexión, ofreció el separar a Costa Rica de la CIDH; podríase aquí también hacer referencia al tema del aborto, donde muchos adoptaron actitudes absolutistas sin previo análisis circunstancial por ejemplo y de las guías de formación sexual, donde fue común el comentario de que “estoy en contra, pero no las he leído”. En todos los casos, expresión de “n de poder” funcionando al máximo, con poco logro y seguramente baja afiliación.

Si como sociedad queremos progresar más rápidamente, previo análisis más profundo que el que he hecho aquí, podría influenciarse conscientemente, transparentemente y con convicción, nuestro patrón motivacional para reposicionar el nivel de poder sin que afecte esa cualidad de querer ser dueño de su propio destino; subir el de logro y mucho el de afiliación. Así, podríamos seguir siendo una sociedad con valores democráticos cada vez más arraigados y practicante de ellos, pero más productiva, donde el “bajonazo de piso” o el “choteo” y el “bullying” por ejemplo, expresiones de alto nivel de poder y bajo de afiliación, que tanto mal le hacen al progreso sostenido, pasen a la historia. Tendríamos gente que practique y defienda su democracia, altamente productiva y estudiosa, solidaria y fraterna. Supongo es posible que sociedades en otras latitudes, estén haciendo ese reposicionamiento. Nosotros podríamos hacerlo…pensémoslo, apuntando a desarrollar una población consciente cada individuo, de como interaccionan y a qué nivel sus ejes motivacionales, para de esa manera manejarse mejor y de esa forma, requerirse menos intervenciones judiciales y ser parte de una sociedad funcionalmente superior.

Exviceministro de Planificación.

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