El acuerdo europeo, un vía crucis para el gobierno de coalición español

Enrique Gomáriz Moraga

Enrique Gomariz

El comando de mercadotecnia del PSOE esta trabajando a plena máquina. El objetivo consiste en lograr que el acuerdo europeo para la reconstrucción sea visto por la ciudadanía española como un éxito personal de Pedro Sánchez y su gobierno (por ese orden). La escenificación de los ministros aplaudiendo al presidente de gobierno a la entrada del Consejo extraordinario es sólo la primera muestra de esta campaña mediática.

Sin embargo, el acuerdo alcanzado en Bruselas la madrugada de este martes 21 de julio es mucho más satisfactorio para la suerte de Europa y de España (aunque en menor medida), que para los planes del gobierno de coalición PSOE/Podemos. Para el gobierno de Sánchez e Iglesias el pacto europeo va a significar un vía crucis político y económico.

Hay que decirlo con claridad, el paquete de los 140 mil millones de euros llega a España con unas instrucciones de uso marcadamente restrictivas. Cierto, Sánchez e Iglesias tratarán de soslayarlas todo lo posible, pero el riesgo de dar un paso en falso es demasiado grande. Porque el curso procedimental de la entrega de fondos es draconiano. Así, el punto A.19 de las conclusiones aprobadas estipula que, para valorar si un Gobierno cumple con los requisitos para poder efectuar la entrega de fondos “la Comisión Europea pedirá la opinión del Comité Económico y Financiero sobre el cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos pertinentes”. Grecia recuerda que ese Comité hizo que no fueran muy necesarios los servicios de los hombres de negro. Pero además hay un cierre de seguridad, porque el texto aprobado establece que “si, excepcionalmente, uno o más Estados Miembros consideran que existen graves desviaciones del cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos, pueden solicitar al Presidente del Consejo Europeo que remita el asunto al próximo Consejo Europeo”. Dicho en breve, evitan tener que rechazar un determinado proyecto, simplemente lo meten en el congelador. Algo que no le sirve a ningún gobierno europeo, que necesitan los recursos de inmediato.

La cuestión de fondo es que los citados “hitos y objetivos” del acuerdo siguen a corta distancia la lógica económica del Partido Popular europeo, que ha permitido, a través de Alemania, que se avanzara hacia la posibilidad de este acuerdo. ¿Y quién estará vigilante en España a que el gobierno español siga esos hitos y objetivos del pacto? Obvio, el Partido Popular español. Dicho de otra forma, para que los proyectos españoles sean bien vistos en Bruselas necesitarán del apoyo del partido de Casado. No importa si ese aval se negocia antes con el PSOE y Ciudadanos, pero con la oposición del PP las propuestas españolas ante Bruselas correrían con poca suerte.

Es decir, la aprobación europea de proyectos nacionales ya no se hará por unanimidad, como quería Holanda, pero será necesaria la mayoría cualificada, algo que se trasladará al contexto nacional de los estados miembros. Y en España esa mayoría cualificada es imposible sin contar con el PP. Se acabó eso de aprobar proyectos con una mayoría exigua, pagando peaje a los independentistas catalanes. Ahora, la mayoría cualificada será un condición ineludible.

Tiene razón Casado cuando afirma que eso significa realmente una enmienda rigurosa del plan socioeconómico acordado en la formación del gobierno de coalición PSOE/Podemos. Es difícil saber como van a procesar Sánchez e Iglesias este camino de Damasco, pero no será fácil. Y mientras tanto, para cubrir el expediente, el PP accede a apoyar la mitad de los aspectos del Pacto de Reconstrucción que ha salido de la Comisión respectiva en el Congreso: los componentes sobre salud y Unión Europea, quedando por fuera economía y asuntos sociales. Pero la valoración que ha hecho de tal Pacto el representante del PNV, Aitor Esteban, para explicar porque votan negativamente el texto del Plan de Reconstrucción en el Congreso, apunta a una verdad descarnada: no es más que un saludo a la bandera. Lo que acabará concretándose después dependerá de otros parámetros. Como, por ejemplo, los establecidos por consenso en la Unión Europea.

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