Cuando vaya a Francia, aliste sus mejillas

Crónicas interculturales

Por Remy Leroux Monet

Remy Leroux

Sorprende mucho a mis amigos ticos pero es así: en Francia, la gente no saluda dando un beso sino dos, tres o hasta cuatro. Tanto las mujeres como los hombres. Nunca un solo beso como en América Latina. Mínimo dos. Es tan sutil que usted podrá tardar hasta años en lograr entender el tejemaneje de estas demostraciones de cariño.

Para mí, el número de besos es función de la clase social del franchute. ¡Sí señor! Sería entonces que más humilde es el francés, más cariñoso.

Una persona de clase alta y media alta depositará dos besos silenciosos y como discretos sobre sus mejillas, o sea un beso en cada mejilla.

La clase media y media baja practicará el tres besos.

Y la clase baja le mojará las dos mejillas sobre las cuales se imprimirán dos besos sonoros en cada una.

Pero el problema queda entero porque existe otra categoría de franceses y de extranjeros que consideran que la clase social no tiene nada que ver. Es la geografía la responsable de la distribución de los besos.

Sería entonces: más del sur, más besos. El sur en Francia como se sabe empieza en el Valle del Loira.

¿Y qué pasa con el Gran París con sus 12 millones de habitantes? Siempre constituye un popurrí de culturas, de costumbres y de consumos. Ahí, a veces, los mismos franceses pueden caer en la trampa, la telaraña, el enredo. Y se imagina lo delicado de la situación cuando uno se queda con la mitad del cuerpo balanceado hacia adelante y que ya no hay una mejilla para recibir su beso. Puede terminar perdiendo el equilibrio, y, peor, la dignidad.

Un buen día, presencié la escena siguiente: un amigo costarricense de viaje a Francia recibió de una vez cuatro besos de parte de un varón de mi familia el día del primer encuentro entre ellos. Varios años después, ese tico todavía cuenta su sorpresa y desorientación.

¡Que vivan los viajes!

Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.

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