Costa Rica crispada

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Costa Rica está pasando una época vario pinta in extremis. Mientras la situación económica mejora, por ahora y precariamente, aunque dejando afuera a muchos lo que no está bien, la situación de seguridad anda mal, a pesar de que estamos lejos de lo que sucedía en El Salvador donde las hordas de muchachos esbozan el estribillo “más vale 5 años rey que 100 años buey”.

Estamos hablando de dos y pico de asesinatos al día en Costa Rica, “one is to much” (uno es mucho), mientras que en mis 9 años en El Salvador, tres como embajador, el promedio en varias temporadas era de 20 y algo más asesinatos al día y de diferente índole (una vez para forzar a un empresario autobusero a pagar “el derecho de vía”, miembros de una de las maras quemaron un bus con sus pasajeros adentro), aquí las muertes se dan fundamentalmente entre grupos humanos dedicados a la narcoactividad. Ergo, el problema, a diferencia del Triángulo del Norte, no es una victimización de la sociedad civil por parte de las pandillas. El problema real es el de la narco actividad que se nos está metiendo en nuestra sociedad, incluyendo cuerpos de seguridad y el Poder Judicial: muy serio lo que está pasando y puede dar al traste con nuestro régimen republicano.

Estamos todavía lejos de la necesidad de que se imponga un estado de excepción, como ha sido sugerido, pero es una medida que no se puede descartar y de imprevisibles consecuencias que podrían ser funestas. Por eso hacen bien los partidos políticos de oposición y otros estamentos en manifestarse en contra de la sola sugerencia de tal medida, que no solamente nos afectaría en la naturaleza de nuestro tradicional vivir en Costa Rica, sino que además afectaría negativamente la imagen internacional en Costa Rica, con previsibles negativas consecuencias para la inversión extranjera, el turismo y las exportaciones, lo que generaría entro otros males, un terrible aumento del tipo de cambio en favor de la divisa internacional el US$. Es necesario sin embargo, tomar conciencia de la situación para que desde el gobierno en sus diferentes manifestaciones y desde la sociedad civil en las suyas, se trabaje conjuntamente para erradicar el flagelo. Debe incluirse la desaprobación social de quienes se involucran desde cualquier posición con el tema, así como la aprobación de legislación de avanzada y transformadora, pues haciendo lo mismo que ha fracasado, no se lograran mejores resultados. La justicia pronta y cumplida, práctica ausente en Costa Rica cuando de casos importantes se trata, debe de ser la norma.

A la crispación contribuyen mensajes errados como cuando la máxima autoridad ejecutiva advierte que tomó decisiones sobre la seguridad sin entender la fundamentación y consecuencias de lo que se le proponía. Esa máxima autoridad, no puede darse ese lujo. Puede equivocarse, pero no por confusión. Imprudencias, recules por errores al diseñar políticas, confrontación constante con la prensa, imprecisiones y bajonazos en públicos a subalternos, contribuyen al ambiente negativo de la crispación. La crispación distrae y desune.

Así mismo, me parece que la forma en que se han planteado las desconexiones de la FOD (Fundación Omar Dengo) y CINDE no son las adecuadas, más siendo dos entidades qué, certeramente o no, gozan de excelente prestigio a nivel nacional e internacional. No me refiero a la FOD, porque no es mi campo, pero si a CINDE, instancia que conocí en sus inicios cuando formaba parte y lideraba junto con la salvadoreña FUSADES, la Federación de Entidades Privadas de Centroamérica y Panamá (FEDEPRICAP), de la que me honré, cuando defendía principios social libertarios más que intereses para lo que habían otras instancias, en ser su director ejecutivo fundador, de 1987 a 1994. FEDEPRICAP estaba constituida por 12 instancias de 6 países, las UCCAEPs y los CINDEs. Hoy es otra cosa pero fue muy efectiva y CINDE mucho contribuyó a ello. He seguido la evolución de CINDE con admiración y “los números” y el análisis cuantitativo respaldan su excelente reputación. El gobierno tiene derecho y asume su responsabilidad al cancelar esos dos contratos, pero al menos debería hacerse luego de estudios mesurados que demuestre se actuó de buena fe y con propiedad. El conocer esos estudios, si se justifica la cesación, nos daría tranquilidad, así como al instancias internacionales que colaboran con CINDE.

No me ha gustado el que actividades que las desarrollaban las dos instancias privadas, sin fines de lucro dicho sea de paso, vayan a ser ahora desarrolladas por entidades del sector público. Esto es una involución, pues la tendencia mundial es el asignarle tareas al sector no estatal que se considera puede ser mejor ejecutor que el gobierno. No puedo alejar de mi mente que así empezó la debacle argentina con la corporativización de tareas que promovieron los Perón, apegados como eran al fascismo europeo. Quizás quienes desde el sector privado ahora están apoyando la decisión respecto a CINDE, no han analizado lo dañino que puede ser el acto desde la perspectiva estratégica.

Le agradecería al Gobierno ser cuidadoso y no crispar más el ambiente. Algunos dicen que lo que se busca es llevarnos al estado de excepción, lo que no conviene como ya se explicó y personalmente me niego a creer. Las tendencias populistas autoritarias que a menudo parece evidentes, no dejan buenos frutos, como la experiencia señala. La doctrina en gestión pública y privada de hoy en día, esgrime que el gobernante moderno, si es capaz, debe ser más un pastor de ovejas que un general.

Exviceministro OFIPLAN y ex diplomático.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo Fallas

    Mi estimado Carlos, efectivamente se requiere mesura en las decisiones, cuando se actúa en forma precipitada las posibilidades de fracaso se acentúan. También se debe ser humilde y rodearse de personas capaces que tengan libertad de contradecir decisiones y sirvan de contraparte al impulso que da el populismo. Me preocupan los serviles, que mientras el presidente ataca, ofende y divide, están detrás de él moviendo la cabeza dando su aprobación, recordemos los regímenes de Maduro y de los nefastos Ortega, siempre han tenido serviles que aprueban todas las tonteras que hacen.

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