—»Vengo, señor, a contratar mi propio entierro y necesito ver las cajas».
Don Manuel la llevó a la sala de las cajas blancas.
—»No me gusta ninguna».
Después la pasó al salón de las cajas negras.
—»Tampoco estas otras».
Siguió mostrándole las cajas grises.
—»No son de mi agrado».
El señor Campos, por último, la pasó a la sala de las cajas moradas.
—»Ninguna me satisface». Entonces el propietario, repuso:
—»¿Desea la señora o señorita, que le hagamos una caja a su gusto?».
—»Eso es precisamente lo que quiero. HAGAMELA DE COLOR NEGRO CON PINTITAS BLANCAS, O DE COLOR BLANCO CON PINTITAS NEGRAS».