Algo sobre ecosocialismo

Síntesis preparada por Max Hernández Sotela

Max Hernández Sotela

Marcelo Prieto ha hecho una alusión a su participación en la discusión de los temas ecológicos; dentro del marco de referencia de algunos pensadores latinoamericanos, que se han dado a la tarea de formular una versión tropicalizada del «Ecosocialismo». Me ha parecido conveniente preparar esta breve sintesis; con el propósito de ayudar a la comprensión de los elementos de esta vertiente ideológica que ha prendido con fuerza en el ideario latinoamericano; especialmente en Argentina, Brasil y Venezuela.

¿Qué es el ecosocialismo? Se le puede definir como una corriente de pensamiento y de acción esencialmente de corte ecologista; que se apoya en algunos principios fundamentales del marxismo (marcando una importante distancia de los conceptos productivistas). Para los ecosocialistas, el funcionamiento del mercado y la ganancia, asi como el autoritarismo burocrático del teórico «socialismo real», no es congruente con las realidades que hoy exigen la defenza y la preservacion del medio ambiente; especialmente en lo poco que queda de sus expresiones naturales.

El enfoque de los ecosocialistas trata de rescatar algunos razgos ideologicos de las corrientes dominantes del movimiento obrero; especialmente procurando rescatar el potencial de los trabajadores y sus organizaciones como una fuerza esencial que puede jugar un rol determinante, para presionar una transformación radical del sistema pos capitalista y coadyuvar al establecimiento de una nueva sociedad, socialista y ecologista.

El ecosocialismo se ha venido definiendo durante los últimos treinta años, gracias a trabajos de pensadores de la talla de Manual Sacristán, Raymond Williams, Rudolf Bahro (en sus primeros escritos) y André Gorz (ídem), como en las contribuciones de James O’Connor, Barry Commoner, John Bellamy Foster, Joël Kovel (EU), Joan Martínez Allier, Francisco Fernández Buey, Jorge Riechmann (Estado español), JeanPaul Déléage, Jean-Marie Harribey (Francia), Elmar Altvater, Frieder Otto Wolff (Alemania) y muchos otros, que se han expresado en una red de revistas tales como: Capitalism, Nature and Socialism, Ecología Política, etc.

La expresión del ecosocialismo como corriente ideologica, está lejos de ser políticamente homogénea, pero la mayoría de sus representantes comparten ciertos elementos comunes. Por ejemplo la ruptura con el concepto del productivismo de la ideología del progreso —en su forma capitalista o burocrática— y en oposición a la expansión infinita de un modo de producción y consumo destructor de la naturaleza.

En este aspecto, es justo reconocer la conveniencia de que es un intento original de articular las ideas de un socialismo marxista con las conquistas de la crítica ecologista.

La ideología ecosocialista, defiende algunas políticas verdes; desde una perspectiva claramente postcapitalista, inspirada por el marxismo.

Se desmarcan los ecososialistas de la mecánica de la economía neoclásica de una manera más firme que otros verdes y apoyan con más vehemencia la justicia social, como la primera meta de la política, viéndola como una llave hacia otros objetivos.

Buscan replantear la interacción del hombre con el medio. Sostienen que debe existir un marco de corresponsabilidad social entre los gobiernos, los organismos públicos, privados y la ciudadanía. Así, sería posible crear estrategias mancomunadas que generen fuentes de empleo y mejoren la calidad de vida de las personas, quienes se conciben como agentes de cambio dentro de sus comunidades.

En países latinoamericanos de corte neo socialistas se promueve: la siembra de plantas, la recolección de semillas, el saneamiento de ríos y quebradas, la limpieza de áreas verdes, la realización de jornadas masivas de reciclaje y charlas conservacionistas

Por ejemplo en Venezuela se ha impulsado la iniciativa “Agro Venezuela”, que es una respuesta ecosocialista para que los productores agrícolas y las cooperativas, tengan los insumos, las semillas y las máquinas requeridas por el agricultor que trabaja las tierras. Algo así como lo fue nuestro CNP en los años 60 y 70 y que lejos de pensar en su cierre deberíamos redefinir lo, actualizarlo y reposiciónarlo en un concierto Agro exportador, especialmente de cultivos como melón y otros de gran demanda en Asia y Europa.

Otro esfuerzo destacable en Venezuela es el aprovechamiento de energías renovables que ayuden a producir energía “limpia” y sin agentes contaminantes. Como lo hemos hecho con nuestro ICE en los últimos 50 años y al que hoy debemos redefinirle rumbo; para aprovechar la sobre producción de energía que tendremos en los próximos diez años.

Es destacable también en Venezuela la promulgación de su “Ley del Agua”, en vigencia desde el año 2007, donde se define el agua como un bien de dominio público no privatizable, visto como un derecho universal. Principio acuñado en nuestro AYA y SETENA desde hace más de 25 años. No obstante debemos hacer ajustes en la legislación y los convenios internacionales para poder pasar agua excedente de una vertiente a otra. Por ejemplo el agua de la Vertiente Caribe a la del Pacífico en el Valle Central.

El ecosocialismo es un intento de ofrecer una alternativa ideológica al desafío de la preservacion del medio ambiente; fundamentada en los argumentos básicos del movimiento ecológico, y en la crítica marxista de la economía política. Se opone al progreso destructivo capitalista definido por Marx. Conceptualizando su praxis como una política económica basada en criterios no monetarios y extraeconómicos, donde deberían prevalecer las necesidades sociales y el equilibrio ecológico. Esta síntesis dialéctica, ha sido intentada por un amplio espectro de autores; desde James O’Connor a Joel Kovel y John Bellamy Foster, y desde André Gorz (en sus escritos juveniles) a Elmar Altvater, es al mismo tiempo una crítica de la “ecología de mercado”, que no desafía el sistema capitalista, y del “socialismo productivista”, que ignora la cuestión de los limites naturales.

Según James O’Connor, el objetivo del socialismo ecológico, apunta hacia la construcción de una nueva sociedad basada en la racionalidad ecológica, en el control democrático, en la equidad social, y el predominio del valor de uso sobre el valor de cambio. Se puede agregar que este objetivo requiere:

a) Propiedad colectiva de los medios de producción –“colectiva” quiere decir propiedad pública, cooperativa o comunitaria–. Obviamente en Costa Rica la expresion colectivista la concebimos a lo sumo como cooperativismo.

b) Planificación democrática que permita a la sociedad definir metas de inversión y producción. En este punto los costarricenses esperaríamos que el Banco Central cumpla con el rol que le define su ley constitutiva; que es realmente muy audaz y bien interpretada hasta revolucionaria.

c) Una nueva estructura tecnológica de las fuerzas productivas. En otros términos: una transformación social y económica revolucionaria. Para nosotros la transformación social de los últimos 25 años ha venido de la mano de atracción de inversiones, que han presionado la transforcion social más que las iniciativas del Estado; cabría esperar de CINDE, un intento de interpretar las oportunidades de los mercados internacionales y estimular la creación de conglomerados exportadores; especialmente grupos de cooperativas que con apoyo del estado en tecnología y mercadeo den un salto cualitativo.

Para los ecosocialistas el problema con las tendencias dominantes de la izquierda durante el siglo XX –la socialdemocracia y el movimiento comunista de inspiración soviética– fue la aceptación del modelo de fuerzas productivas realmente existente. Mientras la primera se limita a una versión reformada –a lo sumo keynesiana– del sistema capitalista, el segundo desarrolló una forma colectivista – o capitalista de Estado– de productivismo. En ambos casos, la cuestión del medio ambiente quedó descartada, o fue marginada. Esto para la socialdemocracia costarricense no es cierto y seríamos más bien la excepción de la generalización.

Interesantemente pareciera que muchos logros y avances originados en la mente de algunos pensadores del PLN, convertidos en políticas e instituciones; hoy con franqueza muy traídos a menos por la torpe visión de coquetear con corrientes económicas neoliberales; de repente son la plataforma para relanzar un movimiento ideológico que podriamos abrazar los socialistas democráticos y eventualmente algunos marxistas reciclados de cara a los desafios del siglo XXI.

Lo cierto es que si bien muchos de nuestros esfuerzos e instituciones están desacreditados y en vías de cierre por su incapacidad de autosustentarse. Cabe retomar con fuerza lo creado y repotenciarlo como logros anticipados a su época, para luchar por un desarrollo congruente con la defenza de la ecosostenibilidad del planeta.

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