Política entre bastidores
En la actividad política y la función pública, suceden a veces cosas simpáticas y risibles. Hoy me detengo a relatar un par de este tipo de episodiosEn noviembre de 1971 se fundó el cantón de Hojancha como undécimo cantón de la provincia de Guanacaste. Está ubicado en el extremo sur de la península de Nicoya, como una de las comunidadades guanacastecas más alejadas de San José.
El principal motor para la creación del nuevo cantón fue el sacerdote católico Presbítero Luis Vara Carro, de origen español, natural de Litos, municipio de Castilla La Mancha, quien falleció a sus 92 años en 2028, tras vivir en Costa Rica por 62 años.
El Padre Vara luchó intensamente por mejorar el nivel de vida de la población, promoviendo principalmente la creación de cooperativas. Sobre su proyección en Costa Rica, el expresidente Daniel Oduber afirmó que «las obras del Padre Vara no se deben medir en varas sino en kilómetros».
Como miembro de la Asamblea Legislativa de entonces, tuve el honor y la satisfaccion de votar en favor de la creación del cantón de Hojancha, cuyo territorio administrativamente pertenecía a Nicoya.
Luego vino la celebración en grande del cantonato, organizada por la Asociación de Desarrollo Integral de Hojancha, a la cual fuimos invitados los diputados de la legislatura de entonces con nuestras cónyuges. En el caso personal, el Padre Vara nos ofreció alojarnos en la casa cural. Muy complacido viajé con mi señora esposa el día anterior a la fecha de celebración.
Pero como se dice popularmente, uno pone y Dios dispone. En ese entonces era un sacrificio viajar desde Desamparados a Hojancha. Sin embargo, lo hicimos gustosos para participar en una celebración histórica, máxime con el honor de acompañar en su casa al Padre Vara. Llegamos y ¡oh sorpresa! nos recibió angustiado el Padre Vara para explicarnos que no nos podríamos alojar en la casa cural. Como el reloj marcaba más de las 10 de lo noche, nuestro querido sacerdote creyó que ya no llegábamos, y entonces le había cedido nuestro lugar a Carmencita Granados, Olegario Mena Barrantes y el humorista Lucho Ramírez. Supuestamente ellos llegarían el mismo día de la celebración porque estaban contratados para un show popular de Doña Chona y Don Tranquilino, muy de moda en ese sentonces. Pero sorpresivamente se adelantaron. Una pequeña pensión en Hojancha ya estaba abarrotada, no cabía un huésped más y en la casa cural carecían de colchones extra.
En esta gira viajamos -además de Miriam, mi esposa-, con mi cuñado Ricardo Prado Zúñiga y su esposa Florita, también invitados por el Padre Vara. La opción era pernoctar en Nicoya y regresar a Hojancha al día siguiente. Era muy complicado. No nos quedó más camino, por decisión de los cuatro, que regresar a San José. Fue un regreso agradable porque todo el trayecto de regreso fuimos acompañados por una fulgurante luna llena.
Arribamos a San José a las 4 de la madrugada, tras la fallida (para nosotros) celebración del cantonato de Hojancha. Sin embargo, hoy nos queda la satisfacción de haber cedido nuestro alojamiento a la hoy Benemérita de la Patria, Carmen Granados.
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Este segundo acontecimiento u ocurrencia acaeció en octubre de 1985, en la ciudad de Carmona, cabecera del cantón de Nandayure en la provincia de Guanacaste.
Nandayure se creó como cantón en 1961, durante la Administración de don Mario Echandi. En 1985, Administración de don Luis Alberto Monge, se conmemoró el vigésimo cuarto aniversario de la fundación del cantón. La Municipalidad de Nandayure programó un acto solemne en el «palacio» municipal, teniendo como invitados especiales sl Presidente de la República y su Gabinete. Junto con el Ministro de la Presidencia, don Danilo Jiménez Veiga, y en mi calidad de Viceministro, acompañamos al Presidente Monge.
Llegamos a Carmona en una asoleada y calurosa mañana Presidente y Ministros, directamente al edificio de la Municipalidad de Nandayure. Ahí nos recibió el Presidente Municipal y el Ejecutivo Municipal.
Para entonces funcionaba con gran eficiencia en todo el país la Guardia de Asistencia Rural (GAR), creación del Ministro de Gobernación y Polícia en el Gobierno de don José Figueres (1970-1974), don Carlos Manuel Vicente Castro, padre de nuestro amigo Yayo Vicente. La Guardia Rural fue un cuerpo semi-policial que operaba más como asistente comunal de todos los cantones del país. Los guardias, de uniforme amarillo muy vistoso, sin mucha formación policial, casi siempre «pansoncillos» y «pegabanderas» vecinos de la comunidad donde servían. Popularmente eran conocidos como las mariposas amarillas, parodiando las mariposas amarillas de Gabriel García Márquez en su obra «Cien Años de Soledad».
Volviendo al aniversario del cantonato, el Ejecutivo de Nandayure pidió ayuda a la Guardia Rural de Hojancha para darle brillo al acto solemne. A la entrada del edificio municipal, diez guardias rurales, en formación «militar», se colocaron cinco de cada lado, sin armas pero con riguroso saludo castrense. Al paso del Presidente Monge, una corneta hacía su sonoro homenaje. Y sorpresivamente, uno de los guardias amarillos se desprendió de su formación y se acercó al Presidente, ante la sorpresa de todos. Don Luis Alberto me pidió que me acercara para atender al Guardia Rural.
El pansoncillo guardia le pidió personalmente al Presidente de la República una carta de recomendación para llevarla al Ministro de Educación Pública. Se la solicitó a don Luis porque quería que nombraran a una cuñada como maestra en la escuela de Pilas de Canjel, en Nandayure.
Nunca olvidaré este pasaje de mi recorrido en la función pública. Una Costa Rica civilista y bucólica que hoy añoramos y de la que estamos orgullosos. Pero más importante aún, sin ninguna muestra de prepotencias ni militarismo.