Yo también voy con él… con Daniel

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Esta semana que termina, específicamente el jueves 27 de abril, fue la declaratoria, por parte de la Asamblea Legislativa, de Benemérito de la Patria para Daniel Oduber Quirós.

Todos conocen que soy liberacionista, y más que eso socialdemócrata, por lo que la celebración es doble. Daniel era un gran liberacionista y socialdemócrata. Me atrevería a aseverar que quizás, como se decía antes, “de los más pintados”. En él se representaba de forma casi perfecta lo que es ser un “hombre de partido”.

Me refiero a él como Daniel, no por irrespeto o nada parecido, sino porque así lo conocimos en mi generación, y así lo he seguido llamando, a pesar de la diferencia de edad. Era algo así, como el amigo Daniel, y él no tenía ningún problema con esto, más bien lo fomentaba.

Quisiera hacer esto un poco más personal, no voy a enumerar sus grandes logros, para eso están las reseñas y semblanzas biográficas. A través del tiempo he publicado mucho sobre su vida, una reseña biográfica muy completa, y “Recordando a Daniel Oduber”, texto hecho por un grupo de amigos de Daniel, al que le he agregado más material, como imágenes y audios para enriquecerlo.

También he digitalizado varios de sus libros como “Raíces históricas del Partido Liberación Nacional”, “Una campaña” y “De donde venimos”, los tres casi que de lectura obligatoria. Además algunos de sus discursos, especialmente quiero destacar “Pensamos en grande, soñamos en grande, trabajamos en grande”, discurso de plaza pública en La Cruz de Guanacaste, en noviembre de 1973. ¡Que señor discurso! Me quito el sombrero, Daniel era un verdadero estadista, es más, me atrevo a decir que el último que ha tenido el país. La Juventud Liberacionista de su época lo reprodujo; incluso si no son partidarios, olvídense por un momento de eso, y léanlo para que vean la diferencia con los discursos de ahora.

Podría seguir, aunque no es esa mi intención. Si quieren leer más sobre Daniel, lo pueden hacer en este sitio web.

Como decían Sus Diamantes, aquel grupo musical de los grandes salones de baile: “a lo que vinimos”.

Daniel era muy amigo de mi papá, entablaron su amistad cuando eran chiquillos y vivían en Barrio Amón. Contaba mi papá que a Daniel le decían el “loco Oduber”, porque se tiraba en patines desde lo alto de la cuesta del Amón (avenida 9, detrás del INS), bien pronunciada por cierto. Así que en mi casa el apoyo a liberación y Daniel fue de siempre.

De la campaña de Daniel de 1966 recuerdo muy poco, estaba muy niño, creo que en segundo o tercer grado de la escuela. Solo retengo en mi memoria aquel «Yo también voy con él… con Daniel», que repetía sin saber de que se trataba la cosa. Pero ya era un fan indiscutible.

Lo conocí personalmente para la campaña política de 1974, cuando llegó de gira al distrito Carmen, a una casa en Barrio Aranjuez, no recuerdo de quién, yo tenía 13 o 14 años. Todavía me impresiona su figura. Para esa campaña, por cierto, fue mi primera participación como «guía» el día de las elecciones en el Edificio Metálico. Para esos comicios los cuatro distritos centrales de San José votaban juntos, por eso había un montón de mesas, incluso hasta en el segundo piso de la escuela, algo imposible de pensar hoy en día, especialmente por el tema de la ley 7600 (acceso a personas discapacitadas). Increíble experiencia.

Ya siendo presidente, creo que en 1975, mi papá me pidió que lo acompañara a Barranca de Puntarenas, donde estaba de gira presidencial Daniel. Ahí me tocó verlo de primera mano, como presidente de la República. ¡Daniel había nacido para eso!, don Federico Vargas Peralta en alguna oportunidad dijo “… a Daniel Oduber el poder le sentaba como si hubiera nacido expresamente para ejercerlo”. ¡Que porte y presencia! esto a pesar que andaba vestido informalmente, con lo que se acostumbraba en aquella época, que era la camisa conocida como “Guayabera”. Me saludó muy amable, y me presentaron a un montón de ministros. Fue un día muy especial para mi. Esos eran los días cuando Daniel recorría el país distribuyendo semillas para los agricultores, a quienes siempre defendió. Ahí sí había política agropecuaria y seguridad alimentaria.

Luego, ya habiendo dado mis primeros pasos en la política partidaria, recuerdo una cita con la juventud liberacionista, en el ya desaparecido cine Universal, a principios de los 80s. Un vibrante discurso de Daniel, para nosotros los jóvenes, hábidos que nos hablaran de socialdemocracia. Sus dotes de orador eran indiscutibles, quedaba uno como hipnotizado escuchándolo.

Las charlas en televisión sobre la historia política del PLN y sus raíces, fueron tan buenas, que terminaron plasmadas en un libro, que hasta ganó el Premio Nacional de Historia. El libro ya lo había mencionado al inicio.

Hay un discurso de Marcelo Prieto “Daniel Oduber en el corazón agradecido de la patria”, que para mi resume magistralmente la trayectoria de Daniel y sus logros por el bienestar del mayor número. Yo no podría haberlo escrito mejor.

En el plano ideológico, también está un ensayo titulado “El pensamiento de Daniel Oduber”, una pequeña joya que sorprendentemente escribió Marcelo Prieto, cuando apenas contaba 21 años de edad.

Personalmente la lectura de “Nosotros y la Internacional Socialista” fue algo muy enriquecedor, y que junto a “La revolución posible” de “De dónde venimos”, reafirmó la estatura intelectual y de ideólogo de la socialdemocracia de Daniel.

Su repentina muerte y las circunstancias que la rodearon, fue algo muy triste. El partido tuvo mucho que ver, no en su muerte por supuesto, pero si en el escarnio del que fue objeto los últimos años de su vida, con acusaciones que, para verdades el tiempo, se han demostrado falsas.

Más temprano que tarde, el partido se dio cuenta de su error con Daniel, y ha tratado de restablecer su figura como el gran hombre que fue. El último Congreso Nacional (2005) lleva su nombre, y se le han hecho varios homenajes.

Pero faltaba el homenaje más importante de todos, que por fin llegó: la declaratoria de Benemérito de Patria, la más alta distinción que otorga el Estado a sus hijos más preclaros. Nada más merecido y justo que esta distinción.

Quiero terminar con los párrafos finales de un texto que escribió Gerardo Sánchez Villalta, sobre la muerte de Daniel:

Pero que egoísta. ¿Acaso no es suficiente lo que diste a este bendito pueblo? Que elegancia la tuya, Daniel: pantalón army con jacket de igual color, botas caoba amarradas con cordel, lustradas con gusto de príncipe.

Así clausuraste el Cuadragésimo Aniversario de tu Partido y… cumplida tu misión… te marchaste erguido ante los ojos del pueblo que te vio nacer, porque Daniel y el Partido Liberación Nacional, son dos caras de una misma moneda.

Atrás el recuerdo: YO TAMBIEN VOY CON EL…

De frente, el compromiso de honrar tu obra, de exaltar lo inconmensurable de tu ciego amor por la Patria, de glorificar la nobleza de tu corazón, inmensamente humano, eternamente liberacionista.

 
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