La Patrulla de Bares: Chiquito pero matón (Danilo’s Bar)

Especial para Cambio Político

Misión: Danilo’s Bar Dónde: En el triángulo de Barrio Pilar, Guadalupe (ver mapa)

Ya de vuelta en el querido terruño, después de un periplo un poco prolongado, y por aquello de «yo no envidio los goces de Europa»; estábamos con mucha ganas de patrullar alguna cantina de las de a de veras, de esas con bocas de verdad. Ya estábamos hasta la coronilla de los appetizers gringos. Soñábamos con un chifrijo, unas yuquitas fritas, una costilla, y hasta con una buena sustancia. Que delicia… unas fritangas como solo en las cantinas de Costa Rica saben hacerlas.

Goicoechea siempre ha tenido una buena tradición cantinezca. A través del tiempo se han patrullado varios lugares muy buenos. Por ejemplo, en el sector de Barrio Pilar en Guadalupe ya habíamos patrullado el Bar Mi Quinta, cerca del estadio Coyella Fonseca.

En esta ocasión patrullamos el Danilo’s Bar, que está 300 m al noreste de los Tribunales de Justicia de Goicoechea (II Circuito Judicial), en uno de los costados de lo que se conoce como el triángulo de Barrio Pilar.

Casi siempre pasamos por ahí, de camino a Moravia o en la ruta contraria y lo veíamos con cierta tristeza; muy pequeño y con lo que parecía un mal ambiente. Sin embargo, sufrió una remodelación y modernización gracias a la participación de una marca de cerveza nacional. Además, varias amistades nos hablaron de la buena atención y cocina que tiene ahora, por lo que nos decidimos a patrullarlo con todas las de ley.

Como ya dijimos Danilo’s Bar es pequeño, con pocas mesas, así que en las noches se llena. Se ve que tiene historia, por algunas fotografías en las paredes de equipos de fútbol. Incluso el propio dueño don Danilo Pérez, un señor ya mayor, atiende en la barra. La atención es muy esmerada.

El menú de bocas es grande, con dos secciones una llamada “A lo fuerte y especial”, que se podría decir son las grandes porciones, que también son grandes en precio. En este apartado destaca el plato surtido de salchichón, cerdo, pollo, carne, papas, y ensalada; realmente descomunal. La otra sección es “Nuestras bocas al bocadillo”, donde probamos la yuca al mohoos, es un sencillo plato de trozos de yuca fresca hervida (esponjada), rociados con una salsa de mojo con ajo, pimienta negra y perejil; la cantidad de yuca fue generosa y el sabor delicioso; este es un plato popular en Puerto Rico, Cuba y en la República Dominicana, pero es la primera vez que lo vemos como boca en Costa Rica. La costilla de cerdo, muy buena, pero una porción pequeña, que deja con ganas de pedir otra (lo que se hizo); viene con una ensalada de acompañamiento, que se puede cambiar, en este fue por una porción de arroz blanco. Los taquitos, son tres que pueden ser de carne, pollo o queso; los pedimos de carne y resultaron muy buenos, bien tostaditos y la carne mechada suave; eso si, el rejuntado de repollo que les pusieron estaba pasado de limón. Dicen quienes han ido, que la especialidad de la casa es el pollo frito, incluidas las alitas; no tuvinos oportunidad de probarlo, pero vale el “tip”.

En el apartado de bebidas, el asunto es “a lo que vinimos”, muy sencillo, como debe ser en toda buena cantina. Cervezas nacionales la gran mayoría y cerveza cruda. Después de tanta probadera allende fronteras, teníamos ganas y añorábamos una águila, que nos supo a gloria; posteriormente probamos la cerveza cruda, que nos gustó bastante. Dentro de lo único especial, están los shots, en promoción de tres por solo ₡2.500.

Una legítima cantina, que remodelaron y se hizo apta para todo público, con una buena cocina y variedad de bocas. Recomendada, eso sí, eviten los fines de semana en la noche que hay el temible karaoke, epidemia peor que la del covid.

 
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