La necesidad de acuerdos nacionales mínimos

Y usted… ¿qué opina?

Fernando Berrocal

Antes, lo normal y lo que sucedía en Costa Rica, una vez definida la realidad política por el pueblo en las urnas electorales, cada cuatro años, era que quien ganaba las elecciones procuraba construir ACUERDOS NACIONALES con los partidos políticos de oposición y los sectores organizados de la sociedad civil.

La prensa participaba de esos debates y sus distintos analistas, unos más conservadores y otros más progresistas, aportaban ideas y “pensamiento crítico”. Así, a brincos y a saltos, se fue construyendo en libertad y democracia un camino costarricense y, la verdad sea dicha, este país logró singularizarse y diferenciarse en el medio de las tormentas y turbulencias de América Latina.

La situación hoy en día es diametralmente otra. Desde la última campaña electoral y a partir del 8 de mayo del 2022, los actores políticos con poder real en nuestra sociedad, se han enfrascado en una bronca a matar y lo que menos hemos tenido, como país, es ese necesario diálogo constructivo y democrático.

Lo más graves es que los problemas nacionales más significativos y acuciantes, siguen ahí y la agenda nacional prioritaria está empantanada, por broncas políticas y falta de diálogo. Además, estamos como sociedad en medio de fuertes, fanáticas e intencionadas campañas de manipulación de la opinión pública, a favor del presidente Chaves o en su contra y la política costarricense atraviesa por uno de sus momentos más críticos y de menos diálogo de las últimas décadas. Tanto que hemos dejado de hacer POLITICA con mayúscula y los graves y críticos problemas nacionales han pasado a un segundo término.

Eso le puede gustar a algunos fanáticos de uno y otro lado, que lo hay y a todos los niveles, algunos realmente a niveles de tratamiento psicológico, pero en honor a la verdad y lo digo con toda sinceridad, eso no es bueno para Costa Rica y nos puede costar, como país y como sociedad, la posposición de las necesarias y urgentes reformas que necesita nuestro modelo de desarrollo, para enfrentar de mejor forma y con posibilidades de éxito los nuevos paradigmas del siglo XXI y superar el estancamiento económico y la desigualdad social que ha transformado negativamente la realidad nacional.

Digan lo que digan esos fanáticos, sólo dialogando, cediendo un poco y construyendo consensos, es que funciona la auténtica democracia y, si algo está claro, más allá de los errores y críticas que se le puedan hacer al pasado o los reproches que se le pueden hacer al presente y al gobierno del presidente Chaves o al trabajo de los partidos políticos en la Asamblea Legislativa, es que todavía no hemos llegado a una situación límite, como otros países de América Latina y los ejemplo sobran en las noticias internacionales y para todos los gustos y sabores ideológicos y políticos. Todavía, en Costa Rica, hay tiempo y espacio para sentarse a dialogar y evitar la crispación y polarización total y negativa de nuestra sociedad, al peor estilo negativo de esos otros países. Por lo menos, debemos trabajar en algunos ACUERDOS NACIONALES MINIMOS.

Optar por mantenerse en el conflicto constante y en una bronca permanente, como quieren esos fanáticos, es un error POLITICO que no nos lleva para ninguna parte y que les cobrará fuertemente la historia, porque al final y en el tiempo, lo único que cuenta son los RESULTADOS efectivos y medibles “en beneficio del mayor número”, como fue el lema como el que nació la II República. Un lema que, hoy por hoy, está fuertemente cuestionado en la realidad objetiva de los hechos, pero que debe seguir siendo el paradigma de nuestro sistema democrático y una razón para seguir luchando por las reformas que necesitamos en Costa Rica y a las que nos convoca este siglo XXI. A menos que queramos como destino nacional el de otros países de América Latina.

En esa línea de pensamiento constructiva y de interés estrictamente nacional y no político partidario, alejado de esos fanatismos que nos tienen cansados a la gran mayoría nacional, insisto en dos temáticas sobre las que existe una gran conciencia nacional y que están, objetivamente, despedazando al país y las auténticas posibilidades de un mejor futuro para la sociedad costarricense y en los que, con un poco de esfuerzo, ideas y propuestas que existen y hasta están escritas, se debería trabajar con patriotismo y alcanzar ACUERDOS NACIONALES MINIMOS entre el Gobierno de la República y los partidos políticos en la Asamblea Legislativa y a muy corto plazo, como se necesita.

1.- EN EL TEMA DE SEGURIDAD:

No es suficiente, aunque haya sido un paso muy importante, la asignación de 4.100 millones de colones en un presupuesto extraordinario para el Ministerio de Seguridad Pública. Se necesita que el Ministerio de Hacienda le gire a ese ministerio los ingresos que, por diferentes leyes de la República que son de obligado cumplimiento, le corresponden por la exportación de cajas de banano, los casinos, las sociedades anónimas y los derechos de migración.

El proyecto de ley #23612 presentado por 12 Diputados del Partido Liberación Nacional, libera al Ministerio de Seguridad Pública de las rigideces fiscales existentes en la actualidad. Esto es una necesidad y urgencia nacional o el narcotráfico y el crimen organizado terminarán por transformarnos en un país fallido, al peor estilo de Centro América. Estamos enfrentados a un poderoso enemigo y este es un tema nacional por encima de las diferencias y las broncas semanales y diarias. Un tema para coincidir, sobre todo ahora que el Ministerio de Hacienda reporta que los ingresos tributarios han aumentado significativamente y que el Banco Central nos dice y también es cierto que, las variables macroeconómicas han mejorado y que existen suficientes divisas acumuladas y de reserva en sus arcas y en la contabilidad nacional. Démosle, entonces, prioridad al TEMA DE LA SEGURIDAD NACIONAL Y CIUDADANA.

A la vez, ese proyecto de ley No. 23612 y otro presentado por los Diputados del PUSC, plantea una serie de reforma igualmente necesarias y urgentes a la Ley General de Policía y a la Ley Orgánica del Ministerio de Seguridad Pública, para estructurar por ley las relaciones operativas policiales entre la Fuerza Pública, la PCD, los distintos Cuerpos de Policía, las Policías Municipales y el Organismo de Investigación Judicial adscrito al Poder Judicial, para dar de una manera más efectiva y coordinada y jerarquizada, como debe ser, la lucha nacional y del Estado Costarricense contra el narcotráfico y la criminalidad organizada.

También está planteada una reestructuración, ampliación y fortalecimiento del Consejo de Seguridad Nacional para que esa lucha sea integral y no restringida a los aspectos policiales preventivos y represivos, de modo que se establezcan, se accione positivamente y evalúen, con periodicidad, políticas públicas en los ámbitos sociales y de educación. De otra forma no estaremos atacando, como debe ser, en forma integral y conjunta esta principal prioridad de Costa Rica.

Cuanto antes y mejor para el país, estos proyectos de ley, deben ser debatidos, mejorados y aprobados en la Comisión de Seguridad y Narcotráfico, para generar este mismo año 2023 un ACUERDO NACIONAL, por encima de las diferencias entre el Gobierno de la República y los partidos políticos de oposición. Así debería ser. Así lo necesita Costa Rica.

II. GUERRA A LA TRAMITOLOGIA:

Lo único que de verdad está creciendo en la economía nacional (3,8% según los indicadores más confiables) es el sector de viviendas de lujo y proyectos de hotelería para el turismo internacional, particularmente en Guanacaste. Pero el sector de vivienda social, que es fundamental para la sobrevivencia de nuestro Estado Social de Derecho, está abandonado y está literalmente en el suelo, como nunca antes en las últimas décadas. El sector de obras públicas de infraestructura también está paralizado o en revisiones interminables, hijas de la tramitología, los permisos y los controles que tienen asfixiado al Estado Costarricense.

En vivienda existen cerca de 200 trámites y cualquier emprendedor dura entre 2 años y medio a 3 años, entre el momento que decidió realizar su emprendimiento y el día en que puede comenzar las obras. Esto no puede seguir así. No se trata de hacer propaganda política, pero el grupo de Vivienda del Programa de Gobierno del Partido Liberación Nacional lo advirtió así y presentó ideas concretas para reformar dicho sector y reducir a lo estrictamente necesario, los permisos del Estado y las municipalidades, en este sector vital e indispensable para la reactivación de la economía nacional.

¡Hagámoslo! Aproveche el presidente Rodrigo Chaves la coyuntura de la renuncia de la primera ministra y el vice ministro de Vivienda que no hicieron absolutamente nada y designe en dicho cargo que es fundamental para el país, a una persona con conocimientos sólidos y con experiencia empresarial y profesional probada en desarrollo de proyectos de vivienda y urbanismo a todos los niveles y que tenga capacidad de negociación y sentido común. Este no tiene por qué ser un tema político partidario. Hay muchos costarricenses con esas características y el país, los ciudadanos responsables, agradeceríamos que se ponga sobre la mesa un proyecto de reforma del Sector Vivienda y Urbanismo y que, a la construcción privada y pública, a cargo ésta última del MOPT, se le de la prioridad nacional que con urgencia necesita Costa Rica.

Hoy domingo 30 de julio que escribo este artículo, el periódico La Nación informa que hay 15 obras en materia de estructura vial, salud y de servicios, estancadas o en revisiones interminables. Esto es un absurdo nacional.

MIDEPLAN tiene la responsabilidad por ley de hacer la Reforma del Estado Costarricense y el MEIC ha venido trabajando en reducir la tramitología en el Estado Costarricense. Arranquemos por ahí, declarémosle la guerra a la cultura actual del NO SE PUEDE y reduzcamos los trámites y los permisos estatales y municipales a los estrictamente necesarios. De otra forma, el país seguirá estancado y la tan necesaria reactivación económica que necesitamos no se alcanzará. Es un axioma por encima de las diferencias políticas: para crecer y mover los otros factores económicos, generar empleo productivo, oxigenar al Estado como un factor indispensable y facilitador del desarrollo integral del país y no un factor obstaculizador y negativo frente a una visión desarrollista y moderna, propia del siglo XXI, en que el crecimiento económico y las inversiones sean acompañadas de políticas de justicia social e igualdad de oportunidades, hay que eliminar es excesiva y absurda tramitología. Así es.

Para alcanzar ese necesario y urgente objetivo nacional, en el 2023, no se necesita ser chavista o no chavista. Lo que se necesita es tener racionalidad, sentido común y un patriotismo más allá de cualquier controversia y bronca política transitoria. Se necesita pensar y hacer POLITICA con mayúscula y defender los intereses nacionales por encima de esa política fanática y sin futuro que, sin razones, tiene secuestrado el desarrollo integral de Costa Rica.

Ojalá se PUDIERA construir ACUERDOS NACIONALES en los otros temas de la agenda nacional pendiente. Con un poco de voluntad y dejando a un lado a los fanáticos de uno y otro bando, no debería ser tan difícil. Me parece, como un tercer ejemplo, que todos coincidiríamos, aunque sea por sentido común y por lógica simple, en aprobar políticas públicas integrales para fortalecer y favorecer ampliamente y con mucha imaginación e inteligencia de comunicación, el TURISMO INTERNACIONAL hacia Costa Rica, porque esa es riqueza y ahorro generado en otros países y que viene a poquitos y con constancia y se distribuye entre una gran cantidad de actores económicos y emprendedores nacionales, mejorando los ingresos y la calidad de vida de muchos costarricenses y no solo en las provincias con playas. También en nuestros parques nacionales de montaña y en las provincias del Valle Central.

¡Transformemos en un gran destino turístico internacional el “país pura vida” y sumemos todos los esfuerzos nacionales necesarios, en los frentes de acción pública y privada que sean necesarios, para que, esa POLITICA NACIONAL, se haga y transforme en una positiva realidad! Eso es actuar por y para Costa Rica.

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