La ley y la política en el retiro de Johnny Araya

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

El miércoles 5 de marzo del 2014, se dio un hecho histórico en el país, no acostumbrado a semejante “terremoto” de gran escala; la noticia bomba impactó en la clase política y en todo el pueblo costarricense, la protagonizaba el candidato oficialista del Partido Liberación Nacional el Ing. Johnny Araya Monge. El documento que leyó en la conferencia de prensa en el Hotel Corobicí era “un desistimiento” a proseguir en la campaña electoral hasta el día 6 de abril convocado por el Tribunal Supremo de Elecciones para realizarse la segunda ronda entre los partidos Acción Ciudadana -PAC- y Liberación Nacional -PLN-, ambos habían quedado primero y segundo lugares en las elecciones del pasado 2 de febrero (30,6% y 29,7% insuficientes para alcanzar el 40% que exige el Código Electoral para triunfar)

Los argumentos más fuertes del desistimiento de Araya fueron: a) Considera que el pueblo desea un cambio o relevo de partido político en la conducción del gobierno, b) una campaña llena de obstáculos por falta de recursos económicos, c) falta de tiempo para revertir la tendencia a favor de dicho cambio y considera no ético acudir a tácticas innobles contra el adversario, d) Las encuestas y sondeos de opinión pública le son desfavorables. Estos argumentos se concluyen basándose en un análisis profundo de la situación actual, lo que se denomina en política “la ciencia de realidades” y en el argot popular “tirar la toalla” símil con el boxeo cuando se está golpeando mucho al adversario y se para la paliza, evitando mayores consecuencias.

Sin embargo para claridad política y jurídica es necesario distinguir el término “desistir o abstenerse” de seguir en campaña electoral como hacer propaganda, proselitismo, reuniones, asistir a debates, apoyar con recursos para la organización del día E, movilizaciones, etc., y “renunciar” a la candidatura presidencial que por ley es prohibido. La Constitución Política en su artículo 138 no permite la renuncia antes de las elecciones nacionales: “No pueden renunciar la candidatura para la Presidencia o Vicepresidencia los ciudadanos incluidos en una nómina ya inscrita conforme a la ley, ni tampoco podrán abstenerse de figurar en la segunda elección los candidatos de las dos nóminas que hubieran obtenido mayor número de votos en la primera.”

Con lo anterior está claro que el candidato liberacionista no ha renunciado, ni puede renunciar; esto implica que el próximo 6 de abril si los electores votan mayoritariamente por el PLN, elegirían a Johnny Araya como Presidente, y a partir de ahí podría asumir la presidencia o renunciar, sustituyéndolo el primer Vicepresidente. El no permitir renuncias una vez inscrita una nómina partidaria, es para garantizar que el proceso electoral sea válido, activo, democrático y que exista la libertad de elegir y ser electo a puestos importantes como es la conducción del país desde el Poder Ejecutivo y los diputados (as) al Poder Legislativo (en este caso ya electos en la primera ronda). También los miembros de mesa inscritos por el PLN deben presentarse el 6 de abril a las elecciones nacionales.

En la acera de enfrente, el candidato del PAC, Luis Guillermo Solís afirmó “es como estar peleando contra un fantasma”, indicando que la campaña para ellos sigue igual, con sus visitas a cantones, las llamadas “caravanas de la alegría”, y diciéndole a los votantes que salgan a votar para lograr la legitimación en un eventual gobierno pacista. Además Solís señalo que el mayor enemigo de la democracia costarricense es el abstencionismo, quiere obtener un millón de votos, para sentirse legitimado por el pueblo costarricense y poder actuar como conductor del Poder Ejecutivo. Llamó a sus seguidores a no confiarse, sigue como único candidato activo hasta que se le dé el mandato constitucional el 6 de abril, cuando acaba el proceso electoral. Su lucha es contra el continuismo y la preservación de la democracia.

En otras tiendas también fue sorpresivo el anuncio del candidato liberacionista y cada uno tiene su posición al respecto. Nos interesa analizar lo que suceda a lo interno del PLN, donde existen criterios encontrados y disgustos. Para muchos liberacionistas el daño causado con el desistimiento perjudica la institucionalidad partidaria, su legado, imagen y trayectoria. Se han venido cerrando los clubes en los cantones, despido de personal que laboraba en la campaña y no existe apoyo a las estructuras cantonales de seguir reuniéndose y hacer proselitismo; en realidad es una situación de crisis, aunque algunos digan lo contrario, la confusión en el ambiente es complicado, difícil de sopesar y el ánimo de los dirigentes y militantes está en el punto más bajo.

No obstante a pesar de lo anterior, se ha notado que en varios cantones se está haciendo un llamado a la organización, en forma desafiante proseguir con la campaña política hasta el 6 de abril, organizándose a lo interno, con recursos propios; porque el partido se quedó sin recursos, que en su gran mayoría se gastaron en la primera ronda electoral. Apelando a la emotividad de los liberacionistas de “hueso verde o perico”, para llevar los votantes a ejercer el sufragio por su partido político. El presidente del PLN don Bernal Jiménez Monge señala que: “estamos sin candidato, pero al pie del cañón”, aunque no se tenga opciones de triunfo, los liberacionistas pueden seguir pidiendo el voto y hacer proselitismo, es un partido grande y bien organizado, otorga todo el apoyo moral y solidario a los liberacionistas.

También es necesario comentar que esta campaña, una de las más atípicas y diferentes de la historia política costarricense, tiene otros factores que son parte de la crisis del sistema de partidos políticos, donde la lealtad partidaria tradicional cambió, la erosión de la representación política, el fortalecimiento del multipartidismo (reflejado en la elección de los diputados (as) el 2 de febrero pasado), la volatilidad del votante a falta de una credibilidad en los partidos políticos, el final del bipartidismo iniciado desde el año 1998 hasta esta última elección en pleno siglo XXI. Si se desea seguir preservando el sistema democrático, es necesario que los partidos políticos se modernicen, se reinventen para lograr tener una legitimidad ante los ciudadanos (as). Los retos y desafíos para el futuro inmediato son altos si se quiere seguir teniendo la representación política.

La sociedad en general desea un Estado al servicio de sus intereses, y no un aparato ineficiente, burocrático, lento y tras de eso, con vicios de corrupción, tráfico de influencias, dádivas por doquier etc., que asestan un duro golpe a todo el sistema político y democrático de un país. Se necesita mayor participación ciudadana, que exija la rendición de cuentas de las acciones gubernamentales; ya no sólo basta ver al gobernante allá lejano tomando las decisiones en forma oculta o secreta, sin tomar en cuenta a los diversos sectores sociales, que piden una mayor participación y transparencia; esto da como resultado que estamos ante una nueva forma de ver el sistema político.

Estaremos a la expectativa y siguiendo el pulso a los acontecimientos futuros a lo interno de los partidos políticos, especialmente el PLN, que atraviesa esta crisis que esperemos que por el bien de la democracia política pueda salir adelante de este trance temporal, un partido con 62 años de historia, que ha gobernado en muchos períodos constitucionales y su aporte en obras es invaluable. No es la primera vez que el PLN pasa coyunturas difíciles y se sabe sobreponer y pueda seguir dando las peleas que fortalezcan la democracia. Los órganos formales como la Asamblea Nacional, el Comité Político y el Directorio Político Nacional, tienen que hacer una autocrítica profunda de sus problemas internos, su planteamiento ideológico, el mensaje a la sociedad, la rendición de cuentas de esta campaña electoral.

Se debe buscar la transparencia y privilegiar los valores éticos y morales tan dejados de la mano (aprobar un Código de Ética). Convocar a un Congreso Ideológico y programático para fortalecer el partido, de lo contrario su influencia y protagonismo se irá disminuyendo cada día más. En momentos de adversidad del PLN, se recuerda las palabras pronunciadas en 1944 por el Caudillo y su fundador don José Figueres Ferrer, que no es para ponerse a llorar, como un gran ejemplo para los liberacionistas: “El campesino costarricense no se sienta a llorar cuando se vuelca la carreta. Con más sabiduría que ciencia, con más diligencia que palabras, la para, la desembarreala y sigue.” En estos difíciles momentos, la paz espiritual, inteligencia emocional, valentía y coraje deben reinar en sus filas partidarias.

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