Historia del templo metálico de la Parroquia de Las Mercedes de Grecia

Camilo Rodríguez Chaverri

El historiador, educador y abogado Édgar Enrique Alfaro Vargas, quien acaba de ser electo regidor de Grecia, nos brindó la información para escribir este artículo sobre uno de mis templos favoritos: el templo metálico de Grecia.

Agradecemos al licenciado Alfaro Vargas todos los datos históricos.

El templo fue adquirido gracias a un contrato con una empresa belga.

Devolvámonos al siglo XIX. En 1881, se techó con madera y teja el antiguo templo, pero hubo constantes desplomes y agrietamientos serios en la construcción.

Luego, el terremoto del 3 de marzo de 1882 dañó de forma irreparable al templo, de tal forma que los esfuerzos económicos se esfumaron. Hubo una gran desazón al ver en ruinas al principal edificio de la ciudad.

Se analizó la posibilidad de levantar de nuevo la Iglesia destruida.

Sin embargo, hubo un avance hasta diciembre de 1888, cuando el Obispo de la Diócesis de San José, Monseñor Bernardo Augusto Thiel, nombró como cura párroco de Grecia al Padre Carlos María Ulloa, con la misión de construir un nuevo templo, que resistiera los embates de la naturaleza, pues los tres anteriores, a saber el oratorio, la ermita de madera y el templo de mampostería, habían sido destruidos por terremotos.

Fue entonces cuando surgió la idea de construir una iglesia con una estructura de hierro, idea que no convencía al pueblo por lo difícil de la obra, pero un nuevo temblor, ocurrido en diciembre de 1888, fue el factor que los hizo desistir de levantar la nueva iglesia con materiales convencionales. Esto propició un cambio radical.

En el informe que envió al Obispo Thiel en enero de 1889, el Padre Ulloa le manifestó que, con el temblor, el pueblo había comprendido que era necesario construir un templo de hierro.

En el año de 1891, el Padre Ulloa se reunió con el exportador de café don Alejo Jiménez Bonnefil, quien, por su actividad, tenía buenas relaciones con los bancos de Bélgica. La parroquia tuvo contacto con la Fábrica Belga Ateliers Dressé Aux de la Société de Couillet, para que fabricara el templo, según las indicaciones del plano del Ingeniero H. Mommer.

Sin embargo, la empresa aplicó la tecnología de hierro de la época a las piezas de calicanto del proyecto original. Lo que hizo fue modificar el plano para el uso correcto del hierro. Fue la casa constructora la que ideó el estilo neogótico, por las ojivas de la iglesia actual, y no el propuesto, que era neoclásico.

Para 1892, empezaron a llegar las primeras piezas de hierro a Puerto Limón. De ahí fueron transportadas en ferrocarril hasta la ciudad de Alajuela y de esta cuidad fueron trasladadas en carretas tipo cureñas, a las que se les colocó hierro en las ruedas y en los ejes por los malos caminos, hasta la ciudad de Grecia.

Como cuenta el historiador Alfaro Vargas, esta labor fue realizada con una enorme perseverancia, pericia, esfuerzo y sacrificio.

Las piezas metálicas fueron colocadas en la plaza que había frente adonde se levantaría la iglesia, precisamente donde hoy se encuentra el Parque Central de Grecia.

Para iniciar el levantamiento del templo, se enfrentaron dos inconvenientes. El primero es que la Junta de Trabajos para la iglesia no contaba con un ingeniero para levantar las piezas, según se determinaba en los planos, que no tenían las indicaciones precisas. El segundo inconveniente surgió a raíz del traslado de las piezas de la iglesia desde Alajuela, que había generado entre la población de Grecia un alto costo económico y físico.

En consecuencia, no había suficientes recursos económicos para contratar los servicios de un profesional capacitado para la dirección del levantamiento de la iglesia. Durante dos años las piezas metálicas pasaron a la intemperie, bajo el sol y la lluvia. El 1º de agosto de 1893, la junta para los trabajos de la iglesia solicitó al gobierno de don Rafael Iglesias Castro, que se les ayudara enviando un ingeniero de obras públicas para que realizara el estudio y el levantamiento de los cimientos donde se colocaría la nueva iglesia. Esa solicitud no tuvo respuesta. En 1894, de nuevo, la junta para los trabajo de la iglesia formó una comisión para solicitarle otra vez al presidente Iglesias la colaboración. Así fue como, luego de varias negociaciones, el presidente propuso que el gobierno pagaría el sueldo de los ingenieros Manuel V. Dengo y Lucas Fernández, para armar la iglesia y, además, prestaría la maquinaria que se necesitara para tal fin.

Debido a una enfermedad del Ingeniero Mecánico Manuel V. Dengo, el presidente Rafael Iglesias, el 11 de marzo de 1895, le encargó al ingeniero mecánico Lucas Fernández Fernández dirigir los trabajos de la nueva iglesia. Él llegó a Grecia el 12 de marzo, para iniciar el levantamiento de la bellísima iglesia.

En octubre de 1896 la iglesia estaba armada. Don Lucas Fernández se encargó también de las construcción de la aceras y las gradas. Solo faltaban las puertas, las ventanas, las escaleras para las torres y el coro, así como las canoas de los techos.

La escogencia de la madera del cielorraso también la supervisó el ingeniero Fernández, y, con la ayuda de los vecinos, fue cepillada y acarreada, en forma gratuita. Una parte de esa madera fue traída desde Palmira de Alfaro Ruiz (ahora se llama Palmira de Zarcero).

Para finales de 1896, se hizo una licitación más, que contó con la ayuda de don Lucas Fernández y la Dirección de Obras Públicas, para la compra del mosaico para la iglesia, la cual le fue adjudicada al señor Lorenzo Durini, de origen suizo, gran artista y arquitecto. Entre los meses de julio y noviembre de ese año, llegaron dos cargamentos con el mosaico al Puerto de Limón, que fueron trasladados la cuidad de Grecia, durante la estación seca.

Respecto a los vidrios de las ventanas, una vez más contribuyó en la licitación don Lucas Fernández, y le fue adjudicada al citado Lorenzo Durini. El 12 de mayo de 1898, los entregó en forma satisfactoria. El señor Durini tuvo el bonito gesto de regalar cuatro pilitas de mármol para que se colocara agua bendita, que usaban los feligreses para hacerse en la frente la señal de la cruz.

Merece mención especial la labor del Padre Gabriel Arroyo, cura párroco de Grecia de 1894 a 1904, quien trabajó arduamente junto con el pueblo griego para que se levantara la nueva iglesia metálica, principal edificio de la ciudad de Grecia. Como reconocimiento a su gran labor, cuando falleció, en octubre de 1923, el pueblo de Grecia solicitó que sus restos descansaran en un mausoleo en los jardines de la iglesia.

Entre los años 1908 y 1912, se hizo los últimos acabados a la iglesia, así como se realizó la adquisición del altar, la pintura interior, la compra de ornamentos para el interior del templo, y las Puertas de Hierro, que fueron construidas por la Casa Clefe Prada Costructore in ferro de Milán, Italia.

Como recalca el historiador Alfaro Vargas, hay que dejar constancia de que esta imponente obra fue cancelada por los vecinos de Grecia, que organizaron en las comunidades turnos y bingos, y que contaron con el apoyo de los dueños de las fincas de café. Alfaro Vargas explica que debe reconocerse la colaboración del Obispo Monseñor Bernardo Augusto Thiel y del Presidente de la República, Rafael iglesias Castro, para que se llegara a un buen acuerdo por el pago de la deuda por la comisión que había cobrado Alejo Jiménez, por su participación con la empresa belga que construyó las estructuras metálicas, que se empezó a pagar al Banco de Costa Rica en 1901 y se canceló en 1906.

La monumental obra quedó concluida en diciembre de 1912 y la bendición de la Iglesia Nuestra Señora de la Mercedes de la Parroquia de Grecia se llevó a cabo el 2 de febrero de 1913.

Un siglo después, sigue siendo uno de los templos más imponentes de Costa Rica, y reúne todas las características de las iglesias de nuestros pueblos, por las que he fotografiado tres mil templos en Costa Rica y otros tres mil fuera del país. A saber, el templo es lo más alto de la comunidad, es el edificio más grande, es el monumento más importante, despierta un gran sentido de pertenencia, es lo más hermoso de cada centro urbano y fue construido con base en un gran esfuerzo comunal.

¿Cómo es que hace un siglo construimos templos como el de Grecia y hoy ni siquiera podemos arreglar la platina?

Por razones de trabajo, voy a Grecia dos o tres veces por semana, y siempre, siempre, siempre, le doy una vuelta a la cuadra de la iglesia. Ese templo me llena los ojos y el alma. Me pone más rojo y más vibrante el corazón.

Iglesia de Grecia

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