¿Asalto al Capitolio?

Luis Diego Vargas Chinchilla

Luis Diego Vargas Chinchilla

Quienes creen que las manifestaciones de Pilar Cisneros respecto al riesgo de chorreo de votos el próximo 3 de abril fueron una simple ligereza en medio de un exaltado discurso de plaza pública pienso que son ingenuos y se equivocan.

No fueron manifestaciones al azar pienso yo, forman parte de una estrategia bien meditada tendiente a dividirnos y polarizarnos, en la cual llevar al Tribunal Supremo de Elecciones al banquillo de los acusados, resulta tentador, casualmente el mismo día que la prensa informó que nuestro prestigioso garante de la pureza electoral los había obligado canallezcamente a completar la información siempre esquiva sobre los datos numéricos y personales de las finanzas de su agrupación, y que aquella insinuación dizque preventiva es algo importante para ir poniendo en jaque a un importante actor al que conviene tener marcado de manera matrera, al mejor estilo desafiante del Trumpismo tropicalizado de Chaves, y ojo, cuidado, arriesgada apuesta que hacen, pues el TSE, según sondeos de opinión de no hace mucho tiempo, goza de mucho respeto entre los costarricenses, incluido yo que me crispo con el mínimo menoscabo politiquero a su probidad demostrada. ¿Se habrán sentido tentados en el círculo de dos de Chávez de deslegitimar toda la institucionalidad canalla como expresa el amigo Juan Diego Castro, porque la Pilar y castro ya se devolvieron los peluches, luego de que a solo días de la elección presidencial en la que resultó electa diputada la acusaba de ser parte de las estructuras de poder nefastas que dirigen el poder político económico y mediático que tanto lo indisponen, por haber estado ella vinculada a CRHoy de Leonel Baruch dueño del banco BCT, desde donde, según él denunciaba hasta hace pocas semanas, se había urdido la zancadilla que lo dejó fuera del juego electoral, hecho que no le perdonaba a quien, creo que lo ha dicho así, gozaban de una muy estrecha relación desde que con frecuencia compartían frente a las pantallas de televisión.

No descarto que pronto aparecerá Juan Diego Castro a rematar diciendo también que el tribunal no es imparcial ni eficaz árbitro de los procesos electorales, y que ello explicaría en buena parte su fracaso como aspirante presidencial hace cuatro años, herida que al parecer no logra sanar y nunca obtiene consuelo en nada ni siquiera en sus interminables diatribas contra todo y contra todos los actores de la política nacional. No se hasta donde podría llegar la amargura de don Juan Diego, pero francamente espero que como hombre de leyes y demócrata no se vea tentado a golpear más de lo razonable y justo si hubiera algo que reclamar al TSE, a esta institución de la cual al menos yo me siento orgulloso y confiado, prestando sus voces a la malintencionada demagogia de la Cisneros y Chaves.

¿Será que esa provocación nada inocente que hace la diputada electa al TSE y al PLN sobre chorreos de votos es para empezar a servir la mesa para justificar el asalto al tribunal supremo de elecciones como el salto al Capitolio al estilo Trump del 6 de enero del 2021 cuando quiso, luego de semanas de alegar haber sido víctima de un fraude aquel loco impresentable pretendió asustar con una ruptura del orden constitucional para no entregar el poder a Biden que había llegado a sacarlo del garito en que había convertido a la Casa Blanca? Será que no les importa ver, o más bien podrían promovieran desde ahora a un grupo de fanáticos irrumpir en el tribunal de elecciones para protestar por el resultado electoral que les podría resultar adverso luego de insinuaciones de sus líderes respecto a que el TSE no garantiza necesariamente el juego limpio electoral.

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