Albino Vargas Barrantes
Sostenemos que estamos viviendo la época más desigualdad de toda la historia de la Humanidad. En nuestra amada Costa Rica la desigualdad sigue avanzando, de manera sistemática para volverse sistémica, lamentablemente. Prestigiosos estudios científico-sociales y de doctrina económica no fanática, así lo demuestran.En correlación directa con tal criterio, abrazamos la tesis de que ningún proyecto político, realmente serio y de genuina vocación transformadora, logrará consistencia y credibilidad si no se plantea el tema de la sistémica desigualdad; más allá de la fórmula electorera, hueca y vacía, de la “promoción del bien común” y de la “inclusión social”.
Esa hablada de la “promoción del bien común” y de la “inclusión social” hoy es parte del discurso electorero de partidos como Liberación Nacional y Unidad Socialcristiana; con otros matices superficiales usted la encuentran, también, en partidos como los jefeados por los actuales diputados Fabricio Alvarado Muñoz y Eliécer Feinzaig Mintz; incluso, hasta en el Frente Amplio. Y, por supuesto, en las diputaciones afines al actual Presidente de la República también se encuentran esa fraseología hueca.
La promoción del bien común (sin comillas) y la inclusión social (sin comillas, también), serán imposibles de alcanzar, ni siquiera en algún nivel de relativo impacto, si no se enfrenta el problema mayúsculo, número uno, económica y social trascendental que es el de la justa distribución de la riqueza. No hay otra forma, al menos, en el marco de una sociedad que pregone los valores de una democracia real y justa; lo cual, implica, un desafío a la estructura ideológico-hegemónica que mantiene el status quo de la desigualdad sistemática y sistémica.
Al pensar en costarricenses de antaño que, de un modo u otro, tocaron el tema de la promoción del bien común y de la inclusión social desde una visión y perspectiva realmente profunda y de impacto, como socialdemócratas consecuentes que luego lo demostrarían en la acción pública que les tocó ejercer; nos dirigimos a los socialdemócratas consecuentes de la actualidad (sabemos que quedan), para indicarles la relevancia de que procedan a la lectura del documento La ley del más rico-Gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad-, Informe de Oxfam con fecha de enero de 2023.
En el sitio web oficial de Oxfam (www.oxfam.org), se nos dice que se trata de “un movimiento global formado por personas que trabajan juntas para combatir la desigualdad y, así, acabar con la pobreza y la injusticia”. Indican que trabajan “con personas tanto a nivel local como global para impulsar un cambio duradero”. Laboran alegando un compromiso para con la universalidad de los derechos humanos y que, considerando la diversidad, se posicionan contra la pobreza y la injusticia.
Nos más abriendo el documento usted se encontrará esta reflexión: “El mundo está atravesando una época sin precedentes marcada por la acumulación de múltiples crisis. Decenas de millones de personas más pasan hambre. Cientos de millones más se enfrentan a subidas imposibles en el coste de los productos básicos o de la energía para calentar sus hogares. La pobreza se ha incrementado por primera vez en 25 años. Sin embargo, unos pocos han logrado sacar un inmenso provecho de estas crisis. Los ultra ricos han visto crecer drásticamente su riqueza, y los beneficios empresariales han alcanzado niveles récord, haciendo que la desigualdad se dispare. El presente informe se centra en la importancia de gravar la riqueza de las élites económicas para abordar tanto esta «policrisis» a la que nos enfrentamos como el aumento desorbitado de las desigualdades”.
Luego de tantos años de militancia en la lucha social y sindical costarricense, nuestro diagnóstico y nuestro análisis nos lleva a afirmar que el párrafo anterior puede ser adaptado a la realidad costarricense de estos momentos y, prácticamente, el texto de Oxfam nos la retrata tal cual.
Para fortalecer más nuestra recomendación de que este documento es una lectura obligada para un socialdemócrata consecuente (como titulamos este presente comentario), repare usted en el título que Oxfam le uso a cada una de las tres secciones fundamentales de este documento: “La explosión de la desigualdad: la ley del más rico”; “Por qué debemos combatir la desigualdad gravando más a los más ricos”; “Qué pueden hacer los países para que los ricos paguen más impuestos”
El documento de Oxfam, La ley del más rico-Gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad-, nos motivó a pensar en aquel grupo de costarricenses de antaño que se aglutinaron, en la década de los años 40 del pasado siglo XX, en el Centro para el estudio de los problemas nacionales, cuya pensamiento-acción perfilaría grandes cambios de política pública, años después, que sí llevaban contenidos de promoción del bien común y de la inclusión social (sin comillas), que tanto bienestar generaron para la hoy, lastimosamente, maltrecha Democracia costarricense. ¡Qué interesante puede ser que algunos y algunas costarricenses de hoy en día, nos juntáramos para fundar un centro para el estudio de los problemas de la desigualdad! (en esta dirección web usted encuentra el documento comentado)