Un día como hoy 12 de marzo 2024

DÍA MUNDIAL CONTRA LA CENSURA EN INTERNET
DÍA INTERNACIONAL DE LOS TUITEROS
DÍA MUDIAL DEL GLAUCOMA
Fecha elegida por la Asociación Mundial del Glaucoma (WGA, por sus siglas en inglés) y la Asociación Mundial de Pacientes con Glaucoma (WGPA, por sus siglas en inglés)

Revolución del 48
Marzo 12 / Día No. 1

• En la madrugada los rebeldes ponen en marcha el “Plan Maíz” y toman San Isidro de El General, apoderándose de tres aviones locales (DC-3 de TACA).
• A las 11 a.m. despegan del aeropuerto de San Isidro dos aviones DC-3 piloteados por Otto Escalante y Guillermo “Macho” Nuñez rumbo a Cipresales, Guatemala.
• El Gobierno trata de apresar a Figueres para “llevarlo amarrado a San José”; en La Lucha y en La Sierra mueren el coronel Pacheco y sus hombres.
• Entrando la noche, se desarrolla el combate de San Ramón. El comandante de las fuerzas rebeldes del Frente Norte era don Francisco “Chico” Orlich. Murieron Catalino Murillo y Federico Arce.

Días malos en la historia

12 DE MARZO DE 1951

No es sólo una rata, sino una rata mentirosa: El hermano de Ethel Rosenberg

Es muy posible que Ethel Rosenberg conspirara con su marido, Julius, para vender su país a los soviéticos en la década de 1940. Pero el gobierno tenía muy pocas pruebas para demostrarlo. No hasta que su hermano y espía atómico confeso, David Greenglass, cometió perjurio en el juicio que envió a su hermana directamente a la silla eléctrica de Sing Sing.

Greenglass se jugaba mucho cuando testificó en contra de su hermana, pues había admitido que había sacado secretos de Los Álamos (Nuevo México), donde trabajaba como mecánico del Ejército en el Proyecto Manhattan (el desarrollo estadounidense de la bomba nuclear durante la Segunda Guerra Mundial). Había sido acusado de sus crímenes, pero aún no había sido condenado. Se le había ofrecido clemencia, y también a su esposa y cómplice, Ruth. De hecho, ella seguía en libertad; su cooperación se lo garantizaba. Pero las autoridades querían algo grande a cambio: Ethel Rosenberg. Y el 12 de marzo de 1951, durante su segundo día de testimonio, David Greenglass les sirvió a su hermana en bandeja.

Hasta ese momento, había pocos indicios de que Ethel hubiera hecho algo ilegal. Sí, había sido miembro activo del Partido Comunista, y la lógica dictaba que al menos tenía que estar al tanto de las actividades de espionaje de su marido Julius. Pero ni siquiera los cables soviéticos interceptados y descifrados en secreto -más tarde revelados como el proyecto Venona- ofrecían rastro alguno de su cooperación abierta. «El Departamento [de Justicia] ha comunicado que no cree que haya pruebas suficientes para acusar a Ethel Rosenberg, señaló William Whelan, del FBI. Sin embargo, fue detenida de todos modos, como rehén para obligar a Julius Rosenberg -el principal topo soviético- a revelar los nombres de más espías.

Pero ninguno de los Rosenberg cooperó, por lo que ahora era vital conseguir la condena de Ethel. Afortunadamente para las autoridades, Ruth Greenglass, que seguía caminando libre, recordó de repente un detalle ante el erial que había olvidado mencionar antes. Fue su cuñada Ethel, dijo, quien mecanografió las notas y resúmenes de lo que David Greenglass había aprendido en Los Álamos. La acusación ya tenía su supuesta pistola humeante, que David regurgitó obedientemente en el estrado, con una sonrisa de asco en la cara. Por desgracia, era mentira.

El fiscal jefe, Irving Saypol, resaltó dramáticamente la falsa revelación de Greenglass durante su alegato final: «Esta descripción de la bomba atómica, destinada a la Unión Soviética, fue inventada por la acusada Ethel Rosenberg… Al igual que ella, en innumerables ocasiones, se sentó ante esa máquina de escribir y pulsó las teclas, golpe a golpe, contra su propio país en interés de los soviéticos.

Dos años más tarde, agotadas todas las apelaciones y denegado el indulto presidencial, Ethel Rosenberg, junto con su marido, fue ejecutada en Sing Sing el 19 de junio de 1953. El hermano que la llevó a la silla eléctrica se sintió apenado por la condena de 15 años que recibió, aunque también satisfecho de que su esposa y compañera traidora no hubiera pasado ni un momento entre rejas. Fue puesto en libertad al cabo de una década y cayó en el anonimato.

«Ya casi nunca utilizo la palabra ‘hermana'», dijo Greenglass al periodista Sam Roberts años después, admitiendo al mismo tiempo que había mentido sobre Ethel. «Simplemente lo he borrado de mi mente».

Tomado del libro «Bad Days in History»