Volatilidad, ideologías y voto útil

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Esta semana se han dado varios movimientos interesantes en la campaña electoral, basados en la discusión sobre las encuestas que reflejan diferencias en la intención de voto. Los debates entre los candidatos presidenciales han despertado el interés de los electores, que han podido analizar las propuestas y programas de gobierno de los partidos políticos, así como las diferencias y coincidencias. En lo demás reitero que es una campaña diferente y atípica, aunque cada una tiene sus particularidades y nunca son parecidas.

En la columna anterior señalé los distintos escenarios que podrían suscitarse en caso de una primera o segunda ronda y las firmas encuestadoras han dado la razón, de que estamos ante una intención de voto volátil, donde el elector puede cambiar en un momento la simpatía hacia un candidato a otro; su inconstancia debe preocupar a los partidos políticos en disputa. Existe un gran sector o segmento con duda o indeciso de por quién votar. No obstante a como va a acabándose el tiempo y se acerca el famoso “Día E”, se está dando una mayor polarización y se tiene más claridad del porcentaje de electores que definitivamente no votará, que al parecer puede bajar en estas elecciones.

A través de los últimos años diversas investigaciones han analizado este fenómeno de la volatilidad, producto del debilitamiento de la representación política, la disminución de la lealtad partidaria. La población cuestiona a los partidos políticos su capacidad de regir el Estado y las instituciones públicas. Estamos ante una ciudadanía que desea mayor participación y que exige verdaderas soluciones, sin tanta intermediación, burocracia y lo peor que se den casos de corrupción en la función pública, donde los escasos recursos son lapidados o simplemente robados por personajes siniestros.

El fenómeno más claro de deslealtad partidaria se dio con el partido Unidad Social Cristiana -PUSC-, producto de los conocidos escándalos de corrupción; y que no ha podido levantarse de estos problemas, pasando de ser la base del bipartidismo alternándose el poder con el partido Liberación Nacional -PLN-, a estar en la tabla de los últimos lugares en las elecciones. El PLN ha perdido un porcentaje de lealtad partidaria, sin embargo siempre tiene una base importante denominada “dura, sin condiciones, tradicional y perica” que le ha permitido sobrevivir en las aguas del multipartidismo, que tiende a fortalecerse. Para el PLN esta elección es histórica, porque podría lograr por primera vez el ansiado tercer triunfo consecutivo.

Sigo creyendo que la democracia es el mejor sistema político, unido con la libertad, la justicia, solidaridad y otros principios y valores fundamentales. Son los partidos políticos los que han fallado, ya que no han sabido dar las respuestas necesarias acorde con los tiempos modernos. La democracia es el poder de la mayoría, “debemos regarla como si fuera una mata con agua todos los días”. El deber de todo demócrata es salvarla, purificarla, hacerla más participativa e inclusiva, adecuarla al momento actual, con transparencia y exigir la rendición de cuentas a todas las instituciones públicas.

El segundo tema fundamental de esta campaña electoral ha sido el debate basado en las ideologías de los partidos políticos en disputa; pocas veces visto en las últimas campañas. La irrupción no prevista del partido Frente Amplio -FA-, con un candidato joven, único diputado actual de su partido en la Asamblea Legislativa, vino a matizar la campaña con una mayor discusión ideológica en los temas de izquierda, centro y derecha. El periódico la Nación le ha dedicado muchas páginas al tema socialista y de izquierda relacionados con el FA. El editorial del día 13 de enero hizo un análisis de las consecuencias económicas perjudiciales de gobiernos de izquierda en Suramérica como Venezuela, Argentina y Nicaragua y otros más moderados como Chile y Brasil.

La diferencia entre las encuestas de esta semana, especialmente entre Unimer para La Nación y la CIP Gallup para la República, llamó la atención de los analistas, partidos y sus candidatos. Unimer: 22,2% FA. 20,3% PLN. 20,2% ML (lo que se encaminaría a una segunda ronda electoral) y CIP-Gallup: 39% PLN. 26% FA. 18% ML (señala que Araya estaría cerca de la victoria en primera ronda). Una forma de señalar las diferencias entre ambas encuestas es por la metodología o muestreo. La de Unimer es más amplia y entrevista casa a casa en todo el país, a 2.469 personas e identificando 1940 como probables votantes. (con un margen de error del 2% y un nivel de confianza del 95%)

La CIP Gallup señala un repunte en la intención de voto hacia Johnny Araya del PLN, y que frena la tendencia a la baja que venía desde setiembre del año anterior; mientras que Villalta del FA tuvo una caída en la intención de voto, se dice producto de sus contradicciones y la fuerte campaña en su contra de varios partidos políticos entre ellos el PLN y el ML de mayor proyección propagandística en todos los medios posible. Esta encuesta tuvo una muestra de 1215 personas alrededor de todo el país con entrevistas casa a casa y por medio de la vía telefónica. (con un margen de error de 2,81% y una confianza del 95%)

Otra encuesta importante realizada por Unimer es la que muestra el interés por la ideología de los candidatos con un 28% el criterio que pesa a la hora de elegir el voto y que un 50% de los electores prefieren una ideología de centro (subió de 40% en noviembre del 2013 a 50% en enero 2014). Sobre la ideología de los candidatos: JM. Villalta obtiene un 13% izquierda, 56% centro, 15% derecha y 16% no sabe. J. Araya 2% izquierda, 48% centro, 32% derecha, 18% no sabe. Otto Guevara 4% izquierda, 48% centro, 21% derecha, 27% no sabe. Esto refleja claramente que el ciudadano (a) costarricense privilegia más al centro ideológico, sin caer en extremismos, que no son parte de la idiosincrasia costarricense.

En la realidad lo fundamental es un buen plan de gobierno, pero que a la hora de que un partido político llegue al gobierno; lo ejecute, lo gestione y vigile que se ponga en práctica, y esto solo se logra con un presidente que vaya a las instituciones públicas, vaya a ver cómo van los presupuestos en los ministerios, se dé una verdadera rendición de cuentas sobre la ejecución de las políticas públicas. Necesitamos un presidente que no se dedique a viajar por todo el mundo, que es labor del canciller o de los embajadores representantes del gobierno de turno ante los países y los organismos internacionales. Un presidente que ataque frontalmente la corrupción con los recursos públicos, que evite el despilfarro y excesivo gasto superfluo.

El tercer tema es la estrategia del voto útil que puedan hacer los electores y los partidos políticos; en el caso de una polarización entre partidos, por ejemplo: El FA señala votar por no más de lo mismo. El ML votar por un cambio seguro entre el continuismo del PLN y el comunismo del FA. El PLN señala seguir en el gobierno, pero rectificando errores del pasado, volver a enfatizar en programas sociales, con una propuesta más equilibrada entre los extremismos. Los costarricenses tienen la oportunidad de observar los debates que faltan entre los principales candidatos; el planteamiento y diferencia de sus ideas y programas en un eventual gobierno. Este es el verdadero voto útil que debe ser sinónimo del voto democrático, el voto reflexivo, el voto racional.

El 2 de febrero los más de 3 millones de costarricenses inscritos en el padrón nacional, tenemos la enorme responsabilidad de ser el soberano por un día y elegir al mejor candidato, el mejor programa, las mejores ideas, la posición más transparente y que más le conviene a este país, que se precia de ser una República democrática, libre e independiente, y esperemos que en esta elección el pueblo fortalezca el Estado Social de Derecho que hemos construido durante más de 70 años para bien de nuestra querida Patria.