Autocrítica liberacionista (II)

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

El sexagenario Partido Liberación Nacional -PLN-, pronto a cumplir el 12 de octubre 63 años y decano por excelencia de los partidos políticos en Costa Rica, entró en crisis luego de la aplastante derrota del pasado 6 de abril ante el Partido Acción Ciudadana -PAC-. A dos meses de estas elecciones presidenciales, es mucho lo que hay que hacer, analizar, investigar, tomar decisiones y rectificaciones necesarias para reformar o transformar el PLN, o de lo contrario es peligrosa su permanencia. Nuestra democracia necesita de partidos políticos fuertes, organizados, consolidados, con formación de cuadros de bases, con pensamiento ideológico y programático y con un estatuto normativo moderno para ordenar a sus militantes y dirigentes.

Podríamos afirmar que en la pasada campaña en el PLN falló la articulación general; y como lo dice el escritor y científico político Maurice Duverger el tema es: “¿Cómo están unidas entre sí esas pequeñas comunidades de base –comités, secciones, células, milicias – cuyo conjunto constituye el partido? Es el problema de la articulación general, problema puramente técnico en apariencia y, en consecuencia, secundario: esencialmente político, en realidad, y primordial, ya que la disposición de los enlaces y las relaciones entre los grupos elementales del partido influye profundamente en sus militantes, en su unidad doctrinal y su eficacia de acción e, incluso, en sus métodos y principios.” (Los partidos políticos. Maurice Duverger. Pág. 70)

Siguiendo lo anterior, es claro que el PLN falló en su articulación general, fue débil en su accionar, no hubo nunca unidad de los grupos internos, más bien se sintió que un grupo alrededor del candidato quiso adueñarse del partido político despreciando en su mayoría al resto de grupos, en muchos casos irrespetando quienes habían ganado procesos internos en los cantones. El PLN no debe seguir con sus mañas y costumbres tradicionales de hacer “mesa gallega” en toda su estructura. Es falso afirmar que un candidato (a) es más grande que su partido político; lo pongo al revés, hágase candidato en otro partido, a ver si tiene el mismo apoyo electoral.

Una cosa es que un candidato presidencial tenga bastante carisma y simpatía individual, y otra es estar en un partido político con estructura orgánica, que le sirva de plataforma organizativa, donde se deben respetar a las bases, a sus militantes y dirigentes. El PLN debería plantear una reforma estatutaria para no permitir que al candidato presidencial de turno se le entreguen plenos poderes, como un “cheque en blanco”, para que con su grupúsculo más cercano haga y deshaga irrespetando incluso el mismo estatuto partidario. Un partido político debe gozar de una estructura fuerte, a nivel cantonal, provincial y nacional, para que exista una verdadera y fuerte articulación. Es importante revisar el manejo que existe en los partidos políticos europeos, que en muchos casos se puede aprender de ellos.

La introspección en las filas liberacionistas, ya inició; el comité político está llamando a conformar comisiones de estudio y trabajo; me parece importante, porque un partido político que deja a un lado el análisis, el pensamiento y la capacitación de sus militantes, está predestinado a morir. Por otra parte las bases exigen el análisis e investigación de todo lo sucedido en la pasada campaña electoral y también el comité político presidido por don Bernal Jiménez Monge, ha actuado correctamente, conformando una comisión de análisis e investigación integrada por fogueados dirigentes de su partido. Ha aflorado una diferencia con la fracción legislativa que debe nombrar a un representante ante esta comisión.

La fracción legislativa nombró al diputado Rolando González, como su representante, no obstante el “pero” que existe es que éste fue gerente de campaña. El comité político ha expresado que no es lo correcto su integración, porque sería juez y parte; pero si es importante que sea llamado a rendir cuentas como ex gerente de campaña, dado los insumos y aporte que él pueda suministrar al PLN; así como otros actores dirigentes y miembros del comando de campaña. En la coyuntura actual no es viable entrar a “echarse pulsos”, de quien tiene mayor poder político; eso no es lo que quieren las bases liberacionistas. Volvemos a observar que sigue fallando la articulación general a lo interno del PLN.

Algunos dirigentes liberacionistas exigen una renuncia generalizada de los miembros del comité político y el directorio nacional, etc.; me parece que no se trata de volar cabezas a diestra y siniestra, por cuanto la responsabilidad de la campaña electoral no recae en estos órganos partidarios; por eso es necesario la reforma estatutaria, para no dejar que el candidato presidencial se adueñe temporalmente de un partido político, ya que la entera responsabilidad de todos sus actos de campaña son de su dirección. En estos momentos el PLN no podría descabezarse, pareciera que algunos responden a intereses espurios para tomar el control del partido, sin ton ni son; cuando ni tan siquiera se ha rendido cuentas de la pasada campaña electoral.

Incluso algunos quieren emular lo pasado en España con el Partido Socialista Obrero Español-PSOE-, donde su secretario general Pérez Rubalcaba y la dirigencia renunciaron ante la estrepitosa pérdida electoral en las pasadas elecciones regionales; la diferencia es que éstos sí tuvieron la responsabilidad directa de la campaña electoral; no es el caso del PLN y su estructura dirigente formal; por cuanto así lo permite el Estatuto orgánico (son reformas que deben plantearse); ya sea en un Congreso Ideológico y Programático o Asamblea General; y adoptar lo mejor para el partido político. Reitero es parte de la búsqueda de una fuerte y decidida articulación general.

También se observa que han aflorado una serie de foros de discusión y análisis a lo interno del PLN; me parece que es bueno, porque los distintos grupos, sectores pueden hacer la crítica y autocrítica propios de una democracia moderna y respeto a la libertad de expresión, opinión, debate de ideas y programas. Esto hace que un partido esté vivo, en constante evolución, analizando los problemas sociales, económicos, políticos y la constante búsqueda de soluciones. El sistema de partidos políticos debe fortalecer la democracia participativa de sus ciudadanos (as).

Concluyo con las palabras de M. Duverger: “El verdadero medio de defender la democracia contra las toxinas que ella misma segrega, no consiste en amputarla de las técnicas modernas de organización de masas y de selección de los cuadros – cirugía que la reduciría a una forma vacía, a una apariencia ilusoria – sino en desviar a éstas para su uso propio: porque son, en definitiva, instrumentos, capaces quizá de lo mejor y de lo peor, como las lenguas del viejo Esopo. Y rechazarlas equivale a negarse a actuar. Si fuera verdad que la democracia es incompatible con ellas, esto significaría sin duda que la democracia es incompatible con las condiciones de nuestra época.” (Op.cit. Pág. 453)

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