Trece meses de la administración Chaves Robles

#tantodañoenunaño

Por Guido Mora

Guido Mora

A trece meses del inicio de la Administración Chaves Robles, es evidente que el presidente se ha encargado de degradar, con sus acciones y manifestaciones de cada miércoles, la majestad del cargo que ocupa.

Tiene poco sentido comparar este con gobiernos anteriores. Lo realmente cierto es que las actitudes, posiciones, argumentaciones y poses del presidente, sólo han conducido a deshonrar el puesto que ocupa y a erosionar el alto honor que debe de resguardar, en su papel de Presidente de la República.

De las administraciones anteriores que tengo recuerdo, nunca el presidente se había conducido con tal grado de pachuquismo, mancillando, choteando y ofendiendo a personas que, por trayectoria y por la posición que ocupan, merecen respeto y consideración.

La actitud que mostró Rodrigo Chaves al referirse al señor Rector de la Universidad de Costa Rica el doctor Gustavo Gutiérrez Espeleta, no sólo fue irrespetuosa, sino que también se debe considerar como despectiva y falta de ética, moral y elegancia.
Pero esta no es una manifestación que por ser única, deba uno disculpar.

La actuación de Rodrigo Chaves con miembros de su gabinete, particularmente con las mujeres, y en concreto con la señora Gloriana López Fuscaldo exdirectora del PANI, refleja un modus operandi que ubica a Chaves entre los más pachucos y chabacanos servidores públicos, miembros de los Supremos Poderes, que ha tenido nuestro país.

Las amenazas y acciones, las intimidaciones y las bravuconadas son propias de un individuo cuya salud mental podría estar en riesgo.

Lamentablemente algunos de sus ministros han apostado por recurrir a las mismas prácticas intimidatorios ante subalternos y grupos sociales, pretendiendo imponer sus criterios, como si fuera la verdad absoluta y única.

Aún le quedan muchos meses al señor Chaves como inquilino temporal de la Casa Presidencial. Lejos de continuar intimidando a las personas, debería de preocuparse, por el bienestar del país y la mejora de la calidad de su administración; de actuar en consecuencia con la Constitución Política que juró respetar y, de cumplir los preceptos jurados sobre la Biblia, qué aunque recién comprada, le acompañó al Acto de Inauguración de su gestión presidencial.

Para ello, debería de estar solicitando a sus ministros, el cumplimiento de sus obligaciones, las de verdad, no de las ocurrencias en las que ha caído durante los meses que han transcurrido de esta administración. Para mencionar algunas de las tareas que debería de estar impulsando, señalo las siguientes:

Debería estar solicitando a la ministra de educación Anne Katherina Müller, un plan serio que permita clarificar ese rollo de ocurrencias que han dado en llamar “La ruta de la Educación”. Además, tendría que exigirle la exposición pública del plan por implementar, que sustituiría el Programa Nacional de Informática Educativa, ejecutado por la Fundación Omar Dengo. El sentido común dicta que no se elimina un convenio, sin tener un programa articulado que lo sustituya. Decisiones desacertadas de esta naturaleza sólo profundizan la crisis educativa que sufren los estudiantes costarricenses. De igual forma, debería de exigir a la unidad de infraestructura del MEP un programa de inversión, que atienda y resuelva las órdenes sanitarias que enfrentan cientos de centros educativos, a lo largo y ancho del país, a ver si comienza a hablar menos y a ejecutar con más eficiencia, recursos que se encuentran en las arcas de ese ministerio.

Debería de solicitarle al ministro de transportes Luis Amador, por lo menos un plan de inversión para el mantenimiento y conservación de las vías públicas, para ver si dejamos de caer en huecos. Aunque al parecer, esta administración se vestirá con ropajes ajenos, inaugurando obras que se iniciaron años atrás, pero sin capacidad alguna de generar, impulsar o concretar proyectos de inversión en el campo de la infraestructura pública.

A la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social, debería de exigirle un plan de corto, mediano y largo plazo, orientado a proteger y prolongar la sostenibilidad de esta institución; a concretar el tan cacareado plan para eliminar las listas de espera; a no incursionar irresponsablemente en los quirófanos, mientras se realiza un trasplante de órganos y, lo más importante, que deje de perseguir y acosar a quienes se oponen a sus criterios. Al fin y al cabo, nuestra democracia, como todas, se sustenta sobre todo en el convencimiento, por sobre la imposición.

Debería de solicitarle al Ministerio de Salud, un programa que garantice la lucha contra el dengue y la chikungunya,; una propuesta seria de política de prevención en salud pública, y el mejoramiento de la educación sexual de niños y jóvenes de todas las edades, para continuar reduciendo las tasas de embarazo infantil.

Al sector económico, debería de demandarle una propuesta seria de reactivación económica, que no siga sacrificando a los más pobres, que impulse el emprendimiento y genere la cantidad de fuentes de trabajo que requieren los costarricenses, sobre todos los jóvenes y las mujeres.

Urge, por parte del Ministerio de Seguridad, un plan articulado y serio, que enfrente con efectividad, los desafíos que tenemos los costarricenses y los turistas, en el tema de la seguridad ciudadana.

Pongámonos serios don Rodrigo, Costa Rica necesita personas que usen el sentido común y la inteligencia para resolver los problemas que tenemos.

Ya es hora qué deje de jugar de bravucón, que aquí, como en todo lado, a la fuerza, ni los zapatos.

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