Sobre: corrupción, desencanto y populismo

Hugo Bonilla Campos

Pobre país el nuestro. El germen de la codicia y el estiércol satánico, el dinero lo tienen salpicado. El becerro de oro, los falsos dioses de hoy le robaron el alma noble y buena que el Eterno les dio como principio de vida. Ahora son sus enemigos en la praxis de los buenos principios, de la justicia y la verdad. No les importan los pobres, sino los ricos arrogantes tradicionales y los de nuevo cuño. Se afanan con los que creen valer lo que pesan en ambición y corrupción. Nada de virtud, amor al prójimo ni espíritu de bondad. Los corroe la ambición y corrupción sistemática. Muchos testaferros de intereses exógenos e internos le ponen precio a la complicidad.

Lo más grave es que estos hijos mentirosos traicionan y denigran a la propia Patria y se llevan sangre, sudor y sacrificio de los más necesitados. Los que no tienen suficientes ingresos para medio vivir. No pueden ahorrar porque arañan la vida para «comer» una vez al día.

No tienen créditos bancarios, ni pensiones de lujo, ni dineros mal habidos. Otros son los que saquean los bancos, y el dinero de todos, del que se apropian con la complicidad de algunos. No les tiemblan las manos para amasar los dineros ajenos No tienen conciencia para no delinquir y asesinar el esfuerzo de los menesterosos. ¿Acaso se van a llevar sus valores y riquezas materiales al otro mundo? Pues no. Terminarán como alimento de gusanos igual que cualquier mortal. En el escenario nacional sólo les falta asaltar formalmente el banco de sangre para contribuir con el conde Drácula en esta Transilvania.

Hoy Costa Rica está cubierta de negros nubarrones. Sigue siendo pobre, aunque algunos se desgalillan afirmando que nos enrumbamos a ser un país de primer mundo. Amigos, tenemos que cambiar y reconstruir el hombre interno y proyectar con valores y principios a nuestro maltrecho pueblo. Pobre país el nuestro. Golpeado por la naturaleza y algunos hijos mal nacidos que juegan con las instituciones que nos pertenecen a todos. Tantos ambiciosos de mal espíritu, que buscan poder político, compadrazgos para enriquecerse sin escrúpulos. Parece que la historia del mundo y de América Latina nada les ha enseñado. Nadan en el fraude y el océano del delito. Se divierten en el festín político del descaro. Ignoran todos los valores cultivados por nuestro pueblo, y llenan el ambiente donde desfilan cadáveres ambulantes y olorosos a heces y podredumbre, que ensucian los corazones de tantos seres humanos, hombres y mujeres de bien.

El costarricense es un hombre bueno, generoso, noble e inteligente. Esta nación tiene muchas cosas valiosas producto de la sana reflexión y del trabajo tesonero, honrado y honesto de cada día para tener su pan.

Clase política y cómplices: no jueguen con la paciencia de este pueblo. No nos traten como si fuésemos tontos. Hay un límite para la paciencia y tolerancia. Entendemos lo que han escrito las gentes con sus actuaciones en la historia. No transformen en ira el comportamiento social. Déjense de torpezas y abusos. La mente guarda lo que pasa y analiza, lo que es verdad o mentira. La gente nuestra piensa.

El pueblo a casi tres meses está convocado a elecciones generales – La majestad de la ley nos convoca. El pueblo es amado por Dios. La conciencia de la gente es sagrada. Clamamos para todos iluminación del cielo. Hay que escoger un gobernante, un mandatario que cuide al pueblo como buen pastor a su rebaño y no permita que sus ovejas sean trasquiladas y sacrificadas por salteadores oportunistas amparados al poder y compadrazgos políticos.

Muchos se presentan a pedir votos y no tienen credenciales de amor, servicio ni moral para hacerlo. Los conocemos por sus frutos. Hay algunos que piensan bien y han heredado formación en sus hogares. Escrutémoslos Salvemos a nuestras familias e instituciones. Digamos a todos: basta de tanto engaño, abuso e injusticia sistemática- No se siga prostituyendo el régimen de derecho que nos rige. Cambiemos lo que sea pero con valentía y por el bienestar social. Cuidémonos de los «populistas» que pretenden aprovechar el descontento y frustración producto de tanto engaño y propuestas poco serias. Pensemos que los populistas coexisten con los demócratas en nuestros regímenes de derecho. Pretenden acceder al poder y perpetuarse en él.

Analicemos el orden presente de irrespeto y sistemas de gobierno en América Latina. Se reforma el andamiaje jurídico electoral para perpetuarse en el poder. Hay apatía de los demócratas y «defensores» de las libertades individuales y sociales. Algunos populistas consideran «violatorio a sus derechos humanos» el postularse las veces que sea en a presidencia con el «pretexto del servicio al pueblo». Si alguien les cuestiona el secuestro de la autoridad y la guía de la nación, consideran que se les está violando sus derechos humanos.

Luchemos y participemos en la elección. Analicemos bien. No es a cualquier emergente inexperto a quien se le da la autoridad, producto del «desencanto» y «el engaño». No es cualquier charlatán el que debe guiar un país.

Analicemos otros países y gobiernos recientes. No lloremos mañana como niños, lo que hoy no enfrentamos como hombres de bien. Que anhelemos lo mejor para el país y las futuras generaciones. Que ellas no maldigan nuestra memoria por lo que debimos haber hecho en el momento indicado de nuestras vidas, y por el bien de la Patria. A los que aplican las leyes les exigimos ser probos en sus funciones. Cero impunidad y tolerancia, sea quien sea, caiga quien caiga. El movimiento se demuestra caminando. A las Iglesias y pastores, den un acompañamiento real a este pueblo.

Gracias compatriotas por leer esta reflexión, y bienestar para nuestro pueblo amante de la paz y la libertad.

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