Servicio social obligatorio

Política entre bastidores

Manuel Carballo Quintana

Manuel Carballo

Fue una experiencia única trabajar como viceministro del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes de 1974 a 1976. Y un gran honor estar a la par de la Ministra de entonces, doña Carmen Naranjo Coto, y don Guido Sáenz, también Viceministro. Doña Carmen y don Guido fueron yunta inseparable en el manejo y dirección de la política cultural en Costa Rica, cuyos órganos convergían en la Dirección Nacional de Cultura. Fue una gestión muy brillante en la que estuvieron presentes y activos en la sede del Ministerio los mejores representantes de la cultura costarricense en esos momentos. Era frecuente encontrarse en los pasillo del Ministerio y el despacho de la Ministra a los artistas más renombrados, como Francisco Amighetti, Rafa Fernández Felo García, Quico Quirós, Alfonso Chase, Daniel Gallegos, Samuel Rovinski, Aidée de Lev, Héctor Zúñiga.

Al Viceministro de Juventud y Deportes le correspondió coordinar el funcionamiento del Movimiento Nacional de Juventudes, el Consejo Directivo de la Editorial Costa Rica, la Dirección de Folklore y el Consejo Nacional de Deportes. Las tres ramas del Ministerio con la acertada dirección jerárquica de la Ministra Naranjo.

Esta es una descripción del escenario. Ahora vamos a lo propio de esta columna.

Muchas giras de trabajo tuvimos a lo largo y ancho del país. Pero ninguna tan angustiosa como una a Puerto Limón. Viajamos doña Carmen, el chofer y yo en un “yip” de Ministerio sobre la ruta 32, que tenía varios puentes en construcción. Llegamos al río Chirripó -enorme y anchísimo río-, el puente no estaba concluido y debíamos atravesarlo en un vado. En la mitad del río, con más profundidad de la calculada, el agua cubrió parte del motor y éste se apagó. En la soledad de ese momento, no quedó más camino que bajarnos con el agua cubriéndonos casi hasta la cintura. Afortunadamente el río en esa parte corría suavemente, sin ningún peligro. El chofer corrió a pedir ayuda a los trabajadores del puente y el “yip” fue halado por un tractor. Imagínese el lector la estampa del momento: una ministra, un viceministro y el chofer saliendo del río como si estuviéramos cruzando el Tapón del Darién.

Por fin llegamos a Limón al acto público con los pantalones y zapatos empapados, ya escurridos, y nadie se enteró de lo que nos sucedió. Además, no había tiempo para explicar, pues el encuentro había empezado. Como doña Carmen Naranjo era tan seria, no pude percibir si su seriedad era naturalidad o enojo, seguro que era enojo. Varios días después, me encontré don el Presidente Oduber y me preguntó: “¿Qué fue lo que pasó con Carmen Naranjo en Limón?”. A don Daniel le había llegado el rumor, pero la señora Ministra no le contó.

Varias semanas después, junto con mi familia tuvimos un percance que vale la pena relatar haciendo este paréntesis. Viajando de noche de Esterillos a Parrita en el Pacífico Central, sobre la carretera costanera sur, carretera aún con puentes en construcción, al cruzar una pequeña quebrada se apagó el motor de mi vehículo particular con cinco personas a bordo. La corriente de agua empezó a crecer y el carro a flotar; todos al agua y algunos sin saber nadar. La quebrada se convirtió en un río, era una cabeza de agua. Logré poner a salvo a los tres niños que viajaban con nosotros. Sólo faltaba Miriam, mi esposa. Cuando iba flotando corriente abajo logré sujetarla y ponerla a salvo. Les puedo asegurar que fue un verdadero milagro haber salido con vida los cinco. Siempre le he dicho a Miriam que debía agradecerle a Leonisa porque logré sujetarla de su sostén marca de esa marca y éste aguantó la fuerza de la corriente.

Dos días después del percance logramos recuperar el Land Rover en la playa, a cuatrocientos metros del lugar del accidente. A esa pequeña quebrada, que ya cuenta con puente, los pobladores la conocen como La Quebrada de Carballo.

Lo anterior fue un paréntesis personal. Ahora volvamos al Ministerio.

Siempre hubo un asesor permanente del gobierno de Israel para las políticas de juventud. En buena parte el Movimiento Nacional de Juventudes (MNJ) fue inspirado y apoyado por el gobierno de Israel. Un convenio entre ambos gobiernos contemplaba la permanencia en el país del asesor israelí. Y el Ministerio de Cultura estaba obligado a facilitarle una oficina independiente en la sede del Ministerio, una casa de habitación o apartamento al asesor y… suministrarle semanalmente un bidón de agua electropura (“katadyn”). Esto representaba una molestia para nosotros: solicitud escrita cada semana al oficial presupuestal, recursos de caja chica que no siempre estaban disponibles y todos los entrabamientos burocráticos. En una fecha en que no teníamos los recursos a disposición inmediata, decidimos llenar el bidón con agua de la cañería y asunto resuelto, convencidos como estábamos de la pureza de nuestro tan preciado líquido. Así lo hicimos todas las semanas subsiguientes, guardando el secreto de Estado. El asesor israelí nunca se enteró ni presentó alguna molestia estomacal.

Cultivamos en el Ministerio una gran afinidad con la Dirección de Folklore en la persona de Abdenago Torres, conocido en el mundo artístico como Nago de Nicoya, gran folklorista, músico, cantautor, poeta vernáculo, auténtico guanacasteco. Con Nago hicimos juntos muchas giras.

En una oportunidad recibimos la visita de dos rusos, representantes de un Ministerio de Educación y Cultura de la Unión Soviética; hablaban buen español. Nos reunimos en mi despacho, con la participación de Nago de Nicoya. Nago trajo consigo un frasco de nances conservados en guaro, algo muy de Guanacaste. Todos degustamos los nances, pero particularmente los amigos rusos, que estaban encantados con su sabor. Al cabo de hora y media de reunión agotamos los nances. Y de regreso al parqueo del Ministerio, los rusos caminaban trastabillando. O sea, les llegaron duro los nances. Nago lo que quiso fue mostrar una costumbre propia del folklore costarricense, sin medir las consecuencias.

Una de nuestras ideas fijas en el Ministerio de Cultura fue trabajar sobre la necesidad de crear para Costa Rica el Servicio Social Obligatorio de la Juventud, como pre-requisito a ingresar a las universidades. Si otros países tenían servicio militar obligatorio, ¿por qué no podríamos tener nosotros en nuestro país un servicio social obligatorio? En vez del manejo de armas, impartir clases en cualquier materia, cuidado de ancianos, enseñar a interpretar instrumentos musicales, protección del ambiente y tantas tareas como permite la imaginación.

La idea del servicio social, que veníamos trabajando desde un par de años antes en la Juventud Liberacionista, fracasó. Hoy día estamos convencidos que nada en Costa Rica tendrá éxito si es obligatorio. La juventud costarricense es más inclinada al voluntariado. Así, por ejemplo, si a un joven lo obligan ir a cuidar tortugas una semana a la playa, definitivamente se niega; pero si le ofrecen tres meses como voluntario con la misma tarea, con entusiasmo acepta. Además, la propuesta nunca contó con el apoyo de la Ministra doña Carmen Naranjo.

Por razones que no es del caso mencionar aquí, doña Carmen se vio obligada a renunciar al Ministerio a medio período. El Presidente Oduber hizo el nombramiento de nuevo Ministro en la persona de don Guido Sáenz González. En reestructuración del MCJD, don Guido hizo nombramiento de tres viceministros: en Cultura Kitico Moreno, en Deportes Carlos Luis Araya Vargas y en Juventud Fernando Soley Soler.

Estos apuntes no tienen ninguna pretensión literaria; son la narración coloquial de vivencias personales y simples hechos reales relacionados con la política, poco conocidos, que vale la pena recordar.

Revise también

Luis Paulino Vargas

¿Serán que le regalaron el título en Ohio?

Luis Paulino Vargas Solís En su informe de labores ante la Asamblea Legislativa, y al …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.