Qué vaina: ¡no tengo dos apellidos!

Crónicas interculturales

Por Remy Leroux Monet

Remy Leroux

Cuando se menciona el Presidente John F. Kennedy, muchos de mis estudiantes aclaran rápidamente que la “F” viene por Fitzgerald, el apellido de la mamá de John Kennedy. O sea que el apellido de la mamá en USA no sirve para mucho… Esa “F” corresponde al nombre del medio (middle name) para diferenciarlo del primer nombre (first name) que es el nombre de pila (en este caso John) y del último nombre (last name) que es el apellido del papá (Kennedy), él que lleva el ciudadano estadounidense.

En el mundo de la América hispana, el segundo apellido de las personas es él de la mamá y es él que se puede obviar en algunas circunstancias.

Yo no tenía estas reglas y costumbres tan claras cuando llegué a vivir en Costa Rica.

Los franceses no tenemos dos apellidos. Usamos un solo apellido: él del papá. En mi caso: Leroux.

Por otra parte, a la vieja usanza hasta principios del siglo XX, mis padres me bautizaron con tres nombres: Remy Richard Philippe. Cosa que no es muy común en Francia, donde más bien es frecuente un solo nombre. Sólo uso el primero de mis nombres, Remy, pero en mis documentos oficiales de residencia aparecen los tres.

Aparezco así como: Remy Richard Philippe LEROUX.

Empero, en varios contextos, siempre piden un segundo apellido, en particular para llenar formularios, solicitar una tarjeta bancaria, inscribirse a la Caja Costarricense de Seguro Social CCSS, etc. Son las computadoras las que piden un segundo apellido, si no, no se puede realizar el trámite en línea.

La primera vez fue en la Caja. Sin ninguna explicación, como el empleado no encontraba un segundo apellido en mi documento oficial de identificación, automáticamente —aparentemente sin pensarlo mucho— me inventó un segundo apellido para que la máquina pudiera seguir en el trámite: agregó Leroux. De repente pasé a llamarme Remy Richard Leroux Leroux. Es que tampoco hay espacio en las máquinas para tres nombres. Me quitó uno, pues, ciao el tercero.

Hasta que me explicaron que es frecuente cuando una persona tiene el mismo apellido de primero y de segundo es que el padre biológico no reconoció la criatura que entonces recibe el apellido de la madre como primer apellido. Lo que podría implicar el apedillarme Leroux Leroux. No me gustó en nada la idea que la gente en Costa Rica pudiera pensar que mi progenitora hubiera sido madre soltera… Hasta que fui a exponer esta situación anómala a la Contraloría de Servicios. Para descargar mi perplejidad.

Las cédulas de residencia viejas disponían de doce páginas en las cuales estaban anotados los apellidos de los padres del titular. Ahí se podía leer el apellido de mi mamá: Monet.

Yo me decía: Monet no tiene existencia legal pero por lo menos es real. Corresponde a la realidad.

Es así que empecé poquito a poco a agregar el apellido de mi mamá (Monet) al de mi papá (Leroux), como por ejemplo en mis tarjetas de presentación profesional, de manera que nadie ni ninguna computadora estuviera inventándome a la fuerza un segundo apellido.

Pasé así a llamarme como en la actualidad Remy Richard Leroux Monet, olvidando siempre mi tercer y estrambótico nombre y a veces hasta el segundo.

Además, no falta un costarricense culto que me pregunte sin pensarlo mucho si yo soy de la familia del famoso pintor impresionista. Y tengo que confesar que Remy Leroux Monet a mí me suena bien bonito al oído. Es como un homenaje a mi mamá. Cuando necesito utilizar un seudónimo, pienso en esta solución.

Algunos cheques bancarios me fueron rechazados cuando eran a nombre de Remy Leroux Monet. Es el mismo problema: el Monet no existe…

Hasta que un buen día me emitieron un boleto de avión a nombre de Remy Monet. En un caso sin demasiadas dificultades volvieron a emitir mi boleto con la simple presentación de mi cédula de residente y de mi pasaporte. En el otro caso, perdí el avión y el inicio de un importante congreso profesional de turismo donde yo era uno de los expositores.

¿Qué había pasado?

El empleado de la compañía aérea acostumbrado a tratar con gringos había cancelado mi nombre del medio o middle name (Leroux), como es costumbre en los Estados Unidos, puesto que las computadoras aéreas no admiten más que un apellido por persona. Una vez más, yo había pasado por gringo a los ojos de un tico… El no tenía la mínima idea que yo podría ser ciudadano de un país latino, en cual caso es el segundo apellido (el último nombre) que se hubiera podido obviar.

Si le hubiera mencionado que en Brasil los hijos llevan el apellido de la mamá, creo que se habría desmayado de la sorpresa.

Me recuerdo que tuve que vivir otra aventura patronímica con base a mi cédula de residencia DIMEX que reza Remy Richard Philippe Leroux. Fue en un banco. Recibo una tarjeta con una gran sorpresa: pasé a llamarme PHILIPPE LEROUX Remy Richard. Sin ninguna base cultural de nada, sin ninguna práctica de las cédulas extranjeras, el empleado leyó: dos nombres y dos apellidos… Fue lo más extraordinario de todos los casos. Pedí el favor de conservar esta tarjeta para mi museo personal.

Hace pocos años, algún creativo genial de la CCSS, para los pobres que no gozamos de dos apellidos, inventó NIO por significar No Indica Otro (otro apellido). Para la Caja, pasé así a llamarme Remy Richard LEROUX NIO. Es bien feo pero es justo y necesario…

Siempre empecé mis cursos y seminarios contando esta historia para demostrar lo delicado del diálogo de los nombres y apellidos debido a que no existe regla internacional. Varios me confesaron que les sirvió mucho, en particular en la Carrera de Turismo como en la Carrera de Relaciones Internacionales.

Ni les cuento la tragedia que viví para la elaboración de mis estados de cuotas para mi pensión costarricense con tantas identidades…

Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.

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