¡Que se vayan todos!

Carlos Revilla Maroto

PLN

Quienes me conocen, saben que a veces escribo sobre el Partido Liberación Nacional. Esto no es casualidad, soy militante desde que tengo memoria, en aquellas épocas en que se podía militar en un partido, sin incluso tener la mayoría de edad. He participado y votado ya en 12 elecciones y si contamos la de 1974 en que fui guía en la Buenaventura Corrales, serían 13 en total con pleno uso de razón política. Siempre muy metido en las estructuras del partido.

La anterior introducción, para demostrar que no soy ningún advenedizo en el PLN, y que por eso me siento calificado para hablar del partido, y de lo que creo le sucede, pero más importante aún, de lo que le espera, si es que le espera algo. Bueno, de eso y otras cosas escribiré un poco.

Primero, decir que el PLN está jodido, de esto ya he escrito, y por lo tanto no tengo duda que el partido está en crisis, es más no cualquier crisis, en una profunda.

Solo para hablar del pasado cercano, tres derrotas o cinco (si se toman en cuenta las segunda rondas del 2014 y 2022) consecutivas, y la del 2018 la peor de su historia, y la primera vez que el PLN ni siquiera pasa a la segunda ronda. Esto a todas luces nos habla de la situación en que está sumido liberación.

Siempre que hay una crisis, se dice que para superarla, lo primero es admitir que se tiene una. Que si esto no es así de nada vale la ayuda. Por ejemplo, la rehabilitación de un alcohólico o drogadicto empieza con la aceptación de que están mal y que quieren rehabilitarse. Mientras no pase eso, de nada sirve llevarlos a rehabilitación

Bueno, igual sucede con las instituciones políticas en crisis. El inicio de su recuperación es el aceptar que las cosas no andan bien.

Pero antes de entrar a analizar la crisis, empecemos viendo algunos números:

En las elecciones del 2014, que se perdieron en la primera ronda se dio una votación a favor del PLN de 610.634 votos que representaron el 29,71% de los votos válidos, para un segundo lugar, apenas por debajo del PAC que resultó el ganador de esa primera ronda. Como recordarán, el candidato se retiró para la segunda ronda, por lo que los resultados de esta son meramente anecdóticos, así que no los consigno.

Para las elecciones del 2018 el PLN ocupó el tercer lugar con una votación de 377.688 votos para el 18,62% de los votos válidos. Este tercer lugar lo dejó fuera de la segunda ronda, que como sabemos fue entre Carlos Alvarado (PAC) y Fabricio Alvarado (PRN), resultando ganador, como todos sabemos, Carlos Alvarado.

En el 2022 el PLN ocupó el primer lugar en la primera ronda con una votación 571.518 votos para el 27,28 % de los votos válidos, y en segunda ronda obtuvo 924.699 votos 47,18 % de los votos válidos.

Entre las elecciones del 2014 y el 2018, el PLN sufrió una disminución de 232.946 votos que visto en porcentaje, es una disminución del 38,14%. Aunque en el 2022 se recuperó un poco en votos válidos con José María Figueres como candidato, pero incluso porcentualmente todavía por debajo del 29,71% del 2014. Y el ´porcentaje del 2022, incluso con muchos atenuantes, como para considerarlo voto duro por el PLN, que más bien se calcula cercano al 17% nada más; lo que indica que el resto puede votar por cualquier otro candidato o partido, es decir no es leal a la marca PLN.

En el periódico La Nación Antonio Álvarez Desanti excandidato del PLN, da unas declaraciones, que conmocionaron el mundo político del país en general y del PLN en particular. No voy a entrar a analizar esas declaraciones, ya habrá tiempo para eso.

Peri sí quiero referirme al personaje, a la luz de los datos que acabo de dar sobre los resultados de las últimas tres elecciones elecciones.

Lo increíble es que esas declaraciones hayan causado tanto revuelo. Parece que tenemos flaca memoria, pero no está de más recordar algunas cosas más en detalle de las elecciones del 2018, donde Antonio Álvarez Desanti fue el candidato. En esa oportunidad sucedió lo impensable, cuando el PLN recibió menos votos en la primera ronda de las elecciones generales para presidente, que en su propia convención interna para elegir el candidato presidencial, relegando a liberación a un tercer lugar, algo inédito —negativamente— para el PLN. En esa convención los cuatro precandidatos obtuvieron 431.438 votos en total. Comparándolo con los 377.688 que recibió el candidato Antonio Álvarez en esas elecciones, hay un 12,45% menos de votos. Ya vistos los números, hay que decir que el PLN se llevó una paliza, pero no cualquiera, una de verdad. Y en mucho la razón de esa paliza fue el candidato.

Entonces este tema de las declaraciones de Antonio Álvarez debería ser solo flor de un día, no da para más y menos que se le está dando “pelota” a alguien que en mi criterio, no tiene ya ninguna trascendencia política, por haber fracasado y que tampoco tiene arraigo popular.

Entonces vuelvo al PLN, porque al fin y al cabo todo lo narrado hasta el momento, lo que demuestra es que algo podrido huele en Dinamarca, para decirlo en bonito, o que el tufo ya es muy notorio para decirlo más en tico. De cualquier forma que se diga, significa lo mismo: el PLN ya ni siquiera está en cuidados intensivos, está agonizando. Pareciera que lo único que queda por hacer es darle los santos óleos.

Dada la gravedad de la situación en que se encuentra el PLN, uno esperaría una reacción fuerte de las autoridades partidarias y sus militantes. ¿Y que ha pasado? Casi nada. Claro que se habla de la situación por la que pasa el partido, y duele mucho, los lamentos son casi generalizados. Pero muy pocos hablan de que hay una crisis. Simplemente la mayoría dice que el partido se puede recuperar. Las autoridades están como si nada hubiera pasado, algunos decían que el partido se iba a salir adelante con las municipales recién pasadas, y ya sabemos lo que sucedió. Como diría Condorito ¡que alguien me explique!

Incluso se programa una reunión del Directorio Político Nacional, y la agenda es el análisis de las elecciones. Carajo, aviados estamos de análisis, lo que ocupamos es una reacción de la dirigencia a la debacle, ahora no solo de las últimas elecciones nacionales, también las municipales.

Se aprueba la convocatoria a un Congreso Nacional. Pero creo que ésta no es la solución. Si vamos a un congreso el proceso es largo, mínimo de un año hasta la plenaria final, ¿Y mientras tanto? Y no solo eso, ya cera de la convención y los procesos internos de renovación de estructura, lo que hará el partido —me conozco el cuento— es mandar a las calendas griegas los acuerdos tomados.

El problema es que no podemos hacer nada mientras no reconozcamos que el partido está en crisis. Y hay otro paso muy importante también, cual es hacer el mea culpa o como se dice ahora que está de moda todo lo religioso, hacer un acto de contricción, pero eso si verdadero. Pedirle a los costarricenses perdón por todas nuestras faltas, solo así será posible empezar a recuperar la confianza de la gente en el partido.

Para concluir, voy utilizar la parte final del famoso discurso de don Pepe, por el cual lo exilió Calderón Guardia del país en 1942. Solo cambien «autoridades del Gobierno» por «autoridades del PLN», y verán que resume muy bien lo que quiero decir. Incluyo a Antonio Álvarez, que sin ser ya nada en el partido, solo un militante y excandidato, sin ningún cargo, sigue comportándose como si todavía lo tuviera, y se arroga la representación del partido y de los liberacionistas, lo cual no debe ser.

Esta es la parte final del discurso de don Pepe del que les hablaba:

«Pero señores, el momento no es de risas ni yo soy hombre de lágrimas. Yo no vengo aquí a llorar calamidades ni a mortificar por placer sadista a las autoridades del Gobierno, ni a censurar actuaciones ineptas que no tengan, a mis ojos, remedio…»

En ese momento la policía interrumpió el discurso. Figueres alcanzó a decir:

«…Me mandan a callar con la policía. No podré decir lo que creo que debe hacerse, pero resumo en pocas palabras: ¡Lo que el Gobierno debe hacer es irse!»

El peor resultado electoral de su historia, las banderas abandonadas y arriadas por otros, tesis abiertamente conservadoras y neoliberales, apenas maquilladas con algunas medidas de corte asistencial, sin identidad, y un gran etc.

Más claro no puede ser. Entonces, ahora si, al igual que como don Pepe, hay algo que se puede hacer, y que resumo en ¡que se vayan todos!, es la única forma de iniciar una creíble reforma profunda del partido para salir de la crisis en que estamos, y donde si no se toman medidas drásticas, seremos enviados dentro de muy poco al basurero de la historia.

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