Cambio Político Opinión, análisis y noticias
Ricardo Castro Calvo (*)
A Luis Alberto Monge se le reconoce por sus virtudes. Una persona que nació del pueblo y jamás lo abandonó. La niñez, al lado de una madre amorosa. Le heredó un corazón inmenso. Su pensamiento y acción política no puede separarse de ese legado. La juventud estudiosa y aventurera consolidada con sus compañeros del Instituto de Alajuela le llevó a distinguirse, con 24 años, como único representante de los trabajadores en la Asamblea Nacional Constituyente de 1949. A los 19 años fue presidente de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum. La madurez la alcanzó rápidamente con abundancia de lecturas y, por la experiencia de una vida internacional. A los 34 años, fue secretario regional de la Organización Internacional del Trabajo.
Fue tres veces diputado. En 1949, 1958 a 1962 y 1970 a 1974. En este último período ocupó la presidencia de la Asamblea Legislativa. Durante la Constituyente fue el diputado del partido Social Demócrata que defendió y perfeccionó el Capítulo V de la Constitución Política de Derechos y Garantías Sociales. Durante sus otros dos períodos le llevó a consagrar importante legislación: Ley del Aguinaldo para los trabajadores; Ley de la propina en beneficio de los trabajadores gastronómicos; Ley de Fomento al Desarrollo Avícola; Ley de Fomento a la Industrial Rural; Ley para la Exoneración de Instrumentos Musicales y aportó sus ideas en la Ley de Asignaciones Familiares.
Candidato derrotado electoralmente en 1978, pero político maduro que acepta el veredicto del pueblo. Constancia, pasión e inteligencia marcan su segunda candidatura y triunfo electoral en 1982.
Como presidente electo su primera declaración es llamar a la unidad del país. Agradece a la democracia, a quienes le votaron y a quienes no lo hicieron. Expresa que, es la manifestación del mejor sistema de vida política que existe. Recibe un país en crisis. La situación económica descontrolada y el desempleo, en el más alto nivel de paro, conocido hasta esa época. Reformó la ley de la Moneda, para obligar la estabilidad del tipo de cambio del colón en relación con el US dólar. Redujo la inflación y eliminó impuestos a la producción y a las exportaciones. Generó modelos de incentivo para la exportación de productos no tradicional y de fomento al turismo. Recuperó la industria interna y potenció la externa. Fortaleció el cooperativismo e impulsó el solidarismo.
Luis Alberto fue un presidente de la Republica que mantuvo su oído pegado al corazón del pueblo. Estabilizó el país y lo posesionó internacionalmente. Vivió la escalada bélica en Centro América entre las dos potenciales mundiales de la guerra fría. Estados Unidos de América (USA) y la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS). En respuesta declaró la Neutralidad activa, perpetua y no armada ante los conflictos bélicos. No fue neutralidad ideológica sino militar. Esta proclama se adhiere a los principios de la no intervención, la libre determinación de los pueblos y el pluralismo ideológico.
En el libro de la historia costarricense se incorpora una nueva página. Monge se distingue en esta obra, por hechos que lo diferencian de otros compatriotas, que han sido presidentes de la República. No exento de errores como todo ser humano, pero sus virtudes sobrepasan las falencias. Este no es el fin. Se abre una etapa, para estudiar con detalle la obra de Luis Alberto Monge Álvarez. Será escuela de filosofía humanística y política democrática que debemos desarrollar. El profesor nos estará viendo desde la Eternidad. Su pensamiento y palabra serán nuestro recuerdo y motivación.
Escribo estas líneas con inmenso orgullo en memoria de mi maestro.
(*) El autor fue asistente político en el despacho de Luis Alberto Monge Álvarez, Presidente de la República 1982-1986.
